Revised Common Lectionary (Complementary)
Cántico de los peregrinos.
123 ¡Oh Dios cuyo trono está en el cielo: a ti levanto la mirada!
2 Como el siervo mantiene la mirada en su amo, como la esclava observa la mínima señal de su ama, así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios, esperando su misericordia.
3 Ten misericordia de nosotros; Señor, ten misericordia. Porque estamos hartos del desprecio. 4 Estamos hartos de las burlas de los orgullosos y de los altivos.
Segundo discurso de Zofar
20 Respuesta de Zofar de Namat:
2 «Me apresuro a responder, pues tengo la contestación para ti: 3 Has tratado de hacerme avergonzar de mí mismo por llamarte pecador, pero mi espíritu no me permite detenerme.
4 »Bien sabes tú que desde antaño, desde que Dios puso al hombre en la tierra, 5 el triunfo del malvado ha sido breve, y efímero el gozo del impío. 6 Aunque el impío sea altivo como los cielos y ande con la nariz levantada, 7 perecerá para siempre, arrojado como su propio excremento. Quienes lo conocieron se preguntarán adónde habrá ido a parar. 8 Se esfumará como un sueño. 9 Ni sus amigos ni su familia lo volverán a ver jamás. 10 Sus hijos tendrán que resarcir a los pobres; con duro trabajo pagarán ellos lo que él robó. 11 En plena juventud, sus huesos irán al polvo.
16 No crean ustedes que les hemos estado relatando cuentos de hadas, cuando les hemos hablado del poder de nuestro Señor Jesucristo y de su segundo advenimiento. No. Con nuestros propios ojos vimos su majestad. 17-18 Estábamos con él en el monte santo cuando resplandeció con la gloria y honor de Dios el Padre. Una voz desde la imponente gloria le dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».
19 Así comprobamos el cumplimiento de las profecías, y ustedes hacen bien en examinarlas cuidadosamente. Ellas son como antorchas que disipan la oscuridad, hasta que el día esclarezca y la estrella de la mañana brille en sus corazones. 20 Ustedes deben entender esto: Ninguna profecía de las Escrituras puede ser interpretada como uno quiera, 21 porque los profetas no hablaron por su propia iniciativa. Ellos hablaron de parte de Dios, y fueron inspirados por el Espíritu Santo.
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