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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Jeremías 20:7-13

Quejas de Jeremías

¡Me sedujiste, Señor,
    y yo me dejé seducir!
Fuiste más fuerte que yo,
    y me venciste.
Todo el mundo se burla de mí;
    se ríen de mí todo el tiempo.
Cada vez que hablo, es para gritar:
    «¡Violencia! ¡Violencia!»
Por eso la palabra del Señor
    no deja de ser para mí
    un oprobio y una burla.
Si digo: «No me acordaré más de él,
    ni hablaré más en su nombre»,
entonces su palabra en mi interior
    se vuelve un fuego ardiente
    que me cala hasta los huesos.
He hecho todo lo posible por contenerla,
    pero ya no puedo más.
10 Escucho a muchos decir con sorna:
    «¡Hay terror por todas partes!»
y hasta agregan: «¡Denunciadlo!
    ¡Vamos a denunciarlo!»
Aun mis mejores amigos
    esperan que tropiece.
También dicen: «Quizá lo podamos seducir.
    Entonces lo venceremos
    y nos vengaremos de él».

11 Pero el Señor está conmigo
    como un guerrero poderoso;
por eso los que me persiguen
    caerán y no podrán prevalecer,
    fracasarán y quedarán avergonzados.
Eterna será su deshonra;
    jamás será olvidada.
12 Tú, Señor Todopoderoso,
    que examinas al justo,
    que sondeas el corazón y la mente,
hazme ver tu venganza sobre ellos,
    pues a ti he encomendado mi causa.

13 ¡Cantad al Señor, alabadlo!
    Él salva a los pobres
    del poder de los malvados.

Salmos 69:7-10

Por ti yo he sufrido insultos;
    mi rostro se ha cubierto de ignominia.
Soy como un extraño para mis hermanos;
    soy un extranjero para los hijos de mi madre.
El celo por tu casa me consume;
    sobre mí han recaído
    los insultos de tus detractores.
10 Cuando lloro y ayuno,
    tengo que soportar sus ofensas;

Salmos 69:11-15

11 cuando me visto de luto,
    soy objeto de burlas.
12 Los que se sientan a la puerta murmuran contra mí;
    los borrachos me dedican parodias.

13 Pero yo, Señor, te imploro
    en el tiempo de tu buena voluntad.
Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme;
    por tu fidelidad, sálvame.
14 Sácame del fango;
    no permitas que me hunda.
Líbrame de los que me odian,
    y de las aguas profundas.
15 No dejes que me arrastre la corriente;
    no permitas que me trague el abismo,
    ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.

Salmos 69:16-18

16 Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor;
    por tu gran compasión, vuélvete a mí.
17 No escondas tu rostro de este siervo tuyo;
    respóndeme pronto, que estoy angustiado.
18 Ven a mi lado, y rescátame;
    redímeme, a causa de mis enemigos.

Romanos 6:1-11

Muertos al pecado, vivos en Cristo

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? ¿Acaso no sabéis que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder[a] del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado.

Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. 10 En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios.

11 De la misma manera, también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Mateo 10:24-39

24 »El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo. 25 Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!

26 »Así que no les tengáis miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; lo que se os susurra al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.[a] Temed más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.[b] 29 ¿No se venden dos gorriones por una monedita?[c] Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; 30 y él tiene contados aun los cabellos de vuestra cabeza. 31 Así que no tengáis miedo; vosotros valéis más que muchos gorriones.

32 »A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo. 33 Pero a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.

34 »No creáis que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada. 35 Porque he venido a poner en conflicto

»“al hombre contra su padre,
    a la hija contra su madre,
    a la nuera contra su suegra;
36 los enemigos de cada cual
    serán los de su propia familia”.[d]

37 »El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. 39 El que se aferre a su propia vida la perderá, y el que renuncie a[e] su propia vida por mi causa la encontrará.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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