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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
1 Samuel 30-31

David derrota a los amalecitas

30 Tres días más tarde, cuando David y sus hombres regresaron a Siclag, encontraron que los amalecitas habían invadido el sur, atacado la ciudad y la habían quemado completamente. Para colmo, se habían llevado a todas las mujeres y niños. Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y comprendieron lo que le había sucedido a sus familias, lloraron hasta más no poder. Las dos esposas de David, Ajinoán y Abigaíl, se hallaban entre los cautivos. David estaba seriamente preocupado, porque sus soldados, en su profundo dolor por sus hijos, comenzaron a hablar de matarlo. Pero David halló fortaleza en el Señor su Dios.

―Tráeme el efod —le dijo a Abiatar el sacerdote.

Y Abiatar lo trajo.

David preguntó al Señor:

―¿Saldré a perseguirlos? ¿Podré alcanzarlos?

Y el Señor le dijo:

―Sí, ve tras ellos. Recuperarás a todos los cautivos.

David y sus seiscientos hombres salieron en persecución de los amalecitas. 10 Cuando llegaron al arroyo de Besor, doscientos hombres estaban demasiado cansados para cruzar, pero los otros cuatrocientos siguieron la marcha. 11-12 En el camino encontraron a un joven egipcio y lo llevaron a la presencia de David. No había comido ni bebido durante tres días, así que le dieron una porción de higos secos, dos racimos de pasas y agua, y pronto recobró sus fuerzas.

13 ―¿Quién eres y de dónde vienes? —le preguntó David.

―Yo soy egipcio, siervo de un amalecita —respondió—. Mi amo me dejó atrás hace tres días porque estaba enfermo. 14 Íbamos de regreso después de haber atacado el sur de los quereteos, de Judá y de Caleb y habíamos quemado a Siclag.

15 ―¿Puedes decirme adónde fueron? —preguntó David.

Y el joven respondió:

―Si me promete por el nombre de Dios que no me matará ni me devolverá a mi amo, yo lo guiaré hacia donde ellos están.

16 Los condujo, en efecto, al campamento de los amalecitas. Ellos se habían esparcido en los campos, donde comían y bebían y danzaban con gran gozo para celebrar la gran cantidad de botín que habían tomado de los filisteos y de los hombres de Judá. 17 David y sus hombres los atacaron y estuvieron peleando con ellos toda aquella noche y todo el día siguiente hasta la tarde. Ninguno escapó, salvo cuatrocientos jóvenes que huyeron en camellos. 18-19 David recuperó todo lo que ellos le habían tomado. Los hombres recobraron sus familias y todas sus pertenencias, y David rescató también a sus dos esposas. 20 Los soldados reunieron todos los rebaños de ovejas y el ganado vacuno y lo condujeron delante de ellos.

―Todo esto te pertenece; es tu recompensa —le dijeron a David.

21 Cuando llegaron al arroyo de Besor y encontraron a los doscientos hombres que habían estado muy cansados para seguir adelante, David los saludó con alegría. 22 Pero algunos de los rufianes que estaban entre los hombres de David declararon:

―Ellos no fueron con nosotros, y no tienen parte en el botín. Devuélveles sus esposas y sus hijos y diles que se vayan.

23 Pero David dijo:

―No, hermanos míos. El Señor nos ha guardado y nos ha ayudado a derrotar al enemigo. 24 ¿Quién les hará caso en lo que proponen? Tenemos que compartir por igual, los que van a la batalla y los que guardan el equipo.

25 Desde entonces David hizo de esto una ley para Israel, y aún se respeta.

26 Cuando llegaron a Siclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá y a sus amigos. «Este es un presente para ustedes, tomado de los enemigos del Señor», les escribió. 27-31 Los enviaron a los ancianos de las siguientes poblaciones donde David y sus hombres habían acampado:

Betel, Ramot del sur, Jatir, Aroer, Sifmot, Estemoa, Racal, las ciudades de los jeramelitas, las ciudades quenitas, Jormá, Corasán, Atac y Hebrón.

Muerte de Saúl

31 Mientras tanto, los filisteos habían comenzado la batalla contra Israel, y los israelitas huyeron de ellos dejando muchos muertos sobre el monte Guilboa. Los filisteos cercaron a Saúl y dieron muerte a sus hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa. Luego los arqueros alcanzaron a Saúl y le hirieron gravemente. El rogó a su escudero: «Mátame con tu espada antes que estos paganos filisteos me capturen y me torturen».

Pero como su escudero tenía miedo también, no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se arrojó contra la punta de su hoja de modo que lo atravesó. Cuando el escudero vio que estaba muerto, él también se arrojó sobre su espada y murió junto a él. Así es que Saúl, su escudero, sus tres hijos y muchos de sus soldados murieron el mismo día. Cuando los israelitas del otro lado del valle y de más allá del Jordán oyeron que sus guerreros habían huido, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron las ciudades y los filisteos las tomaron.

Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cadáveres de Saúl y sus tres hijos en el monte Guilboa. Le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron la armadura, y enviaron mensajeros con la noticia de la muerte de Saúl a los templos de sus ídolos y al pueblo.

10 La armadura de Saúl fue puesta en el templo de Astarté, y colgaron el cuerpo en el muro de Betsán.

11 Pero cuando el pueblo de Jabés de Galaad oyó lo que los filisteos habían hecho, 12 algunos guerreros de aquel pueblo caminaron toda la noche hasta Betsán y bajaron los cuerpos de Saúl y sus hijos del muro y los llevaron hasta Jabés, donde los quemaron. 13 Después sepultaron sus huesos debajo de una encina en Jabés y ayunaron durante siete días.

Lucas 13:23-35

23 Alguien le preguntó:

―Señor, ¿son pocos los que se van a salvar?

Él contestó:

24 ―Traten de entrar por la puerta angosta, porque muchos tratarán de entrar y no podrán. 25 Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, ustedes se pondrán a golpearla, y gritarán: “Señor, ábrenos”. Pero él les contestará: “No sé quiénes son ustedes”. 26 Y ustedes dirán: “Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras calles”. 27 Pero él les contestará: “Ya les dije que no sé quiénes son ustedes. ¡Apártense de mí, malhechores!”.

28 »Cuando a ustedes los echen fuera, allí habrá llanto y rechinar de dientes, porque verán en el reino de Dios a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los demás profetas. 29 Y vendrá gente del oriente y del occidente, del norte y del sur, para sentarse a la cena en el reino de Dios. 30 Entonces verán que los que fueron últimos serán primeros, y los que fueron primeros serán últimos».

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

31 En ese momento unos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron:

―Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.

32 Él les contestó:

―Vayan y díganle a esa zorra: “Yo voy a seguir echando fuera demonios y sanando a la gente hoy y mañana, y al tercer día terminaré lo que debo hacer”. 33 Tengo que seguir mi camino hoy, mañana y pasado mañana, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas!, pero no quisiste. 35 Por eso, la casa de ustedes va a quedar abandonada. Y les aseguro que no me volverán a ver hasta el día en que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».

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