Revised Common Lectionary (Complementary)
Quinta y última confesión
7 Me sedujiste, Señor, y quedé seducido;
me agarraste con fuerza y me sometiste.
Yo era objeto de mofa todo el día,
todo el mundo se burlaba de mí.
8 Cuando hablo, tengo que gritar
anunciando violencia y destrucción;
la palabra del Señor me servía
de insulto y burla todo el día.
9 Me decía: No me acordaré más de él,
no hablaré más en su nombre.
Pero algo ardía en mi corazón como fuego,
algo ardiente encerrado en mis huesos,
que trataba inútilmente de apagar.
10 Oía a muchos murmurar:
“Este es Terror-En-Derredor,
denúncienlo, vamos a denunciarlo”.
La gente que me era más cercana
andaba acechando mi traspié:
“Tal vez, seducido, lo sometamos
y podamos vengarnos de él”.
11 Pero el Señor está conmigo
como poderoso defensor;
por eso tropiezan al perseguirme
y son incapaces de someterme.
Quedan decepcionados al fracasar,
nunca se olvidará su eterno deshonor.
12 Señor, que examinas al honrado,
que ves sentimientos y pensamientos,
¡que yo vea que te vengas de ellos,
ya que a ti he encomendado mi causa!
13 ¡Canten al Señor, alaben al Señor,
que libró la vida del pobre
del poder de los malvados!
7 Que no se avergüencen por mi culpa
quienes ponen en ti su esperanza,
Dios mío, Señor del universo;
que no se sonrojen por mi culpa
quienes te buscan, Dios de Israel,
8 pues por ti soporto la humillación
y la vergüenza cubre mi rostro.
9 Soy un desconocido para mis hermanos,
un extraño para los hijos de mi madre.
10 Me consume la pasión por tu Templo,
me abate el desprecio de quienes te desprecian.
11 Yo me mortifico con el ayuno
y soy por esto motivo de burla;
12 me visto con tela de saco
y soy para ellos motivo de risa.
13 Me critican los que se sientan en la plaza
y también los bebedores en sus cantos.
14 Pero yo, Señor, te dirijo mi oración
en el momento propicio.
Oh Dios, por tu inmenso amor, respóndeme;
por tu fidelidad, sálvame.
15 Sácame del barro, que no me hunda;
líbrame de mis enemigos y del seno de las aguas.
16 Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el abismo,
que no se cierre sobre mí el brocal del pozo.
17 Respóndeme, Señor, por la bondad de tu amor;
por tu gran misericordia vuélvete hacia mí.
18 No apartes tu rostro de tu siervo;
estoy angustiado, respóndeme pronto.
Resucitados a una vida nueva
6 ¿Querrá todo esto decir que debemos seguir pecando para que se desborde la gracia? 2 ¡De ningún modo! Quienes hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo sometidos a él? 3 ¿No saben ustedes que, al ser vinculados a Cristo por el bautismo, fuimos vinculados también a su muerte? 4 Por el bautismo, en efecto, fuimos sepultados con Cristo, a fin de participar en su muerte. Por tanto, si Cristo venció a la muerte resucitando por el glorioso poder del Padre, es preciso que también nosotros emprendamos una vida nueva. 5 Si hemos sido injertados en Cristo compartiendo una muerte como la suya, compartiremos, también su resurrección. 6 Tengan en cuenta que nuestra antigua condición pecadora fue clavada junto con Cristo en la cruz, para que así quedara destruido este cuerpo sometido al pecado y nosotros quedáramos liberados de su servidumbre. 7 Pues cuando una persona muere, queda libre del dominio del pecado. 8 Si, pues, hemos muerto con Cristo, debemos confiar en que también viviremos con él; 9 sabemos, en efecto, que Cristo, al haber resucitado de entre los muertos es ya inmortal; la muerte ha perdido su dominio sobre él. 10 En cuanto a la razón de su muerte, murió para liberarnos definitivamente del pecado; en lo que se refiere a su vivir, vive para Dios. 11 Igualmente ustedes, consideren que han muerto al pecado y viven para Dios en unión con Cristo Jesús.
24 Ningún discípulo es más que su maestro ni ningún criado es más que su amo. 25 Bastante es que el discípulo llegue a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si han llamado Belzebú al amo de la casa, ¿qué no dirán de sus familiares?
Invitación a la confianza (Lc 12,2-7)
26 No tengan miedo a la gente. Porque no hay nada secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido. 27 Lo que yo les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz, y lo que escuchan en secreto, pregónenlo desde las terrazas. 28 No tengan miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien tengan miedo de aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en la gehena.
29 ¿No se venden dos pájaros por muy poco dinero? Sin embargo, ninguno de ellos cae a tierra si el Padre de ustedes no lo permite. 30 Pues bien, ustedes tienen contados hasta el último cabello de la cabeza. 31 Así que no tengan miedo; ustedes valen más que todos los pájaros.
A favor o en contra de Jesús (Lc 12,8-9)
32 Todo aquel que se declare a mi favor delante de los demás, yo también me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y, al contrario, si alguien me niega delante de los demás, yo también lo negaré a él delante de mi Padre que está en los cielos.
Jesús, causa de división (Lc 12,51-53; 14,26-27)
34 No crean que he venido a traer la paz al mundo. ¡No he venido a traer paz, sino guerra! 35 Porque he venido a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre y a la nuera en contra de su suegra; 36 de manera que los enemigos de cada uno serán sus propios familiares.
37 El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que quiera a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no esté dispuesto a tomar su cruz para seguirme, tampoco es digno de mí. 39 El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que, por causa de mí, la pierda, ese la salvará.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España