Revised Common Lectionary (Complementary)
Libro Primero (Salmos 1–41)
1 Qué alegría para los que
no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores,
ni se juntan con burlones,
2 sino que se deleitan en la ley del Señor
meditando en ella día y noche.
3 Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
4 ¡No sucede lo mismo con los malos!
Son como paja inútil que esparce el viento.
5 Serán condenados cuando llegue el juicio;
los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
6 Pues el Señor cuida el sendero de los justos,
pero la senda de los malos lleva a la destrucción.
Moisés repasa el pacto
2 [a]Entonces Moisés convocó a todo el pueblo de Israel y le dijo: «Tú has visto con tus propios ojos todo lo que el Señor hizo en la tierra de Egipto, tanto al faraón como a todos sus sirvientes y al resto del país; 3 presenciaste las grandes demostraciones de su fuerza, las señales asombrosas y los milagros sorprendentes. 4 ¡Pero hasta el día de hoy, el Señor no te ha dado mente para comprender ni ojos para ver ni oídos para oír! 5 Durante cuarenta años te guie por el desierto, sin embargo, ni tu ropa ni tus sandalias se gastaron. 6 No comiste pan ni bebiste vino ni otra bebida alcohólica, pero él suplió tus necesidades para que supieras que él es el Señor tu Dios.
7 »Cuando llegamos aquí, Hesbón, rey de Sehón, y Og, rey de Basán, salieron a pelear contra nosotros, pero los derrotamos. 8 Nos apoderamos de su tierra y se la dimos a la tribu de Rubén y a la de Gad y a la media tribu de Manasés como su porción de la tierra.
9 »Por lo tanto, obedece las condiciones de este pacto para que prosperes en todo lo que hagas. 10 Hoy, cada uno de ustedes—los jefes de las tribus, los ancianos, los jefes y todos los hombres de Israel—está en la presencia del Señor su Dios. 11 Tus esposas y tus pequeños están contigo, al igual que los extranjeros que viven en medio de ti, quienes cortan tu leña y llevan tu agua. 12 Hoy estás aquí para hacer un pacto con el Señor tu Dios. El Señor es quien hace ese pacto, que incluye las maldiciones. 13 Hoy, al hacer el pacto, él te confirmará como su pueblo y te reafirmará que él es tu Dios, tal como te lo prometió a ti y se lo juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
14 »Pero no es solo contigo que hago este pacto con sus maldiciones. 15 Lo hago tanto contigo, que hoy estás en la presencia del Señor tu Dios, como también con las generaciones futuras, que no están aquí hoy.
16 »Tú recuerdas cómo vivíamos en la tierra de Egipto y cómo anduvimos por el territorio de naciones enemigas cuando salimos de allí. 17 Tú viste las prácticas detestables de esas naciones y sus ídolos[b] de madera, de piedra, de plata y de oro. 18 Hago este pacto contigo, para que nadie—hombre o mujer, clan o tribu—se aparte del Señor nuestro Dios para rendir culto a esos dioses de otras naciones, y para que ninguna raíz produzca frutos amargos y venenosos en medio de ti.
19 »Los que oyen las advertencias de esta maldición no deberían confiarse demasiado y pensar: “Estoy a salvo, a pesar de que sigo los deseos de mi corazón terco”. ¡Eso los llevaría a la ruina total! 20 Y el Señor jamás perdonará a los que piensan así. Por el contrario, su enojo y su celo arderán contra ellos. Les caerán encima todas las maldiciones escritas en este libro, y el Señor borrará sus nombres de la faz de la tierra.
34 »¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.
35 “He venido a poner a un hombre contra su padre,
a una hija contra su madre
y a una nuera contra su suegra.
36 ¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!”[a] .
37 »Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío. 38 Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser mío. 39 Si te aferras a tu vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por mí, la salvarás.
40 »El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al Padre, quien me envió. 41 Si reciben a un profeta como a alguien que habla de parte de Dios,[b] recibirán la misma recompensa que un profeta. Y, si reciben a un justo debido a su justicia, recibirán una recompensa similar a la de él. 42 Y si le dan siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores más insignificantes, les aseguro que recibirán una recompensa».
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.