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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Salmos 17:1-9

Oración de David.

17 Oh, Señor oye mi ruego para que se haga justicia; escucha mi clamor para obtener ayuda; presta oído a mi oración porque sale de un corazón sincero. ¡Presta oído a mi angustioso clamor! Declara mi inocencia, Señor, pues tú conoces a los justos. Has probado mis pensamientos; aun de noche has examinado mi corazón. Has buscado dentro de mí sin hallar nada incorrecto y sabes que he dicho la verdad. He cumplido tus mandatos y no he imitado a los hombres crueles y perversos. Mis pasos no se han desviado de tus sendas; no he dudado en seguirte.

Oro así porque sé que me responderás, oh Dios. ¡Sí!, inclinas a mí tu oído y escuchas mi oración. Muéstrame en forma admirable tu gran amor, oh Salvador de cuantos buscan tu auxilio contra sus enemigos. Protégeme como lo harías con la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas.

Protégeme de los malvados que me atacan, de los asesinos enemigos que me rodean.

Deuteronomio 25:5-10

»Si el hermano de un hombre muere sin tener hijos, la viuda no podrá casarse fuera de la familia. El hermano del marido deberá casarse con ella y darle descendencia. El primer hijo que ella le dé será considerado hijo del hermano muerto, a fin de que su nombre no sea olvidado. Pero si el hermano del muerto no quiere cumplir su deber en este asunto y se niega a casarse con la viuda, ella irá a la ciudad donde deliberan los ancianos de la ciudad y les dirá: “Mi cuñado no quiere hacer que continúe el nombre de su hermano. No quiere casarse conmigo”. Los ancianos de la ciudad lo llamarán y tratarán de convencerlo, y si aún se niega, la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le sacará la sandalia del pie y le escupirá en el rostro. Entonces ella dirá: “Esto es lo que le ocurre a un hombre que se niega a dejar descendencia a su hermano”. 10 De allí en adelante, el nombre de la casa de ese hombre será “casa del descalzo”.

Hechos 22:22-23:11

Pablo el ciudadano romano

22 La gente estuvo escuchando a Pablo hasta que dijo esto. Entonces gritaron: «¡Bórralo de la tierra! ¡Ese hombre no merece vivir!».

23 La gente seguía gritando, tirando sus ropas y arrojaba polvo al aire.

24 Entonces el comandante ordenó que metieran a Pablo en el cuartel y que le dieran latigazos. Quería saber por qué gritaban así contra él.

25 Pero cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al capitán de los soldados que estaba allí: —¿La ley les permite a ustedes azotar a un ciudadano romano antes de que lo juzguen?

26 El capitán fue y le avisó al comandante.

―¿Qué va a hacer usted? Este hombre es ciudadano romano.

27 El comandante fue adonde estaba Pablo y le preguntó:

―Dime, ¿es verdad que eres ciudadano romano?

Pablo contestó: —Sí, lo soy.

28 El comandante le dijo: —Yo pagué muchísimo dinero para hacerme ciudadano romano.

Pablo respondió: —Pues yo lo soy desde que nací.

29 Los soldados que iban a azotarlo, al oír que Pablo era ciudadano romano, se apartaron de él. El comandante mismo tuvo miedo de haberlo encadenado.

Pablo ante el Consejo

30 Al día siguiente, el comandante ordenó que desataran a Pablo y se reuniera con los jefes de los sacerdotes y con el Consejo en pleno. Él quería saber exactamente de qué acusaban a Pablo los judíos, así que lo llevó para que compareciera ante ellos.

23 Pablo miró fijamente a los del Consejo y les dijo:

―Hermanos, hasta hoy yo tengo la conciencia tranquila por la forma en la que he actuado delante de Dios.

Entonces el jefe de los sacerdotes, Ananías, ordenó a los que estaban cerca de Pablo, que lo golpearan en la boca.

Pablo respondió:

―¡Hipócrita, a usted también lo va a golpear Dios! Está sentado allí para juzgarme de acuerdo con la ley, y usted mismo la quebranta al mandar que me golpeen.

Los que estaban junto a Pablo le dijeron:

―¿Cómo te atreves a insultar al jefe de los sacerdotes de Dios?

Pablo les respondió:

―Hermanos, no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. Porque las Escrituras dicen: “No hables mal del que gobierna a tu pueblo”.

Como Pablo sabía que algunos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, dijo en voz alta:

―Hermanos, yo soy fariseo al igual que mis antepasados. Me están juzgando porque espero la resurrección de los muertos.

Apenas dijo esto, empezaron a discutir los fariseos y los saduceos, y la reunión se dividió. Es que los saduceos afirman que no hay resurrección, ni ángeles ni espíritus. Los fariseos, en cambio, sí creen en todo esto. Entonces se formó un gran alboroto. Algunos maestros de la ley que eran fariseos se pusieron de pie y dijeron: «No encontramos nada que haga culpable a este hombre. Tal vez le habló un espíritu o un ángel».

10 La discusión se hizo cada vez más violenta. Entonces el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo que ordenó a los soldados que lo sacaran por la fuerza y lo llevaran al cuartel.

11 A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo:

―Ánimo. De la misma manera que has hablado de mí en Jerusalén, hablarás en Roma.

Nueva Biblia Viva (NBV)

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