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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 37:1-17

[a]Salmo de David.

37 No te inquietes a causa de los malvados
    ni tengas envidia de los que hacen lo malo.
Pues como la hierba, pronto se desvanecen;
    como las flores de primavera, pronto se marchitan.

Confía en el Señor y haz el bien;
    entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.
Deléitate en el Señor,
    y él te concederá los deseos de tu corazón.

Entrega al Señor todo lo que haces;
    confía en él, y él te ayudará.
Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
    y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía.

Quédate quieto en la presencia del Señor,
    y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
    ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.

¡Ya no sigas enojado!
    ¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
    que eso únicamente causa daño.
Pues los perversos serán destruidos,
    pero los que confían en el Señor poseerán la tierra.

10 Pronto los perversos desaparecerán;
    por más que los busques, no los encontrarás.
11 Los humildes poseerán la tierra
    y vivirán en paz y prosperidad.

12 Los malvados conspiran contra los justos;
    les gruñen de manera desafiante.
13 Pero el Señor simplemente se ríe,
    porque ve que el día de su juicio se acerca.

14 Los perversos sacan sus espadas
    y ponen cuerdas a sus arcos
para matar al pobre y al oprimido,
    para masacrar a los que hacen lo correcto.
15 Pero sus espadas atravesarán su propio corazón,
    y se les quebrarán los arcos.

16 Es mejor ser justo y tener poco
    que ser malvado y rico.
17 Pues la fuerza de los malvados será destrozada,
    pero el Señor cuida a los justos.

Rut 1:1-18

Elimelec traslada a su familia a Moab

En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.

Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos. Ellos se casaron con mujeres moabitas. Uno se casó con una mujer llamada Orfa y el otro con una mujer llamada Rut. Pero unos diez años después murieron tanto Mahlón como Quelión. Entonces, Noemí quedó sola, sin sus dos hijos y sin su esposo.

Noemí y Rut regresan a Judá

Estando en Moab, Noemí se enteró de que el Señor había bendecido a su pueblo en Judá al volver a darle buenas cosechas. Entonces Noemí y sus nueras se prepararon para salir de Moab y regresar a su tierra natal. Acompañada por sus dos nueras, partió del lugar donde vivía y tomó el camino que las llevaría de regreso a Judá.

Sin embargo, ya puestas en camino, Noemí les dijo a sus dos nueras:

—Vuelva cada una a la casa de su madre, y que el Señor las recompense por la bondad que mostraron a sus esposos y a mí. Que el Señor las bendiga con la seguridad de un nuevo matrimonio.

Entonces les dio un beso de despedida y todas se echaron a llorar desconsoladas.

10 —No—le dijeron—, queremos ir contigo a tu pueblo.

11 Pero Noemí respondió:

—¿Por qué habrían de continuar conmigo? ¿Acaso puedo tener más hijos que crezcan y sean sus esposos? 12 No, hijas mías, regresen a la casa de sus padres, porque ya soy demasiado vieja para volverme a casar. Aunque fuera posible, y me casara esta misma noche y tuviera hijos varones, entonces, ¿qué? 13 ¿Esperarían ustedes hasta que ellos crecieran y se negarían a casarse con algún otro? ¡Por supuesto que no, hijas mías! La situación es mucho más amarga para mí que para ustedes, porque el Señor mismo ha levantado su puño contra mí.

14 Entonces volvieron a llorar juntas y Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró con firmeza a Noemí.

15 —Mira—le dijo Noemí—, tu cuñada regresó a su pueblo y a sus dioses. Tú deberías hacer lo mismo.

16 Pero Rut respondió:

—No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 17 Donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. ¡Que el Señor me castigue severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte!

18 Cuando Noemí vio que Rut estaba decidida a irse con ella, no insistió más.

Filemón

Saludos de Pablo

Yo, Pablo, prisionero por predicar la Buena Noticia acerca de Cristo Jesús, junto con nuestro hermano Timoteo, les escribo esta carta a Filemón, nuestro amado colaborador, a nuestra hermana Apia, a Arquipo, nuestro compañero en la lucha, y a la iglesia que se reúne en tu casa.

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.

Agradecimiento y oración de Pablo

Filemón, siempre le doy gracias a mi Dios cuando oro por ti porque sigo oyendo de tu fe en el Señor Jesús y de tu amor por todo el pueblo de Dios. Pido a Dios que pongas en práctica la generosidad que proviene de tu fe a medida que comprendes y vives todo lo bueno que tenemos en Cristo. Hermano, tu amor me ha dado mucha alegría y consuelo, porque muchas veces tu bondad reanimó el corazón del pueblo de Dios.

Súplica de Pablo por Onésimo

Por esta razón me atrevo a pedirte un favor. Podría exigírtelo en el nombre de Cristo, porque es correcto que lo hagas; pero por amor, prefiero simplemente pedirte el favor. Toma esto como una petición mía, de Pablo, un hombre viejo y ahora también preso por la causa de Cristo Jesús.[a]

10 Te suplico que le muestres bondad a mi hijo Onésimo. Me convertí en su padre en la fe mientras yo estaba aquí, en la cárcel. 11 Onésimo[b] no fue de mucha ayuda para ti en el pasado, pero ahora nos es muy útil a los dos. 12 Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón.

13 Quería retenerlo aquí conmigo mientras estoy en cadenas por predicar la Buena Noticia, y él me hubiera ayudado de tu parte; 14 pero no quise hacer nada sin tu consentimiento. Preferí que ayudaras de buena gana y no por obligación. 15 Parece que perdiste a Onésimo por un corto tiempo para que ahora pudieras tenerlo de regreso para siempre. 16 Él ya no es como un esclavo para ti. Es más que un esclavo, es un hermano amado, especialmente para mí. Ahora será de más valor para ti, como persona y como hermano en el Señor.

17 Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo a él como me recibirías a mí. 18 Si te perjudicó de alguna manera o te debe algo, cóbramelo a mí. 19 Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano: «Yo te lo pagaré». ¡Y no mencionaré que tú me debes tu propia alma!

20 Sí, mi hermano, te ruego que me hagas este favor[c] por amor al Señor. Dame ese ánimo en Cristo.

21 Mientras escribo esta carta estoy seguro de que harás lo que te pido, ¡y aún más! 22 Otra cosa: por favor, prepárame un cuarto de huéspedes, porque espero que Dios responda a las oraciones de ustedes y que me permita volver a visitarlos pronto.

Saludos finales de Pablo

23 Epafras, mi compañero de prisión en Cristo Jesús, les manda saludos. 24 También los saludan Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.

25 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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