Revised Common Lectionary (Complementary)
Oración de David.
17 Oh, Señor oye mi ruego para que se haga justicia; escucha mi clamor para obtener ayuda; presta oído a mi oración porque sale de un corazón sincero. ¡Presta oído a mi angustioso clamor! 2 Declara mi inocencia, Señor, pues tú conoces a los justos. 3 Has probado mis pensamientos; aun de noche has examinado mi corazón. Has buscado dentro de mí sin hallar nada incorrecto y sabes que he dicho la verdad. 4 He cumplido tus mandatos y no he imitado a los hombres crueles y perversos. 5 Mis pasos no se han desviado de tus sendas; no he dudado en seguirte.
6 Oro así porque sé que me responderás, oh Dios. ¡Sí!, inclinas a mí tu oído y escuchas mi oración. 7 Muéstrame en forma admirable tu gran amor, oh Salvador de cuantos buscan tu auxilio contra sus enemigos. 8 Protégeme como lo harías con la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas.
9 Protégeme de los malvados que me atacan, de los asesinos enemigos que me rodean.
13 Pero Moisés dijo:
―Si yo voy al pueblo de Israel y les digo que me envió el Dios de sus padres, ellos me preguntarán: “¿De qué Dios nos estás hablando?”. ¿Qué les diré?
14 Entonces Dios le respondió a Moisés:
―Diles que te envía el Dios eterno, pues YO SOY EL QUE SOY. ¡Mi nombre es YO SOY! Simplemente diles: “YO SOY es el que me ha enviado”.
15 Además, Dios agregó:
―Diles a los israelitas: “El Señor, el Dios de sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob me ha enviado a ustedes. Este es mi nombre eterno y por este nombre seré conocido a través de las generaciones”.
16 »Convoca a todos los ancianos de Israel y diles que el Señor se te apareció en esta zarza ardiente y que te dijo: “He visitado a mi pueblo y he visto lo que les ocurre en Egipto. 17 Prometo rescatarlos de la esclavitud y humillación que están soportando, y llevarlos a la tierra que ahora ocupan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos, tierra que fluye leche y miel”. 18 Los ancianos del pueblo aceptarán tu mensaje, e irán contigo ante el faraón a decirle: “El Señor, el Dios de los hebreos, ha venido a visitarnos y nos ha dado órdenes de ir tres días de camino por el desierto, para ofrecerle sacrificio. Así que te pedimos que nos dejes ir”. 19 Pero yo sé que el faraón no les dará permiso, a menos que se haga sobre él mucha presión. 20 Yo me encargaré de presionarlo hasta que los deje salir.
La autoridad de Jesús puesta en duda
20 Un día, Jesús estaba enseñando a la gente en el templo. Mientras les enseñaba las buenas noticias, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos para hacerle esta pregunta: 2 —¿Dinos quién te ha dado autoridad para hacer esto?
3 Él les respondió: —Yo también les voy a hacer una pregunta. Contéstenme: 4 Juan, ¿bautizaba con autoridad del cielo o de la tierra?
5 Ellos comenzaron a discutir entre sí: «Si decimos que “del cielo”, él nos preguntará por qué no le creímos. 6 Y si decimos que “de la tierra”, todo el pueblo nos apedreará, porque están seguros de que Juan era un profeta».
7 Entonces le respondieron:
―No sabemos.
8 Él les dijo:
―Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto.
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