Revised Common Lectionary (Complementary)
Al Vencedor: Masquil de David, cuando vino Doeg el edomita y dio cuenta a Saúl, diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.
1 ¿Por qué te glorías de maldad, oh hombre fuerte? La misericordia de Dios es cada día.
2 Agravios maquina tu lengua; como navaja amolada hace engaño.
3 Amaste el mal más que el bien; la mentira más que hablar justicia. (Selah.)
4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua.
5 Por tanto Dios te derribará para siempre; te cortará y te arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah.)
6 ¶ Y verán los justos, y temerán; y se reirán de él, diciendo:
7 He aquí un varón que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas; se esforzó en su maldad.
8 Mas yo estoy como oliva verde en la Casa de Dios; confié en la misericordia de Dios perpetua y eternalmente.
9 Te alabaré para siempre porque obraste; y esperaré a tu Nombre, porque es bueno, delante de tus misericordiosos.
24 ¶ Y juntando Josué todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus príncipes, a sus jueces, y a sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.
2 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, es a saber, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños.
11 Y pasado el Jordán, vinisteis a Jericó; y los señores de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos, y jebuseos; y yo los entregué en vuestras manos.
12 Y envié avispas delante de vosotros, los cuales los echaron de delante de vosotros, a saber, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco.
13 Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y las viñas y olivares que no plantasteis, de las cuales coméis.
14 Ahora pues, temed al SEÑOR, y servidle con perfección y con verdad; y quitad de en medio los dioses a los cuales honraron vuestros padres del otro lado del río, y en Egipto; y servid al SEÑOR.
15 ¶ Y si mal os parece servir al SEÑOR, escogeos hoy a quién sirváis; o a los dioses a quien sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; que yo y mi casa serviremos al SEÑOR.
16 Entonces el pueblo respondió, y dijo: Nunca tal nos acontezca, que dejemos al SEÑOR por servir a otros dioses.
17 Porque el SEÑOR nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el cual delante de nuestros ojos ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos.
18 Y el SEÑOR echó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra. Por tanto nosotros también serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir al SEÑOR, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no permitirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.
20 Si dejaréis al SEÑOR y sirviereis a dioses ajenos, se volverá, y os maltratará, y os consumirá, después que os ha hecho bien.
21 El pueblo entonces dijo a Josué: No, antes al SEÑOR serviremos.
22 Y Josué respondió al pueblo: Vosotros seréis testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido al SEÑOR para servirle. Y ellos respondieron: Testigos seremos.
23 Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón al SEÑOR Dios de Israel.
24 Y el pueblo respondió a Josué: Al SEÑOR nuestro Dios serviremos, y a su voz oiremos.
25 Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y le puso ordenanzas y leyes en Siquem.
26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de un alcornoque que estaba en el santuario del SEÑOR.
27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra será entre nosotros por testigo, la cual ha oído todas las palabras del SEÑOR que él ha hablado con nosotros; será, pues, testigo contra vosotros, para que por ventura no mintáis contra vuestro Dios.
28 Y envió Josué al pueblo, cada uno a su heredad.
9 ¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera, porque ya hemos comprobado a judíos y a griegos, que todos están bajo pecado.
10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
11 no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios;
12 todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno;
13 sepulcro abierto es su garganta; con sus lenguas tratan engañosamente; veneno de áspides está debajo de sus labios;
14 cuya boca está llena de maledicencia y de amargura;
15 sus pies son ligeros para derramar sangre;
16 quebrantamiento y desventura hay en sus caminos;
17 y camino de paz no conocieron:
18 no hay temor de Dios delante de sus ojos.
19 ¶ Pero sabemos que todo lo que la ley dice, a los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete a Dios;
20 porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.
21 Pero ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas;
22 la justicia, digo, de Dios por la fe de Jesús el Cristo, para todos y sobre todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
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