Revised Common Lectionary (Complementary)
Plegaria pidiendo vindicación
Sigaión de David, que cantó a Jehová acerca de las palabras de Cus, hijo de Benjamín.
7 Jehová, Dios mío, en ti he confiado;
de todos los que me persiguen sálvame y líbrame,
2 no sea que desgarren mi alma cual león
y me destrocen sin que haya quien me libre.
3 Jehová, Dios mío, si de algo soy culpable,
si hay en mis manos iniquidad,
4 si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo
(al contrario, he libertado al que sin causa era mi enemigo),
5 que me persiga el enemigo y me alcance,
que pisotee en tierra mi vida
y mi honra ponga en el polvo. Selah
6 ¡Levántate, Jehová, en tu ira!
¡Álzate en contra de la furia de mis angustiadores
y despierta en favor mío el juicio que mandaste!
7 Te rodeará una congregación de pueblos
y sobre ella vuélvete a sentar en alto.
8 Jehová juzgará a los pueblos.
Júzgame, Jehová, conforme a mi justicia
y conforme a mi integridad.
9 Termine ahora la maldad de los malvados,
mas establece tú al justo,
porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.
10 Mi escudo está en Dios,
que salva a los rectos de corazón.
11 Dios es juez justo;
y Dios está airado contra el impío todos los días.
12 Si no se arrepiente, él afilará su espada;
armado tiene ya su arco y lo ha preparado.
13 Asimismo ha preparado armas de muerte
y ha hecho saetas ardientes.
14 El impío concibió maldad,
se preñó de iniquidad y dio a luz engaño.
15 Pozo ha cavado y lo ha ahondado;
pero en el hoyo que hizo, caerá.
16 ¡Su iniquidad recaerá sobre su cabeza
y su agravio caerá sobre su propia coronilla!
17 Alabaré a Jehová conforme a su justicia
y cantaré al nombre de Jehová, el Altísimo.
Ester, proclamada reina
2 Después de estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó éste de Vasti, de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. 2 Entonces dijeron los criados del rey, sus cortesanos: «Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer. 3 Nombre el rey personas en todas las provincias de su reino que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai, eunuco del rey, guardián de las mujeres, y que les den sus atavíos; 4 y la joven que agrade al rey, reine en lugar de Vasti.» Esto agradó al rey, y así lo hizo.
5 En Susa, la residencia real, había un judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín, 6 el cual había sido deportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías, rey de Judá, en la deportación que hizo Nabucodonosor, rey de Babilonia. 7 Y había criado a Hadasa, es decir, a Ester, hija de su tío, porque era huérfana. La joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
8 Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y el decreto del rey, y habían reunido a muchas jóvenes en Susa, residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai, el guardián de las mujeres. 9 La joven le agradó y halló gracia delante de él, por lo que se apresuró a proporcionarle atavíos y alimentos. También le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
10 Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo dijera. 11 Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba y cómo trataban a Ester.
12 El tiempo de los atavíos de las jóvenes era de doce meses: seis meses se ungían con aceite de mirra y otros seis meses con perfumes aromáticos y ungüento para mujeres. Después de este tiempo, cada una de las jóvenes se presentaba por turno ante el rey Asuero. 13 Cuando una joven se presentaba ante el rey, se le daba todo cuanto pedía, para que fuera ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. 14 Iba por la tarde, y a la mañana siguiente pasaba a la segunda casa de las mujeres, a cargo de Saasgaz, eunuco del rey, guardián de las concubinas. No se presentaba más ante el rey, a menos que éste lo deseara y la llamara expresamente.
15 Cuando le llegó el turno de presentarse ante el rey, Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, ninguna cosa pidió, sino lo que le indicó Hegai, eunuco del rey y guardián de las mujeres. Ester se ganaba el favor de todos los que la veían. 16 Fue, pues, Ester llevada ante el rey Asuero, al palacio real, en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el séptimo año de su reinado. 17 Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres; halló ella más gracia y benevolencia que todas las demás vírgenes delante del rey, quien puso la corona real sobre su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. 18 Ofreció luego el rey un gran banquete, en honor de Ester, a todos sus príncipes y siervos. Rebajó los tributos a las provincias, y repartió mercedes conforme a la generosidad real.
8 Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, 9 en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. 10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
11 Palabra fiel es ésta:
Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12 si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
13 si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.
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