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Old/New Testament

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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
2 Crónicas 7-9

Dedicación del templo

Cuando Salomón terminó de orar, cayeron del cielo ráfagas de fuego y consumieron el holocausto y los sacrificios. Y la gloria del Señor llenó el templo del Señor de tal manera que los sacerdotes no podían entrar. Cuando los israelitas vieron que el fuego caía y que la gloria del Señor llenaba su templo, se arrodillaron hasta tocar el piso con la frente y adoraron al Señor, diciendo: «¡El Señor es bueno, y su amor y bondad son para siempre!».

4-5 El rey y todo el pueblo procedieron a consagrar el templo mediante el sacrificio de veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas, que fueron entregados por el rey Salomón. Los sacerdotes estaban de pie en sus lugares de desempeño de sus deberes, y los levitas tocaban su cántico de acción de gracias: «Su amor y su bondad son para siempre», con los instrumentos musicales que el rey David mismo había hecho y había utilizado para alabar al Señor. Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas, el pueblo se puso de pie otra vez. Salomón consagró también el atrio interior del templo, para que en esta ocasión se usara como lugar de sacrificio, porque en el altar de bronce no cabían tantos animales sacrificados.

Durante los siete días siguientes celebraron la fiesta de los Tabernáculos, y multitudes vinieron de todas partes de Israel, desde los que vivían en Lebó Jamat hasta los que vivían en las cercanías del río Nilo, en Egipto. El octavo día se llevó a efecto una solemne asamblea, pues habían celebrado la consagración del altar durante siete días, y la fiesta de los Tabernáculos durante otros siete días. 10 El día veintitrés del mes séptimo, el rey despidió a toda la gente. Así que todos regresaron a sus pueblos y a sus casas, muy alegres por lo bueno que el Señor había sido con David, con Salomón y con su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón

11 De esta manera dio término Salomón a la construcción del templo del Señor, así como a la de su propio palacio. Y logró realizar todo lo que se había propuesto hacer. 12 Una noche el Señor se presentó a Salomón y le dijo:

«He oído tus oraciones, y he escogido este templo como el lugar en que quiero que se me ofrezcan los sacrificios. 13 Si yo cierro los cielos, de modo que no haya lluvia, o si dispongo que una plaga de langostas devore las cosechas, o si les mando una epidemia, 14 si mi pueblo se humilla, y ora, y busca mi rostro, y se arrepiente de sus caminos malvados, los oiré desde el cielo y perdonaré sus pecados y restauraré el país. 15 Estaré atento a toda oración hecha en este lugar. 16 Por cuanto he escogido este templo y lo he santificado para habitar en él para siempre; mis ojos y mi corazón estarán siempre aquí.

17 »En lo que se refiere a ti, si me sigues como lo hizo tu padre David, 18 haré que tú y tus descendientes reinen siempre en Israel, tal como se lo prometí a David.

19 »Pero si no me siguen, si rechazan las leyes que les he dado, y adoran ídolos, 20 los echaré de esta tierra que les he dado, y este templo será destruido, aun cuando lo he santificado para mí; lo transformaré en horror y desgracia. 21 Aunque sea un templo famoso, llegará el día en que todo aquel que pase por aquí exclamará atónito: “¿Por qué el Señor habrá hecho algo tan terrible a esta tierra y a este templo?”. 22 Y la respuesta será: “Porque su pueblo abandonó al Señor, Dios de sus padres, el Dios que los sacó de la tierra de Egipto, y en su lugar adoraron a otros dioses. Ese es el motivo por el cual Dios ha procedido de esta manera”».

Otras actividades de Salomón

Veinte años tardó Salomón en construir el templo de Dios y el palacio real. Al cabo de ese tiempo, Salomón decidió ocuparse de la reconstrucción de las ciudades que Hiram, rey de Tiro, le había dado, y llevó a israelitas a vivir en ellas. También en esta época Salomón peleó contra la ciudad de Jamat de Sobá y la conquistó. Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y todas las ciudades cercanas a Jamat, las cuales usaba como centros de abastecimiento. Fortificó las ciudades de Bet Jorón la de arriba, y Bet Jorón la de abajo, levantó sus murallas y les puso portones y barras. Construyó también Balat y otros centros de aprovisionamiento, y levantó ciudades para guardar sus carros de combate y caballos. En fin, construyó cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todos sus dominios.

