Revised Common Lectionary (Complementary)
Libro Primero (Salmos 1–41)
1 Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones,
2 sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
3 Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
4 ¡No sucede lo mismo con los malos!
Son como paja inútil que esparce el viento.
5 Serán condenados cuando llegue el juicio;
los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
6 Pues el Señor cuida el sendero de los justos,
pero la senda de los malos lleva a la destrucción.
25 »Por esa razón, me postré hasta el suelo delante del Señor y estuve allí durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor dijo que iba a destruirlos. 26 Oré al Señor y dije: “Oh Señor Soberano, no los destruyas; son tu propio pueblo. Son tu posesión más preciada, los que redimiste de Egipto con tu gran poder y tu mano fuerte. 27 Te ruego que no les tomes en cuenta su terquedad ni su terrible pecado, y que recuerdes, en cambio, a tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. 28 Si tú destruyes a este pueblo, los egipcios van a decir: ‘Los israelitas murieron porque el Señor no pudo llevarlos a la tierra que había prometido darles’. O también podrían decir: ‘Los destruyó porque los odiaba; los llevó al desierto a propósito para aniquilarlos’. 29 Pero los israelitas son tu pueblo y tu posesión más preciada, los que sacaste de Egipto con tu gran fuerza y tu brazo poderoso”.
Nueva copia del pacto
10 »En aquel tiempo, el Señor me dijo: “Talla dos tablas de piedra como las primeras. Y haz también un arca de madera, un cofre sagrado para guardarlas. Sube al monte para encontrarte conmigo, 2 y yo escribiré en las tablas las mismas palabras que había en las que hiciste pedazos. Luego coloca las tablas dentro del arca”.
3 »Así que hice un arca con madera de acacia y tallé dos tablas de piedra como las primeras. Luego subí al monte con las tablas en mano. 4 Entonces, una vez más, el Señor escribió los diez mandamientos[a] en las tablas y me las dio. Eran las mismas palabras que el Señor les había dicho desde en medio del fuego el día que se reunieron al pie del monte. 5 Luego bajé del monte y coloqué las tablas dentro del arca del pacto que había hecho como el Señor me había ordenado. Y las tablas aún están allí, dentro del arca».
7 Y sé tú mismo un ejemplo para ellos al hacer todo tipo de buenas acciones. Que todo lo que hagas refleje la integridad y la seriedad de tu enseñanza. 8 Enseña la verdad, para que no puedan criticar tu enseñanza. Entonces los que se nos oponen quedarán avergonzados y no tendrán nada malo que decir de nosotros.
11 Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las personas. 12 Y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, 13 mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones.
15 Debes enseñar estas cosas y alentar a los creyentes a que las hagan. Tienes la autoridad para corregirlos cuando sea necesario, así que no permitas que nadie ignore lo que dices.
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