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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
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Lamentaciones 3:23-33

23 nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad!
24 «Mi porción es Jehová; por tanto, en él esperaré», dice mi alma.

25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que lo busca.
26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.
27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;
29 ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;
30 dé la mejilla al que lo hiere y sea colmado de afrentas.

31 El Señor no rechaza para siempre;
32 antes bien, si aflige, también se compadece según su gran misericordia,
33 pues no se complace en afligir o entristecer a los hijos de los hombres.

Salmos 30

Acción de gracias por haber sido librado de la muerte

Canto para la dedicación de la Casa.

Salmo de David

30 Te glorificaré, Jehová, porque me has exaltado
y no has permitido que mis enemigos se alegren de mí.
Jehová, Dios mío,
a ti clamé y me sanaste.
Jehová, hiciste subir mi alma del seol.
Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura.

¡Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
y celebrad la memoria de su santidad!,
porque por un momento será su ira,
pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro
y a la mañana vendrá la alegría.

En mi prosperidad dije yo:
«No seré jamás conmovido»,
porque tú, Jehová, con tu favor
me afirmaste como a monte fuerte.
Escondiste tu rostro,
fui turbado.

A ti, Jehová, clamaré;
al Señor suplicaré.
¿Qué provecho hay en mi muerte
cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo?
¿Anunciará tu verdad?
10 Oye, Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, ¡sé tú mi ayudador!

11 Has cambiado mi lamento en baile;
me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría.
12 Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre!

2 Corintios 8:7-15

Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro. Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos.

10 En esto doy mi consejo, porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. 11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que así como estuvisteis prontos a querer, también lo estéis a cumplir conforme a lo que tengáis, 12 porque si primero está la voluntad dispuesta, será aceptado según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. 13 No digo esto para que haya para otros holgura y para vosotros escasez, 14 sino para que en este momento, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: «El que recogió mucho no tuvo más y el que poco, no tuvo menos.»

Marcos 5:21-43

La hija de Jairo, y la mujer con flujo de sangre(A)

21 Al pasar otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió a su alrededor una gran multitud; y él estaba junto al mar. 22 Y vino un alto dignatario de la sinagoga, llamado Jairo. Al verlo, se postró a sus pies, 23 y le rogaba mucho, diciendo:

—Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva.

24 Fue, pues, con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretaban. 25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía y de nada le había servido, antes le iba peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús se acercó por detrás entre la multitud y tocó su manto, 28 porque decía: «Si toco tan sólo su manto, seré salva.» 29 Inmediatamente la fuente de su sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de su azote. 30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, preguntó:

—¿Quién ha tocado mis vestidos?

31 Sus discípulos le dijeron:

—Ves que la multitud te aprieta, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”

32 Pero él miraba alrededor para ver quién lo había hecho. 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad.

34 Él le dijo:

—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad.

35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del alto dignatario de la sinagoga, diciendo:

—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?

36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al alto dignatario de la sinagoga:

—No temas, cree solamente.

37 Y no permitió que lo siguiera nadie sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo. 38 Vino a casa del alto dignatario de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Entró y les dijo:

—¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino dormida.

40 Y se burlaban de él. Pero él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Tomó la mano de la niña y le dijo:

—¡Talita cumi! (que significa: “Niña, a ti te digo, levántate”).

42 Inmediatamente la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y la gente se llenó de asombro. 43 Pero él les insistió en que nadie lo supiera, y dijo que dieran de comer a la niña.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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