7-8 Inició la práctica, que aún continúa, de tomar esclavos de entre los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, descendientes de las naciones que los israelitas no habían podido exterminar por completo. A los ciudadanos israelitas no los sometía a esclavitud, sino que los empleaba como soldados, oficiales y encargados de los carros de combate y de los caballos. 10 Además, Salomón nombró a doscientos cincuenta hombres como capataces, para que dirigieran al pueblo en sus trabajos.

11 Salomón cambió la residencia de su esposa (que era hija del faraón) del sector de Jerusalén denominado ciudad de David al nuevo palacio que construyó para ella. Porque se dijo: «Ella no debe vivir en el palacio del rey David, porque el cofre del Señor estuvo allí, y por lo tanto, es terreno sagrado».

12 Salomón sacrificó animales y los quemó, en honor al Señor, en el altar que había erigido frente a la entrada del templo. 13 El número de sacrificios era diferente de un día a otro, de acuerdo con las instrucciones que Moisés había dado; había sacrificios extraordinarios en los sábados, en las lunas nuevas, y en las tres fiestas anuales, que son: la fiesta de los Panes sin levadura, la fiesta de las Semanas, y la fiesta de los Tabernáculos. 14 En la designación de los sacerdotes que habían de ocupar los diferentes turnos de su oficio, se ciñó al plan trazado por su padre David; también hizo el nombramiento de levitas para sus funciones de alabanza y como ayudantes de los sacerdotes en los trabajos de cada día. Asimismo, nombró a los porteros de las diferentes puertas. 15 Salomón no se desvió en ningún sentido de las instrucciones de David, en cuanto a dichos nombramientos y con el personal de tesorería. 16 Toda la obra de Salomón se llevó a feliz término, desde el día que se echaron los cimientos del templo, hasta su terminación. De modo que el templo del Señor quedó completamente terminado.

17-18 Entonces Salomón se fue a Ezión Guéber y a Elat, que son puertos de la costa ubicados en Edom, a tomar posesión de una flota de barcos que le regaló el rey Hiram. Con la experimentada tripulación de Hiram trabajando junto a las cuadrillas de Salomón, estos barcos fueron a Ofir y regresaron con unos quince mil kilos de oro.

La reina de Sabá visita a Salomón

Cuando la reina de Sabá oyó hablar de la legendaria sabiduría de Salomón, vino a Jerusalén para someterlo a prueba con preguntas difíciles. La acompañaba un séquito numeroso de ayudantes y sirvientes, y camellos cargados de especias, oro y piedras preciosas. Salomón respondió a todas sus preguntas; no hubo nada que no conociera y que no pudiera explicar. Al darse cuenta de la sabiduría del rey Salomón, de la belleza del palacio que edificó y de lo maravilloso de la comida en sus mesas, y de la cantidad de ayudantes y sirvientes que tenía, y de sus uniformes espectaculares y de los oficiales vestidos con sus mejores galas, y vio el porte de los hombres de la guardia de turno, se quedó asombrada. Y exclamó delante del rey: «¡Todo cuanto oí decir de ti en mi país es verdad! Pero no lo creí, sino hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Tu sabiduría es mucho mayor de lo que pude imaginar. ¡Lo que me contaron no es ni la mitad de lo que en realidad es! ¡Qué gran privilegio tienen estos hombres de trabajar aquí y oírte hablar! ¡Bendito sea el Señor tu Dios! ¡Cuánto amor sentirá Dios por Israel, que le ha dado un rey justo como tú! Él quiere que su pueblo sea una nación grande y fuerte para siempre».

La reina de Sabá entregó al rey un obsequio de tres mil novecientos sesenta kilos de oro, y grandes cantidades de especias de incomparable calidad, e incontables joyas.

10 Las cuadrillas de trabajadores del rey Hiram y del rey Salomón traían oro de Ofir, madera de sándalo y piedras preciosas. 11 El rey utilizó la madera de sándalo en la construcción de gradas para el templo del Señor y el palacio real, y para fabricar arpas y liras destinadas al coro. Nunca antes hubo tan magníficos instrumentos en toda la tierra de Judá.

12 El rey Salomón hizo entrega a la reina de Sabá de obsequios equivalentes al valor de los que ella le había traído, y todo lo que ella pidió le fue concedido. Luego ella y su comitiva regresaron a su tierra.

El esplendor de Salomón

13 Salomón recibía unos veintidós mil kilos de oro cada año, 14 sin contar los impuestos que le pagaban los comerciantes, y el oro y la plata que le llevaban los reyes de Arabia y los gobernantes del país.

