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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Miqueas 3:5-12

Contraste entre el profeta falso y el verdadero

Esto es lo que el Señor dice contra los falsos profetas, los que descarrían a este pueblo: «Ustedes le anuncian la paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no les dan nada, les anuncian la guerra. Por eso, la oscuridad caerá sobre ustedes y los dejará sin visiones; tendrán tapado el entendimiento y no recibirán ningún mensaje de Dios».

Esos profetas y adivinos quedarán en ridículo, serán el hazmerreír de todos; no tendrán nada que decir, pues Dios no les dará mensajes.

En cambio, yo estoy lleno de poder, de justicia y de fuerza. Estoy lleno del Espíritu del Señor para denunciar sin temor todas las maldades y la desobediencia de Israel.

El gobierno corrupto, causa de la caída de Sion

Escuchen esto, líderes de Israel, que odian la justicia y tuercen las intenciones y las obras justas, 10 que llenan a Jerusalén, que es la ciudad del monte Sion, de crímenes y actos injustos.

11 Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!». 12 Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.

Salmos 43

43 ¡Oh Dios, defiéndeme de las acusaciones de estos implacables hombres mentirosos! Porque tú eres Dios, mi único refugio. ¿Por qué me has echado a un lado? ¿Por qué tengo que llorar oprimido por mis enemigos?

Envía tu luz y tu verdad; que sean ellas mi guía. Que ellas me guíen a tu templo, a Sion, tu santo monte, donde tú habitas. Allí acudiré al altar de Dios, del Dios que es la fuente de mi gozo, y lo alabaré con mi arpa. ¡Oh Dios, mi Dios! ¿Por qué voy a desanimarme y a estar triste? ¡Confía en Dios! Nuevamente lo alabaré. ¡Él es mi Dios y mi Salvador!

1 Tesalonicenses 2:9-13

Recuerden, hermanos, cómo trabajamos y nos fatigamos por anunciarles el evangelio de Dios. De día y de noche trabajamos para no serle una carga a nadie. 10 Dios y ustedes saben que esto es cierto. Nos portamos con ustedes los creyentes, de manera santa y justa, y por eso nadie puede reprocharnos nada. 11 Ustedes saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como un padre trata a sus hijos. 12 Los hemos animado y consolado y hemos insistido en que vivan como lo hacen los que son de Dios, que es el que los llama a compartir su reino y su gloria.

13 Por eso, no dejamos de dar gracias a Dios, pues cuando les predicamos la palabra de Dios, ustedes la oyeron y la aceptaron, no como si fuera palabra de hombres, sino como lo que realmente es: palabra de Dios. Y esta palabra los transforma a ustedes los creyentes.

Mateo 23:1-12

Jesús denuncia a los fariseos y a los maestros de la ley

23 Entonces Jesús, dirigiéndose al gentío y a sus discípulos, dijo:

«¡Cualquiera que ve a estos escribas y fariseos creando leyes se creerá que son “Moisés en persona”! Claro, obedézcanlos. ¡Hagan lo que dicen, pero no se les ocurra hacer lo que ellos hacen! Porque ellos mismos no hacen lo que dicen que se debe hacer. Recargan a la gente de mandamientos que ni ellos mismos intentan cumplir.

»¡Y luego se dedican a hacer obras de caridad para que los demás los vean! Para aparentar santidad, se ponen en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en las tiras de pergamino o piel más anchas que puedan encontrar, y procuran que los flecos de sus mantos sean más largos que los de los demás. ¡Ah, y les encanta ir a los banquetes y sentarse a las cabeceras de las mesas, e ir a la sinagoga y sentarse en las primeras sillas! Y cuando andan por las calles, les gusta que les digan: “¡Rabí, rabí!”. No dejen que nadie los llame así. Sólo el Cristo es Rabí[a] y todos los hombres están en el mismo nivel de hermanos. Y no llamen a nadie en la tierra “padre”, porque el único digno de ese título es Dios, que está en los cielos. 10 No se dejen llamar “maestro”, porque sólo hay un Maestro: el Mesías. 11 Mientras más humildemente sirvamos a los demás, más grandes seremos. Para ser grande hay que servir a los demás, 12 pues los que se creen grandes serán humillados; y los que se humillan serán enaltecidos.

Nueva Biblia Viva (NBV)

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