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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 112

Prosperidad del que teme a Jehová

¡Aleluya!

112 Bienaventurado el hombre que teme a Jehová
y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
Su descendencia será poderosa en la tierra;
la generación de los rectos será bendita.
Bienes y riquezas hay en su casa,
y su justicia permanece para siempre.
Resplandeció en las tinieblas luz para los rectos;
es clemente, misericordioso y justo.
El hombre de bien tiene misericordia y presta;
gobierna sus asuntos con justicia.
Por lo cual no resbalará jamás;
en memoria eterna será el justo.
No tendrá temor de malas noticias;
su corazón está firme, confiado en Jehová.
Asegurado está su corazón; no temerá,
hasta que vea en sus enemigos su deseo.
Reparte, da a los pobres;
su justicia permanece para siempre;
su poder será exaltado con gloria.
10 Lo verá el impío y se irritará;
crujirá los dientes y se consumirá.
El deseo de los impíos perecerá.

Deuteronomio 22:13-30

Leyes sobre la conducta sexual

13 »Cuando alguien tome mujer y la desprecie después de haberse llegado a ella, 14 le atribuya faltas que den de qué hablar, y diga: “A esta mujer tomé y, al llegarme a ella, no la hallé virgen”, 15 entonces el padre y la madre de la joven tomarán las señales de su virginidad y las llevarán a los ancianos, a la puerta de la ciudad. 16 El padre de la joven dirá a los ancianos: “Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la menosprecia; 17 ahora le atribuye faltas que dan de qué hablar, diciendo: ‘No he hallado virgen a tu hija.’ Pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija.” Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. 18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán, 19 multándolo con cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel. Ella seguirá siendo su mujer, y él no podrá despedirla en toda su vida.

20 »Pero si resulta ser verdad que no se halló virginidad en la joven, 21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad hasta que muera, por cuanto cometió una vileza en Israel al prostituirse en casa de su padre. Así extirparás el mal de en medio de ti.

22 »Si alguien es sorprendido acostado con una mujer casada y con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también. Así extirparás el mal de Israel.

23 »Si hay una muchacha virgen comprometida con un hombre, y alguien la halla en la ciudad y se acuesta con ella, 24 los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearéis hasta que mueran; la joven, porque no pidió socorro en la ciudad, y el hombre, porque humilló a la mujer de su prójimo. Así extirparás el mal de en medio de ti.

25 »Pero si un hombre halla en el campo a la joven desposada, y aquel hombre la fuerza, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella, 26 pero a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa digna de muerte. Este caso es como cuando alguien se levanta contra su prójimo y le quita la vida. 27 Porque él la halló en el campo, y la joven desposada gritó sin que hubiera quien la librara.

28 »Cuando algún hombre halle a una joven virgen que no ha sido desposada, la toma y se acuesta con ella, y son descubiertos, 29 el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata; ella será su mujer, por cuanto la humilló, y no la podrá despedir en toda su vida.

30 »Nadie tomará la mujer de su padre, ni profanará el lecho de su padre.

1 Corintios 7:1-9

Acerca de lo que me habéis preguntado por escrito, digo: Bueno le sería al hombre no tocar mujer. Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

Pero esto lo digo más como concesión que como mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.

Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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