Revised Common Lectionary (Complementary)
Declaración de confianza
Al músico principal. Salmo de David.
31 Señor, yo confío en ti;
no permitas nunca que sea yo avergonzado.
¡Ponme a salvo, pues tú eres justo!
2 ¡Inclínate a escucharme!
¡Ven pronto en mi ayuda!
¡Sé tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salve!
3 Ciertamente, tú eres mi roca y mi castillo;
guíame; encamíname por causa de tu nombre.
4 Sácame de la red que me han tendido,
pues tú eres mi refugio.
5 En tus manos encomiendo mi espíritu;(A)
¡ponme a salvo, Señor, Dios de la verdad!
19 ¡Cuán grande es tu bondad,
la cual reservas para los que en ti confían!
¡Delante de todos la manifiestas
a los que en ti buscan refugio!
20 En lo más recóndito de tu presencia
los pones a salvo de la maldad humana;
les das refugio en tu tabernáculo;
¡los pones a salvo de las malas lenguas!
21 ¡Bendito seas, Señor!
¡Grande ha sido tu misericordia por mí!
¡Me pusiste en una ciudad fortificada!
22 En mi angustia llegué a pensar
que me habías apartado de tu vista,
pero tú escuchaste mi voz suplicante
en el momento en que a ti clamé.
23 Ustedes, fieles del Señor, ¡ámenlo!
El Señor cuida de quienes le son fieles,
pero a los que actúan guiados por la soberbia
les da el castigo que merecen.
24 Ustedes, los que esperan en el Señor,
¡esfuércense, y cobren ánimo!
Moisés y los ancianos en el Monte Sinaí
24 El Señor le dijo a Moisés:
«Sube y preséntate ante mí, junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Deberán inclinarse a cierta distancia, 2 pero sólo tú te acercarás a mí. Que no se acerquen ellos, y que tampoco suba el pueblo con ustedes.»
3 Moisés fue y le contó al pueblo todas las palabras y decisiones del Señor, y todo el pueblo respondió a una sola voz:
«Acataremos todas las palabras que el Señor ha pronunciado.»
4 Y Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor, y por la mañana se levantó y al pie del monte construyó un altar y erigió doce columnas, una por cada tribu de Israel. 5 Luego envió algunos jóvenes israelitas para que ofrecieran al Señor holocaustos y becerros como sacrificios de paz. 6 Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y la otra mitad de la sangre la esparció sobre el altar. 7 Tomó entonces el libro del pacto y lo leyó ante todo el pueblo, y ellos dijeron:
«Acataremos todas las cosas que el Señor ha dicho, y las obedeceremos.»
8 Luego, Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, mientras decía:
«Ésta es la sangre del pacto(A) que el Señor hace con ustedes al darles todas estas cosas.»(B)
Los judíos y la ley
17 Ahora bien, tú te llamas judío, confías en la ley, y te enorgulleces de tu Dios. 18 Conoces la voluntad de Dios y juzgas lo que es mejor porque la ley así te lo ha enseñado. 19 Estás convencido de que eres guía de los ciegos y luz de los que están en tinieblas, 20 instructor de los ignorantes y maestro de niños, y que tienes en la ley la clave del conocimiento y de la verdad. 21 Pues bien, tú que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas? 22 Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que detestas a los ídolos, ¿robas en los templos? 23 Tú que te sientes orgulloso de la ley, ¿deshonras a Dios quebrantando la ley? 24 Porque, como está escrito: «Por causa de ustedes el nombre de Dios es blasfemado entre los paganos.»(A)
25 Es verdad que, si obedeces a la ley, la circuncisión es provechosa, pero si la desobedeces, será como si no estuvieras circuncidado. 26 Por lo tanto, si el que no está circuncidado obedece lo que la ley ordena, ¿no se lo considerará como si estuviera circuncidado? 27 Y el que no está físicamente circuncidado, pero obedece a la ley, te condenará a ti, que desobedeces a la ley a pesar de que tienes la ley y estás circuncidado. 28 Porque lo exterior no hace judío a nadie, y estar circuncidado no es una señal externa solamente. 29 El verdadero judío lo es en su interior, y la circuncisión no es la literal sino la espiritual, la del corazón. El que es judío de esta manera es aprobado, no por los hombres, sino por Dios.
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