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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Isaías 53:4-12

Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
    fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.[a]
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios,
    ¡un castigo por sus propios pecados!
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
    y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;
    fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
    hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
    los pecados de todos nosotros.

Fue oprimido y tratado con crueldad;
    sin embargo, no dijo ni una sola palabra.
Como cordero fue llevado al matadero.
    Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores,
    no abrió su boca.
Al ser condenado injustamente,
    se lo llevaron.[b]
A nadie le importó que muriera sin descendientes
    ni que le quitaran la vida a mitad de camino.[c]
Pero lo hirieron de muerte
    por la rebelión de mi pueblo.
Él no había hecho nada malo,
    y jamás había engañado a nadie.
Pero fue enterrado como un criminal;
    fue puesto en la tumba de un hombre rico.

10 Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo
    y causarle dolor.
Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado,
    tendrá muchos descendientes.
Disfrutará de una larga vida,
    y en sus manos el buen plan del Señor prosperará.
11 Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia,
    quedará satisfecho.
Y a causa de lo que sufrió,
    mi siervo justo hará posible
que muchos sean contados entre los justos,
    porque él cargará con todos los pecados de ellos.
12 Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso,
    porque se expuso a la muerte.
Fue contado entre los rebeldes.
    Cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores.

Salmos 91:9-16

Si haces al Señor tu refugio
    y al Altísimo tu resguardo,
10 ningún mal te conquistará;
    ninguna plaga se acercará a tu hogar.
11 Pues él ordenará a sus ángeles
    que te protejan por donde vayas.
12 Te sostendrán con sus manos
    para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
13 Pisotearás leones y cobras;
    ¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!

14 El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
    protegeré a los que confían en mi nombre.
15 Cuando me llamen, yo les responderé;
    estaré con ellos en medio de las dificultades.
    Los rescataré y los honraré.
16 Los recompensaré con una larga vida
    y les daré mi salvación».

Hebreos 5:1-10

Todo sumo sacerdote es un hombre escogido para representar a otras personas en su trato con Dios. Él presenta a Dios las ofrendas de esas personas y ofrece sacrificios por los pecados. Y puede tratar con paciencia a los ignorantes y descarriados, porque él también está sujeto a las mismas debilidades. Por esa razón, debe ofrecer sacrificios tanto por sus propios pecados como por los del pueblo.

Y nadie puede llegar a ser sumo sacerdote solo porque desee tener ese honor. Tiene que ser llamado por Dios para ese trabajo, como sucedió con Aarón. Por eso, Cristo no se honró a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino que fue elegido por Dios, quien le dijo:

«Tú eres mi Hijo.
    Hoy he llegado a ser tu Padre[a]».

Y en otro pasaje Dios le dijo:

«Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec»[b].

Mientras estuvo aquí en la tierra, Jesús ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía rescatarlo de la muerte. Y Dios oyó sus oraciones por la gran reverencia que Jesús le tenía. Aunque era Hijo de Dios, Jesús aprendió obediencia por las cosas que sufrió. De ese modo, Dios lo hizo apto para ser el Sumo Sacerdote perfecto, y Jesús llegó a ser la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen. 10 Y Dios lo designó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.

Marcos 10:35-45

Jesús enseña acerca del servicio a los demás

35 Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron:

—Maestro, queremos que nos hagas un favor.

36 —¿Cuál es la petición? —preguntó él.

37 Ellos contestaron:

—Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

38 Jesús les dijo:

—¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?

39 —Claro que sí—contestaron ellos—, ¡podemos!

Entonces Jesús les dijo:

—Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bautismo de sufrimiento; 40 pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.

41 Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido, se indignaron. 42 Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. 43 Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, 44 y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás. 45 Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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