Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo de David.
138 Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
por todo el honor de tu nombre.
3 En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza.
4 Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5 Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es muy grande.
6 Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
pero se mantiene distante de los orgullosos.
7 Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
y el poder de tu mano derecha me salva.
8 El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
No me abandones, porque tú me creaste.
19 Aun después de que todas las jóvenes fueron trasladadas al segundo harén[a] y Mardoqueo fue designado oficial del palacio,[b] 20 Ester siguió manteniendo en secreto su trasfondo familiar y su nacionalidad. Todavía seguía los consejos de Mardoqueo, tal como cuando vivía en su casa.
La lealtad de Mardoqueo hacia el rey
21 Cierto día, mientras Mardoqueo estaba de guardia en la puerta del rey, dos de los eunucos del rey, Bigtana[c] y Teres—guardias que custodiaban la entrada a las habitaciones privadas del rey—se enojaron con el rey Jerjes y conspiraron para asesinarlo; 22 pero Mardoqueo se enteró del complot y le pasó la información a la reina Ester. Entonces ella se lo contó al rey y le dio el crédito a Mardoqueo por la noticia. 23 Cuando se hizo la investigación y se confirmó que lo que decía Mardoqueo era cierto, los dos hombres fueron atravesados con un poste afilado. Todo el suceso quedó registrado en El libro de la historia del reinado del rey Jerjes.
El complot de Amán contra los judíos
3 Tiempo después, el rey Jerjes ascendió a Amán, hijo de Hamedata el agagueo, lo puso por encima de todos los demás nobles y lo convirtió en el funcionario más poderoso del imperio. 2 Todos los funcionarios del rey se inclinaban ante Amán en señal de respeto cada vez que él pasaba porque el rey lo había ordenado; pero Mardoqueo se negó a inclinarse ante él o a rendirle homenaje.
3 Entonces los funcionarios del palacio que estaban a la puerta del rey le preguntaron a Mardoqueo: «¿Por qué desobedeces la orden del rey?». 4 Todos los días le hablaban de lo mismo, pero aun así él se negaba a cumplir la orden. Entonces le informaron a Amán para saber si él toleraría la conducta de Mardoqueo, ya que Mardoqueo les había dicho que era judío.
5 Cuando Amán vio que Mardoqueo no se inclinaba ante él ni le rendía homenaje, se llenó de furia. 6 Como se había enterado de la nacionalidad de Mardoqueo, decidió que no bastaba con matar solamente a él. Entonces, buscó la forma de destruir a todos los judíos a lo largo y ancho del imperio de Jerjes.
15 Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento veinte creyentes[a] estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de pie y se dirigió a ellos: 16 «Hermanos—les dijo—, las Escrituras tenían que cumplirse con respecto a Judas, quien guio a los que arrestaron a Jesús. Esto lo predijo hace mucho tiempo el Espíritu Santo cuando habló por medio del rey David. 17 Judas era uno de nosotros y participó con nosotros en el ministerio».
18 (Judas había comprado un campo con el dinero que recibió por su traición. Allí cayó de cabeza, se le reventó el cuerpo y se le derramaron los intestinos. 19 La noticia de su muerte llegó a todos los habitantes de Jerusalén, y ellos le pusieron a ese lugar el nombre arameo Acéldama, que significa «Campo de Sangre»).
20 «Esto estaba escrito en el libro de los Salmos—continuó Pedro—, donde dice: “Que su casa quede desolada y que nadie viva en ella”. También dice: “Que otro tome su lugar”[b].
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