15 Una parte del oro la usó en la confección de doscientos escudos grandes, de seis kilos y medio de oro cada uno, 16 y trescientos escudos pequeños, de tres kilos de oro cada uno. El rey colocó este material en el palacio conocido como «Bosque del Líbano».

17 Se hizo también un gran trono de marfil, revestido de oro puro. 18 Tenía seis gradas, un estrado de oro y dos brazos. A cada lado de los brazos del asiento había un león de pie, 19 y en cada grada había doce leones, uno a cada lado. ¡Ningún otro trono en todo el mundo podía compararse con este! 20 Las tazas y toda la vajilla del rey Salomón eran de oro sólido, como asimismo todo el mobiliario del palacio «Bosque del Líbano». En cuanto a la plata, esta no era de mucha estima en aquellos días. 21 Cada tres años el rey enviaba sus barcos a Tarsis, usando como tripulación a marineros proporcionados por el rey Hiram, para traer oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

22 El rey Salomón era más rico y más sabio que cualquier otro rey en toda la tierra. 23 De todos los reyes de la tierra venían a visitarlo, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 24 Cada uno de ellos le traía todos los años, como obsequio, tazones de plata y tazones de oro, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulas.

25 Además, tenía Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros de combate, y doce mil jinetes que vivían en las ciudades donde estaban los carros, y en Jerusalén. 26 Dominaba a todos los reyes y reinos, desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto. 27 Logró hacer que la plata fuera tan abundante en Jerusalén como las piedras del camino. Y el cedro se utilizaba como si fuera sicómoro ordinario. 28 Y le traían caballos desde Egipto y otros países.

Muerte de Salomón

29 El resto de la biografía de Salomón está escrito en la historia del profeta Natán, en la profecía de Ahías el silonita, y en las visiones del vidente Idó con respecto a Jeroboán hijo de Nabat.

30 Salomón reinó, pues, sobre todo el pueblo de Israel durante cuarenta años. 31 Luego falleció y fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David, junto a su padre; y su hijo Roboán pasó a ser el nuevo rey.

Juan 11:1-29

Muerte de Lázaro

11 Un hombre llamado Lázaro, estaba enfermo. Era del pueblo de Betania, como también sus hermanas María y Marta. María fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y luego los secó con sus cabellos. Las dos hermanas le enviaron este mensaje a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo».

Jesús oyó esto y dijo:

―Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que servirá para darle la gloria a Dios, y para que también le den la gloria al Hijo de Dios.

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. A pesar de eso, cuando recibió la noticia de que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde estaba. Después dijo a sus discípulos:

―Regresemos a Judea.

Ellos le respondieron:

―Maestro, hace poco los judíos trataron de apedrearte, ¿y quieres volver allá?

Jesús les contestó:

―¿No es verdad que el día tiene doce horas? El que anda de día no tropieza porque tiene la luz de este mundo. 10 Pero el que anda de noche sí tropieza, porque le falta la luz.

11 Después dijo:

―Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.

12 Sus discípulos respondieron:

―Señor, si está dormido, es que va a sanarse.

13 Aunque Jesús se refería a la muerte de Lázaro, sus discípulos pensaron que hablaba del sueño natural. 14 Por eso Jesús les dijo claramente:

―Lázaro ha muerto, 15 y me alegro de no haber estado allí, para que por medio de esto ustedes crean. Vamos a verlo.

16 Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos:

―Vamos también nosotros, para morir con él.

Jesús consuela a las hermanas de Lázaro

17 Cuando Jesús llegó a Betania, se enteró de que Lázaro ya llevaba cuatro días en el sepulcro.

18 Betania estaba cerca de Jerusalén, a sólo tres kilómetros. 19 Por eso muchos judíos habían ido a casa de Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano.

20 Cuando Marta supo que Jesús llegaba, le salió al encuentro. Pero María se quedó en la casa.

21 Marta le dijo a Jesús:

―Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero a pesar de eso, yo sé que Dios te dará todo lo que le pidas.

23 Jesús le dijo:

―Tu hermano volverá a vivir.

24 Marta respondió:

―Yo sé que volverá a vivir, en la resurrección, cuando llegue el día final.

25 Jesús le dijo:

―Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y todo el que cree en mí nunca morirá. ¿Crees esto?

27 Ella le respondió:

―Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.

28 Después de decir esto, Marta regresó a la casa y llamó a su hermana María. Le dijo en secreto:

―El Maestro está aquí y te llama.

29 Sin perder tiempo, María se levantó y fue a verlo.

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