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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Rut 1-4

Amarga historia de Noemí

Aconteció en los días en que gobernaban los jueces que hubo hambre en el país. Entonces un hombre de Belén de Judá fue a vivir en los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. El nombre de aquel hombre era Elimelec; el nombre de su mujer era Noemí, y los nombres de sus dos hijos eran Majlón y Quelión. Ellos eran efrateos de Belén de Judá.

Llegaron a los campos de Moab y se quedaron allí. Pero Elimelec, marido de Noemí, murió; y ella quedó con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas. El nombre de la una era Orfa; y el de la otra, Rut. Habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Majlón y Quelión, quedando la mujer sin sus dos hijos y sin su marido.

Rut opta por el pueblo de Dios

Entonces Noemí se levantó con sus nueras para regresar de los campos de Moab, porque oyó allí que el SEÑOR había visitado a su pueblo para darles pan. Salió con sus dos nueras del lugar donde estaba, y emprendieron el camino para regresar a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras:

—Vayan y regresen cada una a la casa de su madre. Que el SEÑOR haga misericordia con ustedes, como la han hecho ustedes con los difuntos y conmigo. El SEÑOR les conceda hallar descanso cada una en la casa de su marido.

Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron. 10 Y le dijeron:

—Ciertamente nosotras volveremos contigo a tu pueblo.

11 Y Noemí respondió:

—Vuélvanse, hijas mías. ¿Para qué han de venir conmigo? ¿Acaso tengo más hijos en el vientre que puedan ser sus maridos? 12 Vuélvanse, hijas mías, vayan; porque yo ya soy demasiado vieja para tener marido. Aunque dijera que tengo esperanza, y si esta noche yo tuviera marido y aun diera a luz hijos, 13 ¿esperarían ustedes hasta que crecieran? ¿Han de quedarse sin casar por causa de ellos? No, hijas mías, mi amargura es mayor que la de ustedes, porque la mano del SEÑOR se ha levantado contra mí.

14 Entonces ellas, alzando su voz, lloraron otra vez. Luego Orfa besó[a] a su suegra, pero Rut se quedó con ella. 15 Noemí le dijo:

—He aquí, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete tú tras ella.

16 Pero Rut respondió:

—No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17 Donde tú mueras, yo moriré; y allí seré sepultada. Así me haga el SEÑOR y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre tú y yo.

18 Viendo Noemí que Rut estaba tan resuelta a ir con ella, no le dijo nada más.

Amargo retorno a Belén

19 Caminaron ellas dos hasta que llegaron a Belén. Y aconteció que cuando entraron en Belén, toda la ciudad se conmovió a causa de ellas. Y decían:

—¿No es esta Noemí?

20 Y ella les respondía:

—No me llamen Noemí[b]; llámenme Mara[c], porque el Todopoderoso ha hecho muy amarga mi vida. 21 Yo me fui llena, pero el SEÑOR me ha hecho volver vacía. ¿Por qué, pues, me llaman Noemí[d], ya que el SEÑOR me ha afligido[e] y el Todopoderoso me ha abatido?

22 Así volvió Noemí con su nuera, Rut la moabita. Volvieron de los campos de Moab y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

El encuentro de Rut con Boaz

Noemí tenía un pariente de su marido, un hombre de buena posición de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Boaz. Y Rut la moabita dijo a Noemí:

—Permíteme ir al campo para recoger espigas tras aquel ante cuyos ojos yo halle gracia.

Y ella le respondió:

—Ve, hija mía.

Ella fue y al llegar espigó en el campo tras los segadores. Y dio la casualidad de que la parcela del campo pertenecía a Boaz, que era de la familia de Elimelec. Y he aquí que Boaz llegó de Belén y dijo a los segadores:

—¡El SEÑOR sea con ustedes!

Ellos le respondieron:

—¡El SEÑOR te bendiga!

Y Boaz preguntó a su criado encargado de los segadores:

—¿De quién es esa joven?

