Revised Common Lectionary (Complementary)
33 Muéstrame, Señor, el camino de tus normas,
que yo las guardaré hasta el fin.
34 Instrúyeme para cumplir tu ley,
la respetaré de todo corazón.
35 Guíame por la senda de tus mandamientos,
porque en ella me complazco.
36 Inclina mi corazón a tus mandatos
y no hacia la riqueza.
37 Aparta mi vista de lo que es vano,
haz que viva en tu camino.
38 Cumple la promesa que hiciste
a este tu siervo que te honra.
39 Aleja de mí la burla que me inquieta,
porque son buenas tus decisiones.
40 Siento amor por tus preceptos,
por tu justicia dame vida.
Caso de un blasfemo
10 Había entre los israelitas un hijo de madre israelita y de padre egipcio; un día se enzarzó en una riña con un israelita dentro del campamento 11 y pronunció de manera blasfema el nombre divino. Su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan. 12 Llevado ante Moisés, lo mantuvieron detenido hasta que la palabra del Señor les revelara lo que debían hacer con él.
13 El Señor habló a Moisés y le dijo:
14 — Saca al blasfemo fuera del campamento. Que todos los que lo oyeron blasfemar pongan las manos sobre su cabeza, y que toda la comunidad lo apedree. 15 Después te dirigirás a los israelitas y les dirás: Todo el que maldiga a su Dios, cargará con las consecuencias de su pecado. 16 Y el que blasfeme contra el nombre del Señor será castigado con la muerte: toda la comunidad lo apedreará; sea extranjero o sea nativo, si blasfema contra el nombre divino, morirá.
Ley del talión
17 Asimismo el que hiera mortalmente a cualquier persona, será castigado con la muerte. 18 El que mate un animal deberá resarcir al dueño por él: animal por animal. 19 Y al que hiera a su prójimo, se le pagará con la misma moneda: 20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la herida hecha a otro, igual se le hará a él.
21 El que hiera a un animal deberá resarcir por ello; mas el que hiera mortalmente a una persona, será castigado con la muerte. 22 Juzgaréis con el mismo estatuto al extranjero que al nativo. Yo soy el Señor, vuestro Dios.
Castigo del blasfemo
23 Después de hablar así Moisés a los israelitas, ellos sacaron del campamento al blasfemo y lo apedrearon. Los israelitas hicieron según el Señor había ordenado a Moisés.
No juzgar a la ligera (Lc 6,37-38.41-42)
7 No juzguéis a nadie, para que Dios no os juzgue a vosotros. 2 Porque del mismo modo que juzguéis a los demás, os juzgará Dios a vosotros, y os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás. 3 ¿Por qué miras la brizna que tiene tu hermano en su ojo y no te fijas en el tronco que tienes en el tuyo? 4 ¿Cómo podrás decirle a tu hermano: “Deja que te saque la brizna que tienes en el ojo”, cuando tienes un tronco en el tuyo? 5 ¡Hipócrita! Saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6 No entreguéis las cosas sagradas a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, pues las pisotearán y, revolviéndose, os harán pedazos.
Orar con confianza (Lc 11,9-13)
7 Pedid, y Dios os atenderá; buscad, y encontraréis; llamad, y Dios os abrirá la puerta. 8 Pues todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta. 9 ¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos se las dará también a quienes se las pidan!
La regla de oro (Lc 6,31)
12 Portaos en todo con los demás como queréis que los demás se porten con vosotros. ¡En esto consisten la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas!
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España