Revised Common Lectionary (Complementary)
Oración en momentos de angustia
(1) Del maestro de coro, con instrumentos de ocho cuerdas. Salmo de David.
6 (2) Señor,
no me reprendas en tu enojo,
no me castigues en tu furor.
2 (3) Señor, ten compasión de mí,
pues me siento sin fuerzas.
Señor, devuélveme la salud,
pues todo el cuerpo me tiembla.
3 (4) ¡Estoy temblando de miedo!
Y tú, Señor, ¿cuándo vendrás?
4 (5) Ven, Señor, ¡salva mi vida!,
¡sálvame, por tu amor!
5 (6) Nadie que esté muerto puede acordarse de ti;
¿quién podrá alabarte en el sepulcro?
6 (7) Estoy cansado de llorar.
Noche tras noche lloro tanto
que inundo de lágrimas mi almohada.
7 (8) El dolor me nubla la vista;
¡se me nubla por culpa de mis enemigos!
8 (9) ¡Apártense de mí, malhechores,
que el Señor ha escuchado mis sollozos!
9 (10) El Señor ha escuchado mis ruegos,
¡el Señor ha aceptado mi oración!
10 (11) Mis enemigos, muertos de miedo,
quedarán en ridículo;
¡en un abrir y cerrar de ojos huirán avergonzados!
16 Ya no tengo ganas de vivir;
la aflicción se ha apoderado de mí.
17 El dolor me penetra hasta los huesos;
sin cesar me atormenta por las noches.
18 Dios me ha agarrado por el cuello,
y con fuerza me sacude la ropa.
19 Me ha arrojado en el lodo,
como si yo fuera polvo y ceniza.
20 Te pido ayuda, oh Dios, y no respondes,
te suplico y no me haces caso.
21 Te has vuelto cruel conmigo,
me persigues con rigor.
22 Haces que el viento me arrebate,
que la tempestad me sacuda.
23 Ya sé que tú quieres llevarme a la muerte,
al destino reservado a todo ser viviente.
24 ¿Acaso no he ayudado al pobre
y lo he salvado de su miseria?
25 ¿Acaso no he llorado por el que sufre,
ni tenido compasión del necesitado?
26 Yo esperaba la felicidad, y vino la desdicha;
aguardaba la luz, y llegó la oscuridad.
27 Mi corazón se agita sin descanso;
sólo me esperan días de aflicción.
28 Llevo una vida triste, sin luz de sol;
delante de todos pido ayuda.
29 Parezco hermano de los chacales,
amigo de los avestruces.
30 Mi piel se ha vuelto negra,
mi cuerpo arde a causa de la fiebre.
31 La música de las arpas y las flautas
se convirtió para mí en llanto de dolor.
46 Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. 47 Cuando el oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Jesús le contestó:
—Ustedes no creen, si no ven señales y milagros.
49 Pero el oficial le dijo:
—Señor, ven pronto, antes que mi hijo se muera.
50 Jesús le dijo entonces:
—Vuelve a casa; tu hijo vive.
El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. 51 Mientras regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron:
—¡Su hijo vive!
52 Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron:
—Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.
53 El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive»; y él y toda su familia creyeron en Jesús.
54 Ésta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús, cuando volvió de Judea a Galilea.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.