Revised Common Lectionary (Complementary)
10 Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción con que los había amenazado.
Enojo de Jonás por la misericordia del Señor
4 Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor:
—Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto? ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente. 3 ¡Quítame la vida ahora, Señor! Prefiero estar muerto y no vivo si lo que yo predije no sucederá.
4 El Señor le respondió:
—¿Te parece bien enojarte por esto?
5 Entonces Jonás se fue al oriente de la ciudad e hizo una enramada. Luego se sentó bajo la sombra de la enramada mientras esperaba ver lo que le acontecería a la ciudad. 6 Ahora bien, el Señor Dios proveyó que una planta frondosa creciera allí y pronto extendió sus anchas hojas sobre la cabeza de Jonás y lo protegió del sol. Esto le trajo alivio y Jonás estuvo muy agradecido por la planta.
7 ¡Pero Dios también proveyó un gusano! Al amanecer del día siguiente, el gusano se comió el tallo de la planta, de modo que se marchitó. 8 Así que cuando el sol se intensificó, Dios proveyó un viento abrasador del oriente para que soplara sobre Jonás. El sol pegó sobre su cabeza hasta que se sintió tan débil que deseaba morirse y exclamó: «¡Es mejor morir que vivir así!».
9 Entonces Dios dijo a Jonás:
—¿Te parece bien enojarte porque la planta murió?
—¡Sí—replicó Jonás—, estoy tan enojado que quisiera morirme!
10 Entonces el Señor le respondió:
—Sientes lástima por una planta, aunque tú no hiciste nada para que creciera. Creció rápido y murió rápido. 11 Pero Nínive tiene más de ciento veinte mil habitantes que viven en oscuridad espiritual,[a] sin mencionar todos los animales. ¿No debería yo sentir lástima por esta gran ciudad?
[a]Salmo de alabanza de David.
145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2 Te alabaré todos los días;
sí, te alabaré por siempre.
3 ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
Nadie puede medir su grandeza.
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
5 Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
y en tus maravillosos milagros.
6 Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
proclamaré tu grandeza.
7 Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8 El Señor es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
21 Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor. 22 Pero si vivo, puedo realizar más labor fructífera para Cristo. Así que realmente no sé qué es mejor. 23 Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí; 24 pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo.
25 Al estar consciente de esto, estoy convencido de que seguiré con vida para continuar ayudándolos a todos ustedes a crecer y a experimentar la alegría de su fe. 26 Y cuando vuelva, tendrán más razones todavía para sentirse orgullosos en Cristo Jesús de lo que él está haciendo por medio de mí.
Vivan como ciudadanos del cielo
27 Sobre todo, deben vivir como ciudadanos del cielo, comportándose de un modo digno de la Buena Noticia acerca de Cristo. Entonces, sea que vuelva a verlos o solamente tenga noticias de ustedes, sabré que están firmes y unidos en un mismo espíritu y propósito, luchando juntos por la fe, es decir, la Buena Noticia. 28 No se dejen intimidar por sus enemigos de ninguna manera. Eso les será por señal a ellos de que serán destruidos, mientras que ustedes serán salvos, aun por Dios mismo. 29 Pues a ustedes se les dio no solo el privilegio de confiar en Cristo sino también el privilegio de sufrir por él. 30 Estamos juntos en esta lucha. Ustedes han visto mi lucha en el pasado y saben que aún no ha terminado.
Parábola de los trabajadores del viñedo
20 »El reino del cielo es como un propietario que salió temprano por la mañana con el fin de contratar trabajadores para su viñedo. 2 Acordó pagar el salario normal de un día de trabajo[a] y los envió a trabajar.
3 »A las nueve de la mañana, cuando pasaba por la plaza, vio a algunas personas que estaban allí sin hacer nada. 4 Entonces las contrató y les dijo que, al final del día, les pagaría lo que fuera justo. 5 Así que fueron a trabajar al viñedo. El propietario hizo lo mismo al mediodía y a las tres de la tarde.
6 »A las cinco de la tarde, se encontraba nuevamente en la ciudad y vio a otros que estaban allí. Les preguntó: “¿Por qué ustedes no trabajaron hoy?”.
7 »Ellos contestaron: “Porque nadie nos contrató”.
»El propietario les dijo: “Entonces vayan y únanse a los otros en mi viñedo”.
8 »Aquella noche, le dijo al capataz que llamara a los trabajadores y les pagara, comenzando por los últimos que había contratado. 9 Cuando recibieron su paga los que habían sido contratados a las cinco de la tarde, cada uno recibió el salario por una jornada completa. 10 Cuando los que habían sido contratados primero llegaron a recibir su paga, supusieron que recibirían más; pero a ellos también se les pagó el salario de un día. 11 Cuando recibieron la paga, protestaron contra el propietario: 12 “Aquellos trabajaron solo una hora, sin embargo, se les ha pagado lo mismo que a nosotros, que trabajamos todo el día bajo el intenso calor”.
13 »Él le respondió a uno de ellos: “Amigo, ¡no he sido injusto! ¿Acaso tú no acordaste conmigo que trabajarías todo el día por el salario acostumbrado? 14 Toma tu dinero y vete. Quise pagarle a este último trabajador lo mismo que a ti. 15 ¿Acaso es contra la ley que yo haga lo que quiero con mi dinero? ¿Te pones celoso porque soy bondadoso con otros?”.
16 »Así que los que ahora son últimos, ese día serán los primeros, y los primeros serán los últimos.
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