El criado encargado de los segadores le respondió diciendo:

—Ella es la joven moabita que ha vuelto con Noemí de los campos de Moab. Me ha dicho: “Permite que yo espigue y recoja entre las gavillas detrás de los segadores”. Ella vino y ha estado desde la mañana hasta ahora. No[f]ha vuelto a casa ni por un momento.

Entonces Boaz dijo a Rut:

—Escucha, hija mía: No vayas a espigar a otro campo ni te alejes de aquí. Aquí estarás junto con mis criadas. Mira bien el campo donde siegan y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Cuando tengas sed, ve a los depósitos y bebe del agua que sacan los criados.

10 Ella se postró sobre su rostro, se inclinó a tierra y le dijo:

—¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos para que tú te hayas fijado en mí, siendo yo una extranjera?

11 Boaz le respondió diciendo:

—Ciertamente me han contado todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu marido, y que has dejado a tu padre, a tu madre y la tierra donde has nacido, y has venido a un pueblo que no conociste previamente. 12 ¡Que el SEÑOR premie tu acción! Que tu recompensa sea completa de parte del SEÑOR Dios de Israel, ya que has venido a refugiarte bajo sus alas.

13 Ella dijo:

—Señor mío, halle yo gracia ante tus ojos porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque yo no soy ni como una de tus criadas.

14 Boaz le dijo a la hora de la comida:

—Acércate aquí, come pan y moja tu bocado en el vinagre.

Entonces ella se sentó junto a los segadores, y él le dio grano tostado. Ella comió hasta que se sació y le sobró. 15 Cuando ella se levantó para espigar, Boaz mandó a sus criados, diciendo:

—Que recoja espigas también entre las gavillas, y no la avergüencen. 16 Más bien, saquen para ella de los manojos y dejen que las recoja, y no la reprendan.

Rut y Noemí hablan de Boaz

17 Rut espigó en el campo hasta el atardecer y desgranó lo que había espigado, y he aquí que había como veinte kilos de cebada. 18 Lo tomó y se fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había espigado. También sacó lo que le había sobrado de la comida después de haberse saciado, y se lo dio. 19 Entonces su suegra le preguntó:

—¿Dónde has espigado hoy? ¿Dónde has trabajado? ¡Bendito sea el que se haya fijado en ti!

Ella contó a su suegra con quién había trabajado y dijo:

—El hombre con quien he trabajado hoy se llama Boaz.

20 Y Noemí dijo a su nuera:

—¡Sea él bendito del SEÑOR, pues no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los que han muerto! —Noemí le dijo después—: Aquel hombre es nuestro familiar. Él es uno de los parientes que nos pueden redimir[g].

21 Rut la moabita dijo:

—Además de esto, me ha dicho: “Permanece con mis criadas hasta que hayan acabado toda mi siega”.

22 Noemí respondió a Rut su nuera:

—Está bien, hija mía, que salgas con sus criadas, para que no te vayan a molestar en otro campo.

23 Estuvo, pues, junto con las criadas de Boaz espigando hasta que terminó la siega de la cebada y la siega del trigo. Y ella vivía con su suegra.

Entonces le dijo Noemí su suegra:

—Hija mía, ¿no habré de buscar para ti un hogar para que te vaya bien? Y ahora, ¿acaso Boaz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? He aquí que esta noche él aventará la cebada en la era. Lávate, perfúmate, ponte tu vestido y baja a la era. Pero no te des a conocer al hombre, hasta que él haya acabado de comer y de beber. Cuando él se acueste, observa el lugar donde se acuesta y anda, destapa un sitio a sus pies y acuéstate allí. Y él te dirá lo que debes hacer.

Y ella le respondió:

—Haré todo lo que me dices.

Rut conquista el corazón de Boaz

Entonces Rut bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Cuando Boaz había comido y bebido, y su corazón estaba contento, se retiró a dormir a un lado del montón de grano. Entonces ella fue silenciosamente, destapó un sitio a sus pies y se acostó. Y sucedió que a la medianoche Boaz se estremeció y se dio vuelta. ¡Y he aquí que una mujer estaba acostada a sus pies! Entonces él le preguntó:

—¿Quién eres tú?

