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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Sofonías 1:7

»¡Debe guardarse un silencio respetuoso en la presencia de Dios el Señor! Ha llegado el día terrible de su juicio. Ha preparado una gran matanza contra su pueblo, y ha escogido a sus convidados.

Sofonías 1:12-18

12 En aquel día buscaré cuidadosamente por toda Jerusalén a todos los tramposos, castigaré a los que reposan tranquilos después del robo; también a los que se atreven a pensar que el Señor no interviene ni para bien ni para mal. 13 Estos mismos verán cómo sus riquezas cambian de dueño, verán cómo sus casas son destruidas. No tendrán jamás la oportunidad de vivir en las casas nuevas que edificaron. No podrán beber el fruto de los viñedos que plantaron.

El gran día del Señor

14 »Ese día terrible del Señor está cerca. ¡Se acerca rápidamente! Ese día será tan horrible que hasta los más valientes llorarán amargamente y habrá alboroto por todos lados. 15 En ese día se descargará toda la cólera de Dios; será un día de angustia y dolor, día marcado por la ruina y la desolación, de terrible oscuridad, de nubarrones y neblina de pesar.

16 »La trompeta sonará ordenando el ataque, se oirá el griterío de la guerra; caerán hasta las ciudades mejor fortificadas y las torres fuertes de la defensa. 17 Por haber obrado tan mal contra el Señor, él hará que ese día todos sean angustiados y anden como ciegos sin darse cuenta ni por donde caminan. Su sangre correrá por las calles, y sus cuerpos se pudrirán sobre la tierra. 18 Ese día en que el Señor desate su castigo, de nada les servirá la plata y el oro que tienen. Toda la tierra será devorada por el fuego de su ira. ¡En poco tiempo morirán todos los habitantes de la tierra!».

Salmos 90:1-8

Oración de Moisés, hombre de Dios.

90 ¡Señor, tú has sido nuestro refugio en todas las generaciones! Antes que los montes fueran creados, antes que la tierra fuera formada, tú eras Dios sin principio ni fin.

Tú haces que el ser humano vuelva al polvo, cuando dices: «Vuelve al polvo». ¡Mil años son como el día de ayer para ti! ¡Son como unas cuantas horas! Acabas con la gente como si fueran sueños que desaparecen; como hierba que nace en la mañana, que al amanecer brota verde y fresca, y por la noche ya está marchita y seca. Morimos bajo tu ira; tu enojo es como una carga muy pesada para nosotros. Frente a ti extiendes nuestros pecados, nuestros pecados secretos, y los ves todos.

Salmos 90:9-11

Vivimos nuestras vidas bajo tu ira. Llegamos al fin de nuestras vidas como en un suspiro.

10 Algunos llegamos a vivir hasta setenta años, quizás algunos alcancemos hasta los ochenta. Pero aun los mejores años de entre todos ellos, están llenos de dolor y problemas; pronto pasan y nosotros pasamos con ellos. 11 ¿Quién puede darse cuenta de los terrores de tu ira? ¿Quién de nosotros puede temer tu gran ira como debe?

Salmos 90:12

12 Enséñanos a contar bien nuestros días para que nuestro corazón se llene de sabiduría.

1 Tesalonicenses 5:1-11

Hermanos, ustedes no necesitan que yo les escriba cuándo ocurrirá esto. Ustedes saben muy bien que el día en que el Señor regrese llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: «Hay paz y seguridad», entonces, de repente vendrá sobre ellos la destrucción. Llegará como le llegan a la mujer embarazada los dolores de parto. No habrá forma de que escapen. Pero ustedes, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad. Por eso, no debemos dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Nosotros, por el contrario, somos del día. Por eso estamos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación. Porque Dios no nos llamó para sufrir el castigo sino para recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 10 Él murió por nosotros para que, ya sea en la vida o en la muerte, vivamos junto con él. 11 Así que anímense y ayúdense unos a otros a crecer, como ya lo están haciendo.

Mateo 25:14-30

Parábola de las monedas de oro

14 »Hubo una vez un hombre que juntó a sus siervos; antes de partir hacia otro país, y les prestó dinero para que lo invirtieran en su nombre durante su ausencia. 15 A uno le entregó cincuenta mil pesos, a otro veinte mil y a otro diez mil, de acuerdo con las capacidades que había observado en cada uno de ellos.

16 »El que recibió los cincuenta mil pesos los invirtió inmediatamente en negocios de compraventa y en poco tiempo obtuvo una ganancia de cincuenta mil pesos. 17 El que recibió los veinte mil pesos los invirtió también y ganó veinte mil pesos. 18 Pero el que recibió los diez mil, cavó en la tierra y escondió el dinero para que estuviera seguro.

19 »Después de una ausencia prolongada, el jefe regresó del viaje y los llamó para arreglar cuentas con ellos.

20 »El que había recibido los cincuenta mil pesos le entregó cien mil. 21 El jefe, satisfecho, le dijo: “¡Magnífico! Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que fuiste fiel con el poco dinero que te di, te voy a confiar una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.

22 »El que había recibido los veinte mil presentó su informe: Señor, me diste veinte mil pesos y aquí tienes cuarenta mil. 23 “¡Estupendo!”, le respondió el jefe. “Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que has sido fiel con lo poco que deposité en tus manos, te voy a confiar ahora una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.

24-25 »Cuando el que había recibido los diez mil pesos se presentó ante el jefe, le dijo: “Señor, como sabía que eres tan duro que te quedarías con cualquier utilidad que yo obtuviera, escondí el dinero. Aquí tienes hasta el último centavo que me diste”. 26 “¡Malvado! ¡Haragán! Si sabías que quería obtener utilidades, 27 por lo menos debías haber puesto el dinero en el banco para que ganara intereses. 28 Quítenle ese dinero y dénselo al que tiene los cien mil pesos, 29 porque el que sabe usar bien lo que recibe, recibirá más y tendrá abundancia; pero al que es infiel se le quitará aun lo poco que tiene. 30 Echen a este siervo inútil en las tinieblas de afuera. Allí será el llorar y el crujir de dientes”.

Nueva Biblia Viva (NBV)

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