Revised Common Lectionary (Complementary)
Para el director del coro: salmo de David.
31 Oh Señor, a ti acudo en busca de protección;
no dejes que me avergüencen.
Sálvame, porque tú haces lo correcto.
2 Inclina tu oído para escucharme;
rescátame pronto.
Sé mi roca de protección,
una fortaleza donde estaré a salvo.
3 Tú eres mi roca y mi fortaleza;
por el honor de tu nombre, sácame de este peligro.
4 Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos,
porque solo en ti encuentro protección.
5 Encomiendo mi espíritu en tu mano;
rescátame, Señor, porque tú eres un Dios fiel.
19 Qué grande es la bondad
que has reservado para los que te temen.
La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección,
y los bendices ante la mirada del mundo.
20 Los escondes en el refugio de tu presencia,
a salvo de los que conspiran contra ellos.
Los proteges en tu presencia,
los alejas de las lenguas acusadoras.
21 Alaben al Señor,
porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable;
me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad.
22 Lleno de pánico, clamé:
«¡Me han separado del Señor!».
Pero tú oíste que supliqué misericordia
y respondiste a mi pedido de auxilio.
23 ¡Amen al Señor todos los justos!
Pues el Señor protege a los que le son leales,
pero castiga severamente a los arrogantes.
24 Así que, ¡sean fuertes y valientes,
ustedes los que ponen su esperanza en el Señor!
Un llamado a volver al Señor
30 »En el futuro, cuando experimentes todas las bendiciones y las maldiciones que te detallé y estés viviendo entre las naciones a las que el Señor tu Dios te haya desterrado, toma muy en serio todas estas instrucciones. 2 Si en aquel tiempo, tú y tus hijos regresan al Señor tu Dios, y si obedecen con todo el corazón y con toda el alma los mandatos que te entrego hoy, 3 entonces el Señor tu Dios te devolverá tu bienestar. Tendrá misericordia de ti y te volverá a reunir de entre todas las naciones por donde te dispersó. 4 Aunque estés desterrado en los extremos de la tierra,[a] el Señor tu Dios te traerá de allí y te reunirá nuevamente. 5 El Señor tu Dios te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados, y será tuya de nuevo. ¡Entonces te hará aún más próspero y numeroso que tus antepasados!
6 Ahora bien, ¿acaso Dios no cumplió su promesa a Israel? ¡No, porque no todos los que nacen en la nación de Israel son en verdad miembros del pueblo de Dios! 7 Ser descendientes de Abraham no los hace verdaderos hijos de Abraham, pues las Escrituras dicen: «Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes»[a], aunque Abraham también tuvo otros hijos. 8 Eso significa que no todos los descendientes naturales de Abraham son necesariamente hijos de Dios. Solo los hijos de la promesa son considerados hijos de Abraham; 9 pues Dios había prometido: «Volveré dentro de un año, y Sara tendrá un hijo»[b].
10 Ese hijo fue nuestro antepasado Isaac. Cuando se casó con Rebeca, ella dio a luz mellizos.[c] 11 Sin embargo, antes de que nacieran, antes de que pudieran hacer algo bueno o malo, ella recibió un mensaje de Dios. (Este mensaje demuestra que Dios elige a la gente según sus propósitos; 12 él llama a las personas, pero no según las buenas o malas acciones que hayan hecho). Se le dijo: «Tu hijo mayor servirá a tu hijo menor»[d]. 13 Como dicen las Escrituras: «Amé a Jacob, pero rechacé a Esaú»[e].
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