Y ella respondió:

—Yo soy Rut, tu sierva. Extiende tus alas[h] sobre tu sierva, porque tú eres pariente redentor.

10 Él dijo:

—El SEÑOR te bendiga, hija mía. Esta última acción tuya es mejor que la primera, porque no has ido tras los jóvenes, sean pobres o ricos. 11 Ahora pues, no temas, hija mía. Yo haré por ti todo lo que tú digas, pues todos en mi ciudad saben que tú eres una mujer virtuosa. 12 Ahora bien, aunque es cierto que yo soy pariente redentor, hay otro pariente redentor más cercano que yo. 13 Pasa la noche y cuando sea de día, si él te redime, está bien; que te redima. Pero si él no te quiere redimir, ¡vive el SEÑOR, que yo te redimiré! Acuéstate hasta la mañana.

14 Así durmió a sus pies hasta la mañana, pero se levantó antes que nadie pudiera distinguir a su compañero. Porque él dijo:

—Que no se sepa que una mujer ha venido a la era. 15 —También le dijo—: Dame el manto que está sobre ti y sostenlo.

Ella lo sostuvo, y él midió cuarenta kilos[i]de cebada y las puso sobre ella. Entonces ella[j] se fue a la ciudad. 16 Y cuando vino a su suegra, esta le preguntó:

—¿Qué sucedió, hija mía?

Ella le declaró todo lo que el hombre había hecho por ella. 17 Y añadió:

—Me dio estos cuarenta kilos de cebada, diciendo: “Para que no vayas a tu suegra con las manos vacías”.

18 Entonces Noemí dijo:

—Descansa, hija mía, hasta que sepas cómo resulta la cosa. Porque el hombre no tendrá sosiego hasta que concluya hoy mismo el asunto.

Boaz se casa con Rut

Boaz subió a la puerta de la ciudad y se sentó allí. Y he aquí que pasaba por allí aquel pariente redentor del cual había hablado Boaz, y este le dijo:

—¡Eh, Fulano! ¡Ven acá y siéntate!

Él fue y se sentó. Entonces Boaz tomó a diez hombres de los ancianos de la ciudad y les dijo:

—Siéntense aquí.

Y ellos se sentaron. Entonces dijo al pariente redentor:

—Noemí, que ha vuelto de los campos de Moab, vende la parte del campo que tuvo nuestro hermano Elimelec. Yo pensé hacértelo saber y decirte que la adquieras, en presencia de los que están sentados aquí y en presencia de los ancianos de mi pueblo. Si quieres redimir, redime. Si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que pueda redimir excepto tú, y yo después de ti.

Él le respondió:

—Yo redimiré.

Entonces Boaz dijo:

—El mismo día que adquieras el campo de manos de Noemí, deberás también adquirir a Rut[k] la moabita, mujer del difunto, para restaurar el nombre del difunto a su heredad.

Entonces el pariente redentor respondió:

—No puedo redimir para mí, no sea que perjudique mi propia heredad. Redime tú para ti lo que yo debería redimir porque yo no puedo redimirlo.

Había desde antaño la costumbre en Israel, tocante a la redención y las transacciones, que para dar vigencia a cualquier asunto uno se quitaba la sandalia y la daba al otro. Y esto servía de testimonio en Israel. Y el pariente redentor dijo a Boaz:

—Adquiérelo tú.

Luego se quitó la sandalia.

Entonces Boaz dijo a los ancianos y a todo el pueblo:

—Ustedes son testigos hoy de que adquiero de mano de Noemí todas las cosas que pertenecieron a Elimelec y todo lo de Quelión y de Majlón, 10 y de que también adquiero, para que sea mi mujer, a Rut la moabita, que fuera mujer de Majlón, para restaurar el nombre del difunto a su heredad, a fin de que el nombre del difunto no se borre de entre sus hermanos ni de la puerta de su ciudad. Ustedes son testigos hoy.

11 Todos los del pueblo que estaban presentes en la puerta con los ancianos dijeron:

—Somos testigos. El SEÑOR haga a la mujer que entra en tu casa, como a Raquel y a Lea, quienes juntas edificaron la casa de Israel. ¡Que te hagas poderoso en Efrata y tengas renombre en Belén! 12 Con los descendientes que el SEÑOR te dé por medio de esta joven, sea tu casa como la casa de Fares, el cual Tamar dio a Judá.

