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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Reyes 21-22

Acab y la viña de Nabot

21 Pasadas estas cosas aconteció que Nabot de Jezreel tenía una viña en Jezreel, junto al palacio de Acab, rey de Samaria. Y Acab habló a Nabot diciendo:

—Dame tu viña para que me sirva como huerto de verduras, porque está junto a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta. O si te parece mejor, te pagaré su precio en dinero.

Nabot respondió a Acab:

—¡Guárdeme el SEÑOR de darte la heredad de mis padres!

Acab se fue a su casa decaído y enfadado por las palabras que le había respondido Nabot de Jezreel, quien le había dicho: “No te daré la heredad de mis padres”. Se acostó en su cama, volvió su cara y no tomó alimentos.

Jezabel, su mujer, fue a él y le preguntó:

—¿Por qué está decaído tu espíritu y no tomas alimentos?

Y él le respondió:

—Porque hablé con Nabot de Jezreel y le dije: “Dame tu viña por dinero; o si te parece mejor, te daré otra viña por ella”. Y él respondió: “No te daré mi viña”.

Su mujer Jezabel le dijo:

—¿Tú actúas ahora como rey sobre Israel? ¡Levántate, toma alimentos y alégrese tu corazón! ¡Yo te daré la viña de Nabot de Jezreel!

Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con su anillo y las envió a los ancianos y principales que habitaban en su ciudad con Nabot. Las cartas que escribió decían así:

Proclamen ayuno y hagan que Nabot se siente frente al pueblo. 10 Hagan que se sienten frente a él dos hombres perversos para que testifiquen contra él diciendo: “¡Tú has maldecido a Dios y al rey!”. Entonces sáquenlo y apedréenlo, y que muera.

11 Los hombres de su ciudad, los ancianos y los principales que vivían en su ciudad hicieron como les mandó Jezabel. Conforme a lo escrito en las cartas que ella había enviado, 12 proclamaron ayuno e hicieron sentar a Nabot frente al pueblo. 13 Luego vinieron los dos hombres perversos y se sentaron frente a él. Y estos hombres perversos dieron testimonio contra Nabot frente al pueblo, diciendo:

—Nabot ha maldecido a Dios y al rey.

Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon, y murió. 14 Después enviaron a decir a Jezabel: “Nabot ha sido apedreado y ha muerto”.

15 Sucedió que cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y que había muerto, Jezabel dijo a Acab:

—Levántate y toma posesión de la viña de Nabot de Jezreel, quien no te la quiso dar por dinero. Nabot ya no vive; ha muerto.

16 Y sucedió que cuando Acab oyó que Nabot había muerto, se levantó Acab para descender a la viña de Nabot de Jezreel a fin de tomar posesión de ella.

Elías anuncia juicio contra Acab

17 Aconteció que vino la palabra del SEÑOR a Elías el tisbita, diciendo:

18 —Levántate, desciende al encuentro de Acab, rey de Israel, que reside en Samaria. He aquí que está en la viña de Nabot, a donde ha descendido para tomar posesión de ella. 19 Le hablarás diciendo: “Así ha dicho el SEÑOR: ‘¿Has asesinado y también has tomado posesión?’”. Luego le hablarás diciendo: “Así ha dicho el SEÑOR: ‘En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre’”.

20 Acab dijo a Elías:

—¿Así que me has encontrado, enemigo mío?

Él respondió:

—Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. 21 Así dice el SEÑOR[a]: “He aquí, yo traeré el mal sobre ti y te barreré por completo. Eliminaré de Acab a todo varón en Israel, tanto al esclavo como al libre. 22 Yo haré a los de tu casa como a los de la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a los de la casa de Baasa hijo de Ajías, por la provocación con que me has provocado a ira y con que has hecho pecar a Israel”. 23 También de Jezabel ha hablado el SEÑOR diciendo: “Los perros comerán a Jezabel en la parcela[b] de Jezreel. 24 Al que de Acab muera en la ciudad, lo comerán los perros; y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo”.

25 No hubo realmente nadie como Acab, que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, pues su mujer Jezabel lo incitaba. 26 Él actuó de manera muy abominable, yendo tras los ídolos, conforme a todo lo que hacían los amorreos, a los cuales el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel.

