Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 96 (95)
Que cante al Señor la tierra entera
96 Canten al Señor un cántico nuevo,
que cante al Señor la tierra entera;
2 canten al Señor, bendigan su nombre;
pregonen su salvación día tras día.
3 Pregonen su gloria entre las naciones,
sus prodigios entre todos los pueblos.
4 Porque es grande el Señor,
es digno de alabanza,
más admirable que todos los dioses.
5 Todos los dioses paganos son nada,
pero el Señor ha hecho los cielos.
6 Gloria y esplendor hay ante él,
majestad y poder en su santuario.
7 Rindan al Señor, familias de los pueblos,
rindan al Señor gloria y poder;
8 reconozcan que es glorioso su nombre,
tráiganle ofrendas y entren en su presencia;
9 adoren al Señor en su hermoso Templo,
que tiemble ante él la tierra entera.
Bendición de Salomón (2 Cr 6,3-11)
14 Luego el rey se dio la vuelta y bendijo a toda la asamblea de Israel que estaba en pie, 15 diciendo:
— Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló a mi padre David, y con su poder ha realizado lo que prometió: 16 “Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto nunca elegí una ciudad entre todas las tribus de Israel para construir un Templo donde residiera mi nombre. En cambió elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel”. 17 Mi padre, David, pensaba construir un Templo en honor del Señor, Dios de Israel; 18 pero el Señor le dijo: “Has pensado construir un Templo en mi honor y lo que piensas está bien. 19 Pero no serás tú quien construya el Templo, sino un hijo tuyo, salido de tus entrañas; él será quien construya el Templo en mi honor”. 20 El Señor ha cumplido la promesa que hizo: yo he sucedido a mi padre, David, en el trono de Israel, como había prometido el Señor y he construido el Templo en honor del Señor, Dios de Israel. 21 Además, he preparado en él un lugar para el Arca de la alianza del Señor, la alianza que hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto.
Pablo y los superapóstoles
11 ¿Me disculparán ustedes si digo algún que otro desatino? Estoy seguro de que sí. 2 Los quiero tanto que me abrasan unos celos a lo divino, pues los he desposado con un solo marido presentándolos a Cristo como si ustedes fueran una virgen pura. 3 Pero tengo miedo; lo mismo que la serpiente sedujo con su astucia a Eva, temo que pervierta sus pensamientos apartándolos de una sincera y limpia entrega a Cristo. 4 De hecho, si alguno viene y les anuncia a otro Jesús distinto del que les hemos anunciado, o pretende que reciban un Espíritu distinto del que recibieron o un mensaje evangélico distinto del que abrazaron, ¡ustedes lo aceptan tan a gusto! 5 ¡Pues no creo valer menos yo que esos superapóstoles! 6 Admito que carezco de elocuencia, pero no me faltan conocimientos; bien que se lo he demostrado a ustedes en las más diversas ocasiones y circunstancias.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España