Revised Common Lectionary (Complementary)
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
134 Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor,
que sirven de noche en la casa del Señor.
2 Levanten sus manos hacia el santuario,
y alaben al Señor.
3 Que el Señor, quien hizo el cielo y la tierra,
te bendiga desde Jerusalén.[a]
Sara recibe la promesa de un hijo
18 El Señor se le apareció otra vez a Abraham cerca del robledo que pertenecía a Mamre. Un día, Abraham estaba sentado en la entrada de su carpa a la hora más calurosa del día. 2 Entonces levantó la vista y vio a tres hombres de pie cerca de allí. Cuando los vio, corrió a recibirlos, y se inclinó hasta el suelo en señal de bienvenida.
3 —Mi señor—dijo él—, si le agrada, deténgase aquí un rato. 4 Descansen bajo la sombra de este árbol mientras les traen agua para lavarse los pies. 5 Ya que han honrado a su siervo con esta visita, permítanme prepararles comida para que recobren fuerzas antes de continuar su viaje.
—Está bien—dijeron ellos—. Haz lo que dijiste.
6 Entonces Abraham volvió corriendo a la carpa y le dijo a Sara: «¡Apresúrate! Toma tres medidas abundantes[a] de la mejor harina que tengas, amásala y hornea pan». 7 Luego Abraham corrió hacia el rebaño, escogió un becerro tierno y se lo dio a su siervo, quien lo preparó con rapidez. 8 Cuando la comida estuvo lista, Abraham tomó yogur[b] y leche junto con la carne asada, y sirvió la comida a los hombres. Mientras ellos comían, Abraham los atendía bajo la sombra de los árboles.
9 —¿Dónde está Sara, tu esposa?—preguntaron los visitantes.
—Está dentro de la carpa—contestó Abraham.
10 Entonces uno de ellos dijo:
—Yo volveré a verte dentro de un año, ¡y tu esposa, Sara, tendrá un hijo!
Sara escuchaba la conversación desde la carpa. 11 Abraham y Sara eran muy ancianos en ese tiempo, y hacía mucho que Sara había pasado la edad de tener hijos. 12 Así que se rio en silencio dentro de sí misma, y dijo: «¿Cómo podría una mujer acabada como yo disfrutar semejante placer, sobre todo cuando mi señor—mi esposo—también es muy viejo?».
13 Entonces el Señor le dijo a Abraham:
—¿Por qué se rio Sara y dijo: “¿Acaso puede una mujer vieja como yo tener un bebé?”? 14 ¿Existe algo demasiado difícil para el Señor? Regresaré dentro de un año, y Sara tendrá un hijo.
23 Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios. 24 Como dicen las Escrituras:
«Los seres humanos son como la hierba,
su belleza es como la flor del campo.
La hierba se seca y la flor se marchita.
25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre»[a].
Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.