Revised Common Lectionary (Complementary)
Libro Quinto (Salmos 107–150)
107 ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2 ¿Los ha rescatado el Señor? ¡Entonces, hablen con libertad!
Cuenten a otros que él los ha rescatado de sus enemigos.
3 Pues ha reunido a los desterrados de muchos países,
del oriente y del occidente,
del norte y del sur.[a]
4 Algunos vagaban por el desierto,
perdidos y sin hogar.
5 Con hambre y con sed,
estaban a punto de morir.
6 «¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad,
y él los rescató de su aflicción.
7 Los llevó directo a un lugar seguro,
a una ciudad donde pudieran vivir.
8 Que alaben al Señor por su gran amor
y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos.
9 Pues él satisface al sediento
y al hambriento lo llena de cosas buenas.
10 Algunos estaban en oscuridad y en una profunda penumbra,
presos del sufrimiento con cadenas de hierro.
11 Se rebelaron contra las palabras de Dios;
se burlaron del consejo del Altísimo.
12 Por eso los doblegó con trabajo forzado;
cayeron, y no hubo quien los ayudara.
13 «¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad,
y él los salvó de su aflicción.
14 Los sacó de la oscuridad y de la profunda penumbra;
les rompió las cadenas.
15 Que alaben al Señor por su gran amor
y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos.
16 Pues rompió las puertas de bronce de su prisión;
partió en dos los barrotes de hierro.
Moisés golpea la roca
20 El primer mes del año,[a] toda la comunidad de Israel llegó al desierto de Zin y acampó en Cades. Mientras estaban allí, Miriam murió y la enterraron.
2 Ya que en ese lugar no había agua para que el pueblo bebiera, la gente se rebeló contra Moisés y Aarón. 3 El pueblo culpó a Moisés y dijo: «¡Si tan solo hubiéramos muerto con nuestros hermanos delante del Señor! 4 ¿Por qué trajiste a la congregación del pueblo del Señor a este desierto para morir, junto con todos nuestros animales? 5 ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto y nos trajiste a este terrible lugar? ¡Esta tierra no tiene grano ni higos ni uvas ni granadas ni agua para beber!».
6 Entonces Moisés y Aarón se apartaron del pueblo y fueron a la entrada del tabernáculo,[b] donde cayeron rostro en tierra. Allí la presencia gloriosa del Señor se les apareció, 7 y el Señor le dijo a Moisés: 8 «Tú y Aarón tomen la vara y reúnan a toda la comunidad. En presencia de todo el pueblo, háblale a la roca y de ella brotará agua. De la roca proveerás suficiente agua para satisfacer a toda la comunidad y a sus animales».
9 Así que Moisés hizo lo que se le dijo. Tomó la vara del lugar donde se guardaba en la presencia del Señor. 10 Luego él y Aarón mandaron a llamar al pueblo a reunirse frente a la roca. «¡Escuchen, ustedes rebeldes!—gritó—. ¿Acaso debemos sacarles agua de esta roca?». 11 Enseguida Moisés levantó su mano y golpeó la roca dos veces con la vara y el agua brotó a chorros. Así que toda la comunidad y sus animales bebieron hasta saciarse.
12 Sin embargo, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «¡Puesto que no confiaron lo suficiente en mí para demostrar mi santidad a los israelitas, ustedes no los llevarán a la tierra que les doy!». 13 Por eso este lugar se conoce como las aguas de Meriba (que significa «discusión») porque allí el pueblo de Israel discutió con el Señor y él demostró su santidad entre ellos.
6 Esas cosas sucedieron como una advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo como hicieron ellos, 7 ni rindamos culto a ídolos como hicieron algunos de ellos. Como dicen las Escrituras: «El pueblo celebró con abundante comida y bebida, y se entregó a diversiones paganas»[a]. 8 Y no debemos cometer inmoralidad sexual como hicieron algunos de ellos, lo cual causó la muerte de veintitrés mil personas en un solo día.
9 Tampoco deberíamos poner a prueba a Cristo[b] como hicieron algunos de ellos, y luego murieron mordidos por serpientes. 10 Y no murmuren como lo hicieron algunos de ellos, y luego el ángel de la muerte los destruyó. 11 Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos.
12 Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer. 13 Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
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