Revised Common Lectionary (Complementary)
No tardes en venir
(Sal 40:13-17)
Al director. Canción de David. Para conmemorar.
1 ¡Dios mío, apresúrate a rescatarme!
SEÑOR, ven pronto a ayudarme.
2 Que los que buscan destruirme
terminen sintiéndose avergonzados y humillados.
Que los que me desean el mal
se retiren sin lograr nada.
3 Que los que se burlan de mí
retrocedan avergonzados.
4 Pero que los que buscan tu ayuda
encuentren la felicidad.
Que todos los que te aman puedan decir:
«¡Qué grande es Dios!»
5 Dios mío, ven pronto y ayúdame,
que soy pobre y humilde.
SEÑOR, tú eres quien me salva y me protege.
Por favor no tardes en venir.
Introducción
1 Amós, un criador de ovejas de la ciudad de Tecoa, dio estos mensajes. En la época en que Uzías era rey de Judá y que Jeroboán hijo de Joás era rey de Israel, dos años antes del terremoto, Amós tuvo unas visiones acerca de Israel.
2 Amós dijo:
«El SEÑOR ruge como un león desde Sion
y su voz de trueno se escucha desde Jerusalén.
Los pastos verdes se secan y mueren.
Incluso la cima del Carmelo se marchitará».
Castigo para Aram
3 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Damasco
tantos crímenes que han cometido,
hasta usaron sus trillos de hierro[a]
para destruir a la gente de Galaad.
4 Por eso pondré fuego al palacio de Jazael[b],
y las llamas destruirán todas las fortalezas de Ben Adad[c].
5 Abriré a la fuerza las puertas de Damasco
y destruiré al que gobierna el valle de Avén[d]
y al que tiene el cetro en Bet Edén[e].
Los de Aram serán desterrados a Quir[f]».
Es lo que dice el SEÑOR.
Castigo para los filisteos
6 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Gaza
tantos crímenes que han cometido.
Ellos se llevaron prisioneros a todos los habitantes de una nación
y los vendieron como esclavos en Edom.
7 Por eso pondré fuego a los muros de Gaza,
y las llamas quemarán todas sus fortalezas.
8 Destruiré al que gobierna en Asdod
y al que tiene el cetro en Ascalón.
Castigaré a todos los de Ecrón,[g]
hasta que muera el último de los filisteos».
Es lo que dice el Señor DIOS.
Castigo para Fenicia
9 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Tiro
tantos crímenes que han cometido.
Ellos se llevaron como esclava a toda una nación
y la vendieron en Edom.
No respetaron el pacto de hermanos
que habían hecho con esa nación.
10 Por eso pondré fuego a los muros de Tiro
y las llamas quemarán todas sus fortalezas».
Castigo para los edomitas
11 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Edom
tantos crímenes que han cometido.
Ellos persiguieron con espadas a sus hermanos de Israel
y no tuvieron compasión.
Estaban furiosos como animales salvajes
y descargaron toda su ira contra los de Israel.
12 Por eso pondré fuego a la ciudad de Temán,
y las llamas destrozarán las fortalezas de Bosra[h]».
Castigo para los amonitas
13 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los amonitas[i]
tantos crímenes que han cometido.
Ellos les cortaron el vientre a las mujeres embarazadas en Galaad
para apoderarse del territorio y agrandar su país.
14 Prepararé un fuego para incendiar la ciudad de Rabá[j].
El fuego devorará sus fortalezas y sus muros.
Entre gritos en el día de batalla,
vendrá el desastre como una tormenta, como un torbellino.
15 Luego el rey será capturado junto con sus oficiales
y serán expulsados de su tierra».
Es lo que dice el SEÑOR.
Castigo para Moab
2 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Moab
tantos crímenes que han cometido.
Ellos quemaron los huesos del rey de Edom
hasta convertirlos en cenizas.
2 Por eso pondré fuego en Moab,
y las llamas destrozarán todas las fortalezas de Queriot[k].
Moab será destruida en medio de gritos de guerra
y sonidos de trompetas.
3 Así que destruiré al gobernante de Moab
y mataré a todos sus oficiales junto con él».
Es lo que dice el SEÑOR.
Castigo para Judá
4 Así dice el SEÑOR:
«No les perdonaré a los de Judá
tantos crímenes que han cometido.
Ellos se negaron a obedecer las enseñanzas del SEÑOR
y no cumplieron sus mandamientos.
Y creyeron en los mismos dioses falsos que sus antepasados.
5 Por eso pondré fuego en Judá,
y las llamas destrozarán todas las fortalezas de Jerusalén».
Los siete ángeles tocan las trompetas
6 Luego los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para tocarlas.
7 El primer ángel tocó la trompeta, y cayeron sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemaron la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y todo el pasto.
8 El segundo ángel tocó la trompeta, y cayó sobre el mar algo parecido a una gran montaña envuelta en llamas que hizo que la tercera parte del mar se convirtiera en sangre. 9 Murió la tercera parte de todos los seres del mar y fue destruida la tercera parte de todos los barcos.
10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella encendida como una antorcha, sobre la tercera parte de los ríos y los manantiales. 11 La estrella se llamaba Ajenjo[a] y volvió amarga la tercera parte del agua de los ríos. Mucha gente murió por haber bebido de esa agua.
12 El cuarto ángel tocó la trompeta y la tercera parte del sol, la luna y las estrellas fueron golpeadas y se oscurecieron. Así, una tercera parte del día y de la noche quedaron sin luz.
13 Entonces, vi un águila volando alto y oí que decía con voz fuerte: «Desastres, desastres, desastres para los habitantes de la tierra. Comenzarán después de que los tres últimos ángeles toquen las trompetas».
9 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra. Esa estrella recibió la llave de la entrada al abismo[b] profundo. 2 Entonces, la estrella abrió la entrada y de allí salió humo como de un gran horno; y el humo oscureció el sol y el cielo. 3 Del humo bajaron langostas a la tierra, que recibieron un poder como el de los escorpiones. 4 Se les dijo que no dañaran el pasto, ni las plantas ni los árboles, sino a la gente que no tuviera la señal de Dios en su frente. 5 Pero no podían matar a la gente, sino torturarla durante cinco meses; el dolor que causaban era como el de la picadura de un escorpión. 6 Durante esos cinco meses, la gente buscará la muerte pero no la encontrará; deseará morir, pero la muerte se alejará de ellos.
7 Las langostas parecían caballos listos para la guerra. En la cabeza tenían algo parecido a una corona de oro, y su cara era como de ser humano. 8 Su crin era como el cabello de las mujeres, y sus dientes como los de los leones. 9 Tenían corazas como corazas de hierro, y sus alas sonaban como carros llevados por caballos que corren a la guerra. 10 Tenían colas con aguijones, parecidas a las de los escorpiones, en las que llevaban el poder de hacer sufrir a la gente durante cinco meses. 11 El rey de las langostas era el ángel del abismo. Su nombre en hebreo es Abadón[c] y en griego es Apolión[d].
12 El primer gran desastre ya pasó, pero aun faltan por venir dos más.
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