Revised Common Lectionary (Complementary)
5 Pero felices son los que tienen como ayudador al Dios de Israel,[a]
los que han puesto su esperanza en el Señor su Dios.
6 Él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él cumple todas sus promesas para siempre.
7 Hace justicia al oprimido
y da alimento al que tiene hambre.
El Señor libera a los prisioneros.
8 El Señor abre los ojos de los ciegos.
El Señor levanta a los agobiados.
El Señor ama a los justos.
9 El Señor protege a los extranjeros que viven entre nosotros.
Cuida de los huérfanos y las viudas,
pero frustra los planes de los perversos.
10 El Señor reinará por siempre.
Él será tu Dios, oh Jerusalén,[b] por todas las generaciones.
¡Alabado sea el Señor!
Oración de alabanza de Ana
2 Luego Ana oró:
«¡Mi corazón se alegra en el Señor!
El Señor me ha fortalecido.[a]
Ahora tengo una respuesta para mis enemigos;
me alegro porque tú me rescataste.
2 ¡Nadie es santo como el Señor!
Aparte de ti, no hay nadie;
no hay Roca como nuestro Dios.
3 »¡Dejen de ser tan orgullosos y altaneros!
¡No hablen con tanta arrogancia!
Pues el Señor es un Dios que sabe lo que han hecho;
él juzgará sus acciones.
4 El arco de los poderosos está quebrado,
y los que tropezaban ahora son fuertes.
5 Los que estaban bien alimentados ahora tienen hambre,
y los que se morían de hambre ahora están saciados.
La mujer que no podía tener hijos ahora tiene siete,
y la mujer con muchos hijos se consume.
6 El Señor da tanto la muerte como la vida;
a unos baja a la tumba[b] y a otros levanta.
7 El Señor hace a algunos pobres y a otros ricos;
a unos derriba y a otros levanta.
8 Él levanta al pobre del polvo
y al necesitado del basurero.
Los pone entre los príncipes
y los coloca en los asientos de honor.
Pues toda la tierra pertenece al Señor,
y él puso en orden el mundo.
Juan el Bautista prepara el camino
3 Era el año quince del reinado de Tiberio, el emperador de Roma. Poncio Pilato era gobernador de Judea; Herodes Antipas gobernaba[a] Galilea; su hermano Felipe gobernaba[b] Iturea y Traconite; y Lisanias gobernaba Abilinia. 2 Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. En ese tiempo, un mensaje de Dios llegó a Juan, hijo de Zacarías, que vivía en el desierto. 3 Entonces Juan fue de un lugar a otro, por ambos lados del río Jordán, predicando que la gente debía ser bautizada para demostrar que se había arrepentido de sus pecados y vuelto a Dios para ser perdonada. 4 Isaías había hablado de Juan cuando dijo:
«Es una voz que clama en el desierto:
“¡Preparen el camino para la venida del Señor!
¡Ábranle camino!
5 Los valles serán rellenados,
y las montañas y las colinas, allanadas.
Las curvas serán enderezadas,
y los lugares ásperos, suavizados.
6 Y entonces todas las personas verán
la salvación enviada por Dios”»[c].
7 Cuando las multitudes acudieron a Juan para que los bautizara, les dijo:
—¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca? 8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas mismas piedras. 9 Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
10 Las multitudes preguntaron:
—¿Qué debemos hacer?
11 Juan contestó:
—Si tienes dos camisas, da una a los pobres. Si tienes comida, comparte con los que tienen hambre.
12 Hasta los corruptos cobradores de impuestos vinieron a bautizarse y preguntaron:
—Maestro, ¿qué debemos hacer?
13 Él les contestó:
—No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere.
14 —¿Qué debemos hacer nosotros?—preguntaron algunos soldados.
Juan les contestó:
—No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario.
15 Todos esperaban que el Mesías viniera pronto, y tenían muchas ganas de saber si Juan era el Mesías. 16 Juan contestó a sus preguntas diciendo: «Yo los bautizo con[d] agua, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.[e] 17 Él está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable». 18 Juan usó muchas advertencias similares al anunciar la Buena Noticia al pueblo.
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