Revised Common Lectionary (Complementary)
42 Otro día, un hombre de Baal-salisa le trajo al hombre de Dios un saco de grano fresco y veinte panes de cebada que había preparado con el primer grano de su cosecha. Entonces Eliseo dijo:
—Dénselo a la gente para que coma.
43 —¿Qué?—exclamó el sirviente—. ¿Alimentar a cien personas solo con esto?
Pero Eliseo reiteró:
—Dénselo a la gente para que coma, porque esto dice el Señor: “¡Todos comerán, y hasta habrá de sobra!”.
44 Cuando se lo dieron a la gente, hubo suficiente para todos y sobró, tal como el Señor había prometido.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
es bondadoso en todo lo que hace.[a]
14 El Señor ayuda a los caídos
y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
sí, de todos los que lo invocan de verdad.
Pablo ora por crecimiento espiritual
14 Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre,[a] 15 el Creador de todo lo que existe en el cielo y en la tierra.[b] 16 Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu. 17 Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. 18 Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. 19 Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.
20 Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros. 21 ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén.
Jesús alimenta a cinco mil
6 Después Jesús cruzó al otro lado del mar de Galilea, conocido también como el mar de Tiberias. 2 Una gran multitud siempre lo seguía a todas partes porque veía las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los enfermos. 3 Entonces Jesús subió a una colina y se sentó allí rodeado de sus discípulos. 4 (Ya era casi el tiempo de la celebración de la Pascua judía). 5 Enseguida Jesús vio que una gran multitud venía a su encuentro. Dirigiéndose a Felipe, le preguntó:
—¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?
6 Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.
7 Felipe contestó:
—¡Aunque trabajáramos meses enteros, no tendríamos el dinero suficiente[a] para alimentar a toda esta gente!
8 Entonces habló Andrés, el hermano de Simón Pedro: 9 «Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?».
10 Jesús dijo: «Díganles a todos que se sienten». Así que todos se sentaron sobre la hierba, en las laderas. (Solo contando a los hombres sumaban alrededor de cinco mil). 11 Luego Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron. 12 Una vez que quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos: «Ahora junten lo que sobró, para que no se desperdicie nada». 13 Entonces ellos juntaron las sobras y llenaron doce canastos con los restos que la multitud había dejado después de comer de los cinco panes de cebada.
14 La gente, al ver la señal milagrosa que Jesús[b] había hecho, exclamó: «¡No hay duda de que es el Profeta que esperábamos!»[c]. 15 Cuando Jesús vio que estaban dispuestos a hacerlo rey a la fuerza, se escabulló hacia las colinas él solo.
Jesús camina sobre el agua
16 Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del lago para esperarlo; 17 pero al ver que caía la noche y que Jesús aún no había vuelto, subieron a la barca y comenzaron a cruzar el lago rumbo a Capernaúm. 18 Poco después, se levantó un viento fuerte sobre ellos y el mar se agitó mucho. 19 Habían remado unos cinco o seis kilómetros[d] cuando de pronto vieron a Jesús caminando sobre el agua en dirección a la barca. Estaban aterrados, 20 pero él exclamó: «No tengan miedo, ¡yo estoy aquí![e]». 21 Entonces lo recibieron con entusiasmo en la barca, ¡y enseguida llegaron a su destino!
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