Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo de David.
25 A ti, Señor, elevo mi alma. 2 En ti confío, mi Dios. No permitas que me humillen. No dejes a mis enemigos que se alegren en mi derrota. 3 Nadie que tenga fe en ti, Dios mío, se avergonzará de haber puesto su confianza en ti. Pero los que engañan a otros serán avergonzados.
4 Enséñame la senda que debo seguir, Señor. Indícame el camino por donde debo andar. 5 ¡Guíame por medio de tu verdad, enséñame! Porque tú eres el Dios que me da salvación; en nadie sino en ti tengo esperanza todo el día. 6 Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor que siempre me has mostrado. 7 Pasa por alto los pecados de mi juventud, Señor; mírame con ojos de misericordia y perdón.
8 Bueno eres, Señor, y enseñas el camino recto a cuantos se extravían. 9 Tú diriges a los humildes en la justicia y les enseñas su camino.
17 Luego me vino este otro mensaje del Señor:
18 «Hombre mortal, tiembla al comer; toma tu agua como si fuera lo último que te queda, 19 y diles al pueblo de Israel y a Jerusalén que distribuirán su comida con sumo cuidado y tomarán en pequeños sorbos su ración de agua en desesperación debido a sus maldades. 20 Sus ciudades serán destruidas y sus campos arrasados, y entonces sabrán que yo soy el Señor».
21 Nuevamente me vino un mensaje del Señor:
22 «Hombre mortal, ¿cuál es ese proverbio que citan en Israel? “Los días al pasar vuelven mentiroso a cada profeta”. 23 Dios el Señor dice: “Yo pondré fin a este proverbio y pronto dejarán de repetirlo”. Dales este otro en su lugar: “Ha llegado el tiempo para que todas estas profecías se cumplan”.
24 »Luego verán lo que pasará con todas las predicciones falsas de seguridad para Jerusalén. 25 ¡Pues yo soy el Señor! ¡Lo que yo anuncio siempre se cumple! ¡No habrá más demoras, oh testaduros de Israel! ¡Lo haré muy pronto, ustedes lo verán!, dice el Señor Dios».
26 Luego me vino este mensaje:
27 «Hombre mortal, el pueblo de Israel dice: “Sus predicciones no se cumplirán por mucho tiempo”. 28 Por lo tanto diles: Dios el Señor dice: “¡Toda espera se ha acabado! ¡Lo haré ahora!”».
11 Hermanos, no hablen mal unos de otros. El que habla mal de su hermano o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no la obedeces sino que te conviertes en su juez. 12 Hay sólo un legislador y juez, que puede salvar y condenar. Pero tú, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?
Alarde sobre el mañana
13 Escuchen bien esto, ustedes los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, nos quedaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero». 14 ¡Pero si ni siquiera saben lo que sucederá mañana! La vida de ustedes es como la niebla que aparece por un momento y luego desaparece. 15 Más bien, deberían decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello». 16 Pero a ustedes les gusta hablar con orgullo, y ese orgullo es malo.
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