Revised Common Lectionary (Complementary)
Cántico de los peregrinos. De David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso
ni son altivos mis ojos;
no busco grandezas desmedidas
ni proezas que excedan a mis fuerzas.
2 Todo lo contrario:
he calmado y aquietado mis ansias.
Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre.
¡Sí, como un niño recién amamantado soy!
3 Israel, pon tu esperanza en el Señor
desde ahora y para siempre.
Canto de victoria
26 En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte.
Para salvarla,
Dios levantó muros y baluartes.
2 Abran las puertas para que entre la nación justa
que se mantiene fiel.
3 Al de carácter firme
lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía.
4 Confíen en el Señor para siempre,
porque el Señor, el Señor mismo, es la Roca eterna.
5 Él hace caer a los que habitan en lo alto
y humilla a la ciudad enaltecida:
la abate hasta dejarla por el suelo,
la derriba hasta dejarla hecha polvo.
6 ¡Los pobres y los desvalidos
la pisotean con sus propios pies!».
25 Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes han enviado para atenderme en mis necesidades. 26 Él los extraña mucho a todos y está afligido porque ustedes se enteraron de que estaba enfermo. 27 En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios se compadeció de él, y no solo de él, sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza. 28 Así que lo envío urgentemente para que, al verlo de nuevo, ustedes se alegren y yo esté menos preocupado. 29 Recíbanlo en el Señor con toda alegría y honren a los que son como él, 30 porque estuvo a punto de morir por la obra de Cristo, arriesgando la vida para suplir el servicio que ustedes no podían prestarme.
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