Revised Common Lectionary (Complementary)
6 Buscad al Señor y tendréis vida;
no sea que prenda fuego a la casa de José
sin que haya en Betel quien lo apague.
7 ¡Ay de los que cambian
el derecho en amargura
y arrastran por tierra la justicia!
10 Mas ellos odian a quien pide un juicio justo
y detestan al que testifica con verdad.
11 Y porque pisoteáis al indigente
exigiéndole el impuesto del grano,
no habitaréis esas casas construidas
sirviéndoos de piedras talladas,
ni tampoco beberéis el vino
de los selectos viñedos que plantasteis.
12 Conozco vuestras muchas rebeldías
y vuestros innumerables pecados:
aplastáis al inocente, aceptáis sobornos,
atropelláis al desvalido en el tribunal.
13 Por eso, guarde silencio el prudente,
porque estamos en tiempo de desgracia.
14 Buscad el bien y no el mal;
así viviréis y el Señor, Dios del universo,
estará con vosotros, según decís.
15 Detestad el mal y amad el bien;
implantad el derecho en el tribunal
y quizá el Señor, Dios del universo,
tenga compasión del resto de José.
12 Enséñanos a contar nuestros días
y tendremos así un corazón sabio.
13 Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
¡Apiádate de tus siervos!
14 Cólmanos de tu amor por la mañana,
para que cantemos alegres toda la vida.
15 Alégranos tanto como días nos afligiste,
como años conocimos el mal.
16 Que se muestre a tus siervos tu obra
y a tus hijos tu esplendor.
17 Que descienda sobre nosotros
la gracia del Señor, nuestro Dios.
Afianza la obra de nuestras manos;
sí, afianza la obra de nuestras manos.
Todo está patente ante Dios
12 En efecto, la palabra de Dios es fuente de vida y de eficacia; es más cortante que espada de dos filos y penetra hasta dividir lo que el ser humano tiene de más íntimo, hasta llegar a lo más profundo de su ser, poniendo al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones. 13 Ninguna criatura se le oculta a Dios; todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel ante quien debemos rendir cuentas.
Jesús, sacerdote excepcional
14 Y ya que contamos con un sumo sacerdote excepcional que ha traspasado los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengámonos firmes en la fe que profesamos. 15 Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas. 16 Acerquémonos, pues, llenos de confianza a ese trono de gracia, seguros de encontrar la misericordia y el favor divino en el momento preciso.
El joven rico (Mt 19,16-30; Lc 18,18-30)
17 Iba Jesús de camino, cuando vino uno corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
— Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
18 Jesús le dijo:
— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solamente Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no engañes a nadie; honra a tu padre y a tu madre.
20 El joven respondió:
— Maestro, todo eso lo he guardado desde mi adolescencia.
21 Jesús entonces, mirándolo con afecto, le dijo:
— Una cosa te falta: Ve, vende cuanto posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
22 Al oír esto, se sintió contrariado y se marchó entristecido, porque era muy rico. 23 Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos:
— ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Los discípulos se quedaron asombrados al oír estas palabras. Pero Jesús repitió:
— Hijos míos, ¡qué difícil va a ser entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios.
26 Con esto, los discípulos quedaron todavía más sorprendidos, y se preguntaban unos a otros:
— En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
27 Jesús los miró y les dijo:
— Para los hombres es imposible, pero no lo es para Dios, porque para Dios todo es posible.
28 Pedro le dijo entonces:
— Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte.
29 Jesús le respondió:
— Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por causa mía y de la buena noticia, 30 y no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, madres, hijos y tierras, aunque todo ello sea con persecuciones, y en el mundo venidero la vida eterna. 31 Muchos que ahora son primeros, serán los últimos, y muchos que ahora son últimos, serán los primeros.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España