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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 87

El privilegio de morar en Sión

A los hijos de Coré. Salmo. Cántico

87 Su cimiento está en el monte santo.
Ama Jehová las puertas de Sión
más que todas las moradas de Jacob.
¡Cosas gloriosas se han dicho de ti,
ciudad de Dios! Selah

«Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia
entre los que me conocen,
aquí están Filistea y Tiro, con Etiopía;
estos nacieron allá.»

Y de Sión se dirá:
«Éste y aquél han nacido en ella.»
Y el Altísimo mismo la establecerá.
Jehová contará al inscribir a los pueblos:
«Éste nació allí.» Selah

Y cantores y músicos dirán en ella:
«Todas mis fuentes están en ti.»

2 Reyes 5:1-14

Eliseo y Naamán

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre que gozaba de gran prestigio delante de su señor, quien lo tenía en alta estima, pues por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era éste un hombre valeroso en extremo, pero leproso.

De Siria habían salido bandas armadas que se llevaron cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual se quedó al servicio de la mujer de Naamán.

Ésta dijo a su señora:

—Si rogara mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.

Naamán fue y se lo relató a su señor diciendo: «Esto y esto ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel.» Y el rey de Siria le respondió:

—Está bien, ve y yo enviaré una carta al rey de Israel.

Salió, pues, Naamán, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil piezas de oro y diez mudas de vestidos, y también le llevó al rey de Israel una carta que decía: «Cuando recibas esta carta, sabrás por ella que yo te envío a mi siervo Naamán para que lo sanes de su lepra.»

Luego que el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos y dijo: «¿Acaso soy yo Dios, que da vida y la quita, para que éste me envíe a un hombre a que lo sane de su lepra? Considerad ahora y ved cómo busca ocasión contra mí.»

Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: «¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel.»

Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: «Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio.»

11 Naamán se fue enojado diciendo: «Yo que pensaba: “De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie invocará el nombre de Jehová, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma y sanará la lepra.” 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también?»

Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se le acercaron y le dijeron:

—Padre mío, si el profeta te mandara hacer algo difícil, ¿no lo harías? ¿Cuánto más si sólo te ha dicho: “Lávate y serás limpio”?

14 Descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.

Hechos 15:1-21

La asamblea en Jerusalén

15 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos.» Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con ellos. Por eso se dispuso que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la iglesia, por los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo:

—Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la Ley de Moisés.

Entonces se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo:

—Hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo Dios escogió que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13 Cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo:

—Hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

16 »“Después de esto volveré
y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
y repararé sus ruinas,
y lo volveré a levantar,
17 para que el resto de los hombres busque al Señor,
y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
18 dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.”

19 »Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre, 21 porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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