Revised Common Lectionary (Complementary)
5 Y en Gabaón el Señor se apareció a Salomón(A) de noche en sueños(B), y Dios le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé(C). 6 Entonces Salomón dijo: Tú has usado de gran misericordia con tu siervo David mi padre(D), según él anduvo delante de ti con fidelidad, justicia y rectitud de corazón hacia ti(E); y has guardado para él esta gran misericordia, en que le has dado un hijo que se siente en su trono, como sucede hoy(F). 7 Y ahora, Señor Dios mío, has hecho a tu siervo rey en lugar de mi padre David(G), aunque soy un muchacho(H) y no sé cómo salir ni entrar(I). 8 Tu siervo está en medio de tu pueblo al cual escogiste(J), un pueblo inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitud(K). 9 Da, pues, a tu siervo un corazón con entendimiento[a] para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal(L). Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande[b](M)?
10 Y fue[c] del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y Dios le dijo: Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida[d](N), ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar[e] justicia, 12 he aquí, he hecho conforme a tus palabras(O). He aquí, te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti(P).
Pe.
129 Maravillosos(A) son tus testimonios,
por lo que los guarda mi alma(B).
130 La exposición de tus palabras imparte luz(C);
da entendimiento a los sencillos(D).
131 Abrí mi boca(E) y suspiré[a](F),
porque anhelaba(G) tus mandamientos.
132 Vuélvete a mí y tenme piedad(H),
como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Afirma mis pasos(I) en tu palabra[b],
y que ninguna iniquidad me domine(J).
134 Rescátame de la opresión del hombre(K),
para que yo guarde tus preceptos.
135 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo(L),
y enséñame tus estatutos(M).
136 Ríos de lágrimas[c] vierten mis ojos(N),
porque ellos no guardan tu ley(O).
Victoriosos en Cristo
26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos(A), pero el Espíritu mismo intercede por nosotros(B) con gemidos indecibles; 27 y aquel que escudriña los corazones(C) sabe cuál es el sentir[a] del Espíritu(D), porque Él intercede por los santos(E) conforme a la voluntad de Dios. 28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas(F) cooperan para bien[b], esto es, para los que son llamados(G) conforme a su propósito. 29 Porque a los que de antemano conoció(H), también los predestinó(I) a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo(J), para que Él sea el primogénito(K) entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó(L), a esos también llamó(M); y a los que llamó, a esos también justificó(N); y a los que justificó, a esos también glorificó(O).
31 Entonces, ¿qué diremos(P) a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros(Q)? 32 El que no eximió ni a su propio Hijo(R), sino que lo entregó por todos nosotros(S), ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios(T)? Dios es el que justifica(U). 34 ¿Quién es el que condena(V)? Cristo Jesús es el que murió(W), sí, más aún, el que resucitó[c](X), el que además está a la diestra de Dios(Y), el que también intercede por nosotros(Z). 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo[d](AA)? ¿Tribulación, o angustia(AB), o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada(AC)? 36 Tal como está escrito:
Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día;
somos considerados como ovejas para el matadero(AD).
37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó(AE). 38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida(AF), ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes[e](AG), 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios(AH) que es en Cristo Jesús Señor nuestro(AI).
Parábola del grano de mostaza
31 Les refirió otra parábola, diciendo: (A)El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza(B), que un hombre tomó y sembró en su campo, 32 y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas(C).
Parábola de la levadura
33 Les dijo otra parábola: (D)El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas[a] de harina hasta que todo quedó fermentado(E).
Parábolas del tesoro escondido y la perla de gran valor
44 El reino de los cielos(A) es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene(B) y compra aquel campo.
45 El reino de los cielos(C) también es semejante a un mercader que busca perlas finas, 46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
Parábola de la red barredera
47 El reino de los cielos(D) también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase; 48 y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas[a], pero echaron fuera los malos. 49 Así será en el fin[b] del mundo[c](E); los ángeles saldrán, y sacarán[d] a los malos de entre los justos, 50 y los arrojarán en el horno de fuego(F); allí será el llanto y el crujir de dientes(G).
Parábola del dueño de casa
51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron*: Sí. 52 Y Él les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al[e] dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
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