Revised Common Lectionary (Complementary)
El sacerdocio del Mesías
110 Salmo de David.
El SEÑOR dijo a mi señor:
“Siéntate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies”.
2 El SEÑOR enviará desde Sion el cetro de tu poder;
domina en medio de tus enemigos.
3 En el día de tu poder
tu pueblo se te ofrecerá
voluntariamente
en la hermosura de la santidad. Desde el nacimiento de la aurora
tú tienes el rocío de la juventud.
4 El SEÑOR juró y no se retractará: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.
23 »¡Oh, que mis palabras fuesen escritas! ¡Oh, que fuesen grabadas en un libro!
24 ¡Que con cincel de hierro y de plomo fuesen cinceladas en la roca
para siempre!
25 Pero yo sé que mi Redentor vive
y que al final se levantará sobre el polvo.
26 Y después que hayan deshecho esta
mi piel,
¡en mi carne he de ver a Dios
27 a quien yo mismo he de ver!
Lo verán mis ojos, y no los de otro.
»Mi corazón se consume dentro de mí.
Verdades centrales del evangelio
14 Te escribo esto, esperando ir a verte pronto, 15 para que, si me tardo, sepas cómo te conviene conducirte en la casa[a] de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
16 Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Él[b] fue manifestado en la carne, justificado por el Espíritu,
visto por los ángeles,
proclamado entre las naciones, creído en el mundo,
y recibido arriba en gloria.
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