Dulce final de la historia

13 Boaz tomó a Rut y ella fue su mujer. Él se unió a ella, y el SEÑOR le concedió que concibiera y diera a luz un hijo. 14 Entonces las mujeres decían a Noemí:

—¡Alabado sea el SEÑOR, que hizo que no te faltara hoy un pariente redentor! ¡Que su nombre sea celebrado en Israel! 15 Él restaurará tu vida y sustentará tu vejez porque tu nuera, que te ama y te es mejor que siete hijos, lo ha dado a luz.

16 Noemí tomó al niño, lo puso en su seno y fue su ama. 17 Y las vecinas le dieron nombre diciendo:

—¡Un hijo le ha nacido a Noemí!

Y le pusieron por nombre Obed[l]. Él fue el padre de Isaí, padre de David.

18 Esta es la historia de los descendientes de Fares: Fares engendró a Hesrón. 19 Hesrón engendró a Aram[m]. Aram engendró a Aminadab. 20 Aminadab engendró a Najsón. Najsón engendró a Salmón. 21 Salmón engendró a Boaz. Boaz engendró a Obed. 22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

Lucas 8:1-25

Mujeres que siguen a Jesús

Aconteció después, que él andaba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Los doce iban con él, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios; Juana, la mujer de Cuza, administrador de Herodes; Susana, y muchas otras. Ellas les[a] servían con sus bienes.

Parábola del sembrador

Juntándose una gran multitud y los que de cada ciudad acudían a él, les habló por medio de una parábola: “Un sembrador salió a sembrar su semilla. Mientras sembraba, una parte cayó junto al camino y fue pisoteada; y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la roca y, cuando creció, se secó porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre los espinos, y los espinos crecieron al mismo tiempo y la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra y, cuando creció, llevó fruto a ciento por uno”.

Hablando de estas cosas, exclamó: “El que tiene oídos para oír, oiga”.

La parábola del sembrador explicada

Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola. 10 Y él dijo: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás en parábolas para que viendo no vean, y oyendo no entiendan[b].

11 “Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Los de junto al camino son los que oyen pero luego viene el diablo y quita la palabra de sus corazones para que no crean y sean salvos. 13 Los de sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo. Pero estos no tienen raíz; por un tiempo creen y en el tiempo de la prueba se apartan. 14 En cuanto a la parte que cayó entre los espinos, estos son los que oyeron pero, mientras siguen su camino, son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a la madurez. 15 Pero en cuanto a la parte que cayó en buena tierra, estos son los que, al oír con corazón bueno y recto, retienen la palabra oída y llevan fruto con perseverancia.

Parábola de la lámpara

16 “Ninguno que enciende una lámpara la cubre con una vasija, o la pone debajo de la cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. 17 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado ni nada escondido que no haya de ser conocido y salir en claro.

18 “Miren, pues, cómo oyen; porque a cualquiera que tenga le será dado, y a cualquiera que no tenga, aun lo que piense tener le será quitado”.

La familia de Jesús

19 Vinieron hacia él su madre y sus hermanos, pero no podían llegar a él a causa de la multitud. 20 Entonces se le avisó:

—Tu madre y tus hermanos están fuera deseando verte.

21 Pero él, respondiendo, les dijo:

—Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la hacen.

Jesús calma la tempestad

22 Aconteció en uno de aquellos días que él entró en una barca, y también sus discípulos. Y les dijo:

—Pasemos a la otra orilla del lago.

Y zarparon. 23 Pero mientras ellos navegaban él se durmió. Entonces se desencadenó una tempestad de viento en el lago, y ellos se anegaban y peligraban. 24 Acercándose a él, lo despertaron diciendo:

—¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos!

Y despertándose reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron y se hizo bonanza. 25 Entonces les dijo:

—¿Dónde está la fe de ustedes?

Atemorizados, se maravillaron diciéndose los unos a los otros:

—¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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