27 Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestiduras, puso cilicio sobre su cuerpo, ayunó y se acostó con el cilicio; y andaba humillado. 28 Entonces vino la palabra del SEÑOR a Elías el tisbita, diciendo:

29 —¿Has visto cómo se ha humillado Acab delante de mí? Por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

Acab y Josafat van contra

los sirios

22 Tres años pasaron sin que hubiera guerra entre Siria e Israel. Y aconteció al tercer año que Josafat, rey de Judá, descendió a visitar al rey de Israel. Entonces el rey de Israel dijo a sus servidores:

—¿Saben que Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria!

Luego preguntó a Josafat:

—¿Irás conmigo a la guerra a Ramot de Galaad?

Y Josafat respondió al rey de Israel:

—Yo soy como eres tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.

Además, Josafat dijo al rey de Israel:

—Por favor, consulta hoy la palabra del SEÑOR.

Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les preguntó:

—¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?

Ellos respondieron:

—Sube, porque el Señor la entregará en mano del rey.

Entonces preguntó Josafat:

—¿No hay aquí todavía algún profeta del SEÑOR, para que consultemos por medio de él?

El rey de Israel respondió a Josafat:

—Todavía hay un hombre por medio del cual podríamos consultar al SEÑOR; pero yo lo aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el mal. Es Micaías hijo de Imla.

Josafat respondió:

—No hable así el rey.

Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:

—Trae pronto a Micaías hijo de Imla.

10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 11 Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y decía:

—Así ha dicho el SEÑOR: “¡Con estos embestirás a los sirios, hasta acabar con ellos!”.

12 Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo:

—Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque el SEÑOR la entregará en mano del rey.

13 El mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló diciendo:

—He aquí, las palabras de los profetas unánimamente anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y anuncia el bien.

14 Pero Micaías respondió:

—¡Vive el SEÑOR, que lo que el SEÑOR me diga, eso hablaré!

15 Llegó al rey, y el rey le preguntó:

—Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiremos?

Él respondió:

—Sube y triunfa, porque el SEÑOR la entregará en mano del rey.

16 El rey le dijo:

—¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre del SEÑOR?

17 Entonces respondió:

—He visto a todo Israel dispersado por los montes como ovejas que no tienen pastor. Y el SEÑOR dijo: “Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz”.

18 Entonces el rey de Israel dijo a Josafat:

—¿No te dije que no profetizaría acerca de mí el bien, sino el mal?

19 Luego dijo Micaías:

—Escucha, pues, la palabra del SEÑOR: Yo he visto al SEÑOR sentado en su trono; y todo el ejército de los cielos estaba de pie junto a él, a su derecha y a su izquierda. 20 Entonces el SEÑOR preguntó: “¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?”. Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra manera. 21 Entonces salió un espíritu, se puso delante del SEÑOR y dijo: “Yo lo induciré”. El SEÑOR le preguntó: “¿De qué manera?”. 22 Y él le respondió: “Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas”. Y el SEÑOR dijo: “Tú lo inducirás, y también prevalecerás. Sal y hazlo así”. 23 Ahora pues, he aquí que el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos tus profetas, porque el SEÑOR ha decretado el mal con respecto a ti.

24 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:

—¿Por qué camino[c] se apartó de mí el Espíritu del SEÑOR, para hablarte a ti?

25 Y Micaías respondió:

—¡He aquí, tú lo verás aquel día, cuando te metas de cuarto en cuarto para esconderte!

26 Entonces dijo el rey de Israel:

—Toma a Micaías y hazlo volver a Amón, alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 27 Y di: “El rey ha dicho así: ‘Pongan a este en la cárcel y manténganlo con una escasa ración de pan y de agua, hasta que yo llegue en paz’”.

28 Y Micaías dijo:

—Si logras volver en paz, el SEÑOR no ha hablado por medio de mí. —Y añadió—: ¡Óiganlo, pueblos todos!

29 El rey de Israel subió con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad. 30 El rey de Israel dijo a Josafat:

—Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; pero tú, vístete con tus vestiduras.

Entonces el rey de Israel se disfrazó y entró en la batalla.

Derrota de Israel y muerte de Acab

31 Ahora bien, el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos jefes de los carros que tenía, diciendo: “No luchen contra chico ni contra grande, sino solo contra el rey de Israel”. 32 Y sucedió que cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron:

—¡Ciertamente este es el rey de Israel!

