Revised Common Lectionary (Complementary)
Pedro predica en el templo
12 Pedro vio esto como una oportunidad y se dirigió a la multitud: «Pueblo de Israel—dijo—, ¿qué hay de sorprendente en esto? ¿Y por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder o nuestra propia rectitud? 13 Pues es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob—el Dios de todos nuestros antepasados—quien dio gloria a su siervo Jesús al hacer este milagro. Es el mismo Jesús a quien ustedes rechazaron y entregaron a Pilato, a pesar de que Pilato había decidido ponerlo en libertad. 14 Ustedes rechazaron a ese santo y justo y, en su lugar, exigieron que soltaran a un asesino. 15 Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de los muertos. ¡Y nosotros somos testigos de ese hecho!
16 »Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben que él antes era un lisiado. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado delante de sus propios ojos.
17 »Amigos,[a] yo entiendo que lo que ustedes y sus líderes le hicieron a Jesús fue hecho en ignorancia; 18 pero Dios estaba cumpliendo lo que los profetas predijeron acerca del Mesías, que él tenía que sufrir estas cosas. 19 Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados.
Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con instrumentos de cuerda.
4 Respóndeme cuando clamo a ti,
oh Dios, tú que me declaras inocente.
Libérame de mis problemas;
ten misericordia de mí y escucha mi oración.
2 ¿Hasta cuándo, señores, arruinarán mi reputación?
¿Hasta cuándo harán acusaciones infundadas contra mí?
¿Hasta cuándo seguirán con sus mentiras? Interludio
3 De algo pueden estar seguros:
el Señor ha separado para sí a los justos;
el Señor me responderá cuando lo llame.
4 No pequen al dejar que el enojo los controle;
reflexionen durante la noche y quédense en silencio. Interludio
5 Ofrezcan sacrificios con un espíritu correcto
y confíen en el Señor.
6 Muchos dicen: «¿Quién nos mostrará tiempos mejores?».
Haz que tu rostro nos sonría, oh Señor.
7 Me has dado más alegría
que los que tienen cosechas abundantes de grano y de vino nuevo.
8 En paz me acostaré y dormiré,
porque solo tú, oh Señor, me mantendrás a salvo.
3 Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. 2 Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. 3 Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro.
4 Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios; 5 y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. 6 Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni entiende quién es él.
7 Queridos hijos, no dejen que nadie los engañe acerca de lo siguiente: cuando una persona hace lo correcto, demuestra que es justa, así como Cristo es justo.
36 Entonces, justo mientras contaban la historia, de pronto Jesús mismo apareció de pie en medio de ellos. «La paz sea con ustedes», les dijo. 37 Pero todos quedaron asustados y temerosos; ¡pensaban que veían un fantasma!
38 «¿Por qué están asustados?—les preguntó—. ¿Por qué tienen el corazón lleno de dudas? 39 Miren mis manos. Miren mis pies. Pueden ver que de veras soy yo. Tóquenme y asegúrense de que no soy un fantasma, pues los fantasmas no tienen cuerpo, como ven que yo tengo». 40 Mientras hablaba, él les mostró sus manos y sus pies.
41 Aun así, ellos seguían sin creer, llenos de alegría y asombro. Entonces les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?». 42 Le dieron un pedazo de pescado asado, 43 y él lo comió mientras ellos miraban.
44 Entonces dijo: «Cuando estaba con ustedes antes, les dije que tenía que cumplirse todo lo escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos». 45 Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras, 46 y dijo: «Efectivamente, se escribió hace mucho tiempo que el Mesías debería sufrir, morir y resucitar al tercer día. 47 También se escribió que este mensaje se proclamaría con la autoridad de su nombre a todas las naciones,[a] comenzando con Jerusalén: “Hay perdón de pecados para todos los que se arrepientan”. 48 Ustedes son testigos de todas estas cosas.
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