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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Salmos 51:1-10

Perdóname, Dios mío

SALMO 51 (50)

David compuso este salmo después de que tuvo relaciones sexuales con Betsabé. El profeta Natán lo reprendió por haber cometido adulterio.

51 Dios mío,
tú eres todo bondad,
ten compasión de mí;
tú eres muy compasivo,
no tomes en cuenta mis pecados.
¡Quítame toda mi maldad!
¡Quítame todo mi pecado!

Sé muy bien que soy pecador,
y sé muy bien que he pecado.
A ti, y sólo a ti
te he ofendido;
he hecho lo malo,
en tu propia cara.
Tienes toda la razón
al declararme culpable;
no puedo alegar
que soy inocente.
Tengo que admitir
que soy malo de nacimiento,
y que desde antes de nacer
ya era un pecador.
Tú quieres que yo sea sincero;
por eso me diste sabiduría.

Quítame la mancha del pecado,
y quedaré limpio.
Lava todo mi ser,
y quedaré más blanco que la nieve.
Ya me hiciste sufrir mucho;
¡devuélveme la felicidad!
No te fijes en mi maldad
ni tomes en cuenta mis pecados.

10 Dios mío,
no me dejes tener
malos pensamientos;
cambia todo mi ser.

Génesis 6:1-6

El origen de los gigantes

Los hombres y las mujeres se fueron haciendo cada vez más numerosos sobre la tierra, y tuvieron hijas. Cuando los hijos de Dios vieron que las mujeres de este mundo eran muy bonitas, eligieron a las más hermosas y se casaron con ellas. Pero Dios dijo: «No permitiré que los seres humanos vivan para siempre. ¡No van a pasar de los ciento veinte años!»

Los hijos de Dios tuvieron hijos con las mujeres de este mundo, que fueron los gigantes de los tiempos antiguos. Éstos llegaron a ser guerreros muy fuertes y famosos.

Dios se enoja con la gente

En este mundo, la maldad de hombres y mujeres iba en aumento. Siempre estaban pensando en hacer lo malo, y sólo lo malo. Cuando Dios vio tanta maldad en ellos, se puso muy triste de haberlos hecho, y lamentó haberlos puesto en la tierra.

1 Timoteo 1:1-11

Saludo

1-2 Querido Timoteo:

Te envío mis saludos.

Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo, pues Dios nuestro Salvador, y Cristo Jesús, nuestra esperanza, me enviaron a comunicar su mensaje.

Para mí, tú eres como un hijo. Por eso les pido a Dios nuestro Padre y a Jesucristo nuestro Señor, que te amen mucho, que te ayuden en todo, y que te den su paz.

¡Cuidado con las falsas enseñanzas!

Cuando me fui a la región de Macedonia, te pedí que te quedaras en la ciudad de Éfeso. Y ahora te lo vuelvo a pedir. Allí hay ciertas personas que imparten enseñanzas falsas. Ordénales que no lo hagan más. Diles que no pierdan el tiempo estudiando historias falsas y las interminables listas de sus antepasados. Los que se interesan en esas cosas discuten por nada, y eso no los ayuda a conocer los planes de Dios. Esos planes sólo podemos conocerlos si confiamos en él.

Te pido que les enseñes a amar de verdad. Sólo los que tienen la conciencia tranquila, y confían sinceramente en Dios, pueden amar así.

Algunos han dejado esa clase de amor y pierden su tiempo en discusiones tontas. Pretenden ser maestros de la Ley, y se sienten muy seguros de lo que dicen y enseñan, pero ni ellos mismos saben de qué están hablando.

Todos sabemos que la ley es buena, siempre y cuando se use correctamente. También sabemos que las leyes no se dan para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. También son para los que matan a sus semejantes, y hasta a sus propios padres y madres. 10 Son para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres; para los secuestradores y los mentirosos, y para los que juran decir la verdad pero luego mienten. En fin, las leyes son para corregir a los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza 11 del maravilloso mensaje que nuestro Dios bendito me ha encargado enseñar.