Entonces se dirigieron hacia él para atacarlo pero Josafat gritó. 33 Y sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 34 Entonces un hombre tiró con su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y él dijo al que guiaba su carro:

—¡Da la vuelta y sácame de la batalla[d], porque he sido herido!

35 La batalla arreció aquel día, y el rey fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios. Y murió al atardecer. La sangre de la herida corría hasta el fondo del carro. 36 A la puesta del sol salió una proclama por todo el campamento, diciendo:

—¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra!

37 Murió, pues, el rey y fue llevado a Samaria; luego sepultaron al rey en Samaria. 38 Lavaron el carro junto al estanque de Samaria (donde las prostitutas se lavaban), mientras los perros lamían su sangre, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado.

39 Los demás hechos de Acab y todo lo que hizo, la casa de marfil y todas las ciudades que edificó, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 40 Acab reposó con sus padres, y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

Resumen del reinado de Josafat

41 Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel. 42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba hija de Silji.

43 Él anduvo en todo el camino de su padre Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos del SEÑOR. Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo continuaba ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. 44 Josafat también hizo la paz con el rey de Israel.

45 Los demás hechos de Josafat, el poderío que logró y las guerras que llevó a cabo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 46 Él eliminó del país el resto de los varones consagrados a la prostitución ritual que habían quedado del tiempo de su padre Asa.

47 No había entonces rey en Edom; solo había un gobernador de parte del rey.

48 Josafat hizo barcos como los de Tarsis, para ir a Ofir por oro. Pero no fueron, pues los barcos se destrozaron en Ezión-geber. 49 Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: “Que vayan mis servidores con tus servidores en los barcos”. Pero Josafat no quiso.

50 Josafat reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Joram reinó en su lugar.

Ocozías, rey de Israel

51 Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria, en el año diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos años sobre Israel.

52 Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR y anduvo en el camino de su padre, en el camino de su madre y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 53 Sirvió a Baal y lo adoró, y provocó a ira al SEÑOR Dios de Israel, conforme a todas las cosas que su padre había hecho.

Lucas 23:26-56

Camino al Calvario

26 Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. 27 Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él. 28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:

—Hijas de Jerusalén, no lloren por mí sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron”. 30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: “¡Caigan sobre nosotros!” y a los montes: “¡Cúbrannos!”[a]. 31 Porque si con el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué se hará con el seco?

32 Llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados con él.

La crucifixión de Jesús

33 Cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores: el uno a la derecha y el otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía:

—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen[b].

Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.

35 El pueblo estaba de pie mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él diciendo:

—A otros salvó. Sálvese a sí mismo, si es el Cristo, el escogido de Dios.

36 También los soldados lo escarnecían, acercándose, ofreciéndole vinagre 37 y diciéndole:

—Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

38 Había también sobre él un título escrito[c] que decía: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.

Jesús y los malhechores

39 Uno de los malhechores que estaban colgados lo injuriaba diciendo:

—¿No eres tú el Cristo?[d]. ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!

40 Respondiendo el otro, lo reprendió diciendo:

—¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, padecemos con razón porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos pero este no hizo ningún mal.

42 Y le dijo:

—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

43 Entonces Jesús le dijo:

—De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

La muerte de Jesús

44 Cuando era como el medio día, descendió oscuridad sobre la tierra hasta las tres de la tarde. 45 El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por en medio. 46 Entonces Jesús, gritando a gran voz, dijo:

—¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu![e].

Y habiendo dicho esto, expiró.

47 Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo:

—¡Verdaderamente este hombre era justo!

48 Y toda la multitud que estaba presente en este espectáculo, al ver lo que había acontecido, volvía golpeándose el pecho. 49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron lejos mirando estas cosas.

Jesús es sepultado

50 He aquí, había un hombre llamado José, el cual era miembro del concilio, y un hombre bueno y justo. 51 Este no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos. Él era de Arimatea, ciudad de los judíos, y también esperaba el reino de Dios. 52 Este se acercó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro cavado en una peña, en el cual nadie había sido puesto todavía. 54 Era el día de la Preparación y estaba por comenzar el sábado.

La resurrección de Jesús

55 Las mujeres que habían venido con él de Galilea también lo siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto el cuerpo. 56 Entonces regresaron y prepararon especias aromáticas y perfumes, y reposaron el sábado conforme al mandamiento.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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