Revised Common Lectionary (Complementary)
Alaba al Señor
Canción de David.
1 Con todo mi corazón alabo al SEÑOR;
que todo mi ser alabe su santo nombre.
2 Con todo mi corazón alabo al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Dios perdona todos mis pecados
y sana todas mis enfermedades.
4 Él salva mi vida de la muerte;
me corona de fiel amor y compasión.
5 Me bendice en abundancia,
me rejuvenece como el águila.
6 El SEÑOR es justo y hace justicia
a quienes se les ha hecho daño.
7 Dios dio sus enseñanzas a Moisés,
y le mostró a la gente de Israel las maravillas que él puede hacer.
8 El SEÑOR es compasivo y misericordioso,
es paciente y abunda en fiel amor.
12 En aquel tiempo, Salomón ofrecía los sacrificios que deben quemarse completamente al SEÑOR en el altar del SEÑOR que había construido delante del vestíbulo. 13 Los ofrecía conforme a lo ordenado para cada día, según lo mandado por Moisés, semanalmente los días de descanso, mensualmente en las lunas nuevas y durante las fiestas que se realizaban tres veces al año: la fiesta de los Panes sin Levadura, la fiesta de las Semanas[a] y la fiesta de las Enramadas. 14 De acuerdo a lo ordenado por su papá David, asignó turnos para que los sacerdotes realizaran su servicio y para que los levitas llevaran a cabo sus deberes de alabar y servir ante los sacerdotes de acuerdo a lo ordenado para cada día. También asignó turnos a los porteros en cada puerta. 15 Así que cumplieron fielmente el mandato del rey en cuanto a los sacerdotes, los levitas y también en cuanto a la tesorería.
Pablo y Silas en Tesalónica
17 Después de que Pablo y Silas viajaron por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga judía. 2 Pablo fue a la sinagoga para ver a los judíos, como era su costumbre. Durante tres sábados, Pablo discutió con ellos acerca de las Escrituras. 3 Les explicó que las Escrituras demostraban que el Mesías tenía que morir y después resucitar. Les decía: «El Mesías es este Jesús, del que les hablo». 4 Algunos de los judíos fueron convencidos y se unieron a Pablo y a Silas junto con muchos griegos. También se les unieron muchas mujeres importantes.
5 Pero los judíos que no creían sintieron envidia y contrataron en la calle a unos delincuentes que formaron un grupo y provocaron un alboroto en la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón buscando a Pablo y a Silas para llevarlos ante la asamblea popular. 6 Como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a otros creyentes y los llevaron ante las autoridades de la ciudad. Toda la gente gritaba: «¡Estos hombres han causado problemas en todo el mundo y ahora han venido a causar problemas aquí! 7 Se hospedan en casa de Jasón y hacen todo lo que está en contra de los decretos del emperador, diciendo que hay otro rey llamado Jesús». 8 Al oír esto, la multitud y las autoridades de la ciudad se inquietaron mucho. 9 Hicieron que Jasón y los demás creyentes pagaran una multa, y los soltaron.
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