Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo[a] de David.
16 Mantenme a salvo, oh Dios,
porque a ti he acudido en busca de refugio.
2 Le dije al Señor: «¡Tú eres mi dueño!
Todo lo bueno que tengo proviene de ti».
3 ¡Los justos de la tierra
son mis verdaderos héroes!
¡Ellos son mi deleite!
4 A quienes andan detrás de otros dioses se les multiplican los problemas.
No participaré en sus sacrificios de sangre;
ni siquiera mencionaré los nombres de sus dioses.
5 Señor, solo tú eres mi herencia, mi copa de bendición;
tú proteges todo lo que me pertenece.
6 La tierra que me has dado es agradable;
¡qué maravillosa herencia!
7 Bendeciré al Señor, quien me guía;
aun de noche mi corazón me enseña.
8 Sé que el Señor siempre está conmigo.
No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado.
9 Con razón mi corazón está contento y yo me alegro;[b]
mi cuerpo descansa seguro.
10 Pues tú no dejarás mi alma entre los muertos[c]
ni permitirás que tu santo[d] se pudra en la tumba.
11 Me mostrarás el camino de la vida;
me concederás la alegría de tu presencia
y el placer de vivir contigo para siempre.[e]
Las jóvenes de Jerusalén
9 ¿Por qué es tu amante mejor que todos los demás,
oh mujer de singular belleza?
¿Qué hace que tu amante sea tan especial
para que te hagamos esa promesa?
La joven
10 Mi amado es trigueño y deslumbrante,
¡el mejor entre diez mil!
11 Su cabeza es del oro más fino;
su cabello ondulado es negro como el cuervo.
12 Sus ojos brillan como palomas
junto a manantiales de agua,
montados como joyas
lavadas en leche.
13 Sus mejillas son como jardines de especias
que esparcen aromas.
Sus labios son como lirios,
perfumados con mirra.
14 Sus brazos son como barras de oro torneadas,
adornados con berilo.
Su cuerpo es como marfil reluciente;
resplandece de lapislázuli.
15 Sus piernas son como columnas de mármol
colocadas sobre bases de oro puro.
Su porte es majestuoso,
como los nobles cedros del Líbano.
16 Su boca es la dulzura misma;
él es deseable en todo sentido.
Así es mi amante, mi amigo,
oh mujeres de Jerusalén.
Las jóvenes de Jerusalén
6 ¿Adónde se ha ido tu amante,
oh mujer de singular belleza?
Dinos por cuál camino se fue
para ayudarte a encontrarlo.
La joven
2 Mi amante ha bajado a su jardín,
a sus lechos de especias,
para pasear por los jardines
y juntar los lirios.
3 Yo soy de mi amante, y mi amante es mío.
Él apacienta entre los lirios.
La resurrección de Cristo
15 Ahora, amados hermanos, permítanme recordarles la Buena Noticia que ya les prediqué. En ese entonces, la recibieron con gusto y todavía permanecen firmes en ella. 2 Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que desde un principio nunca fue cierto.[a]
3 Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. 4 Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras. 5 Lo vio Pedro[b] y luego lo vieron los Doce. 6 Más tarde, lo vieron más de quinientos de sus seguidores[c] a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto. 7 Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles. 8 Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo. 9 Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido a la iglesia de Dios, como lo hice.
10 Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia. 11 Así que no importa si predico yo o predican ellos, porque todos predicamos el mismo mensaje que ustedes ya han creído.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.