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Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Josué 19-21

La tierra entregada a la tribu de Simeón

19 La segunda asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Simeón para que fuera su hogar. Su territorio estaba rodeado por el de Judá.

El territorio de Simeón incluía las ciudades de Beerseba, Seba, Molada, Hazar-sual, Bala, Ezem, Eltolad, Betul, Horma, Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa, Bet-lebaot y Saruhén; trece ciudades con sus aldeas vecinas. También incluía: Aín, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas, entre ellas, todas las aldeas vecinas hacia el sur hasta Baalat-beer (también conocida como Ramat del Neguev).

Esa fue la tierra asignada a los clanes de la tribu de Simeón para que fuera su hogar. La porción provino de una parte de la tierra que se le había entregado a Judá, porque el territorio de la tribu de Judá era demasiado grande para ellos. Así que la tribu de Simeón recibió su porción de tierra, dentro del territorio de Judá.

La tierra entregada a la tribu de Zabulón

10 La tercera asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Zabulón para que fuera su hogar.

El límite del territorio de Zabulón comenzaba en Sarid. 11 De allí, se dirigía al occidente, pasaba Marala, tocaba Dabeset y seguía hasta el arroyo situado al oriente de Jocneam. 12 En dirección opuesta, el límite iba al oriente, desde Sarid hasta la frontera de Quislot-tabor, y desde allí a Daberat, de donde subía hasta Jafía. 13 Continuaba por el oriente hasta Gat-hefer, Itacazín y Rimón, y luego giraba hacia Nea. 14 El límite norte de Zabulón pasaba Hanatón y terminaba en el valle de Jefte-el. 15 Algunas de las ciudades que se incluían eran: Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén; en total eran doce ciudades con sus aldeas vecinas.

16 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Zabulón para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

La tierra entregada a la tribu de Isacar

17 La cuarta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Isacar.

18 Su territorio incluía las siguientes ciudades: Jezreel, Quesulot, Sunem, 19 Hafaraim, Sihón, Anaharat, 20 Rabit, Quisión, Abez, 21 Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases. 22 El límite también tocaba Tabor, Sahazima y Bet-semes, y terminaba en el río Jordán; en total eran dieciséis ciudades con sus aldeas vecinas.

23 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Isacar para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

La tierra entregada a la tribu de Aser

24 La quinta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Aser.

25 Su territorio incluía las siguientes ciudades: Helcat, Halí, Betén, Acsaf, 26 Alamelec, Amad y Miseal. El límite occidental tocaba Carmelo y Sihor-libnat, 27 luego giraba al oriente, hacia Bet-dagón, se extendía tan lejos como Zabulón, en el valle de Jefte-el, e iba al norte, hasta Bet-emec y Neiel. Después continuaba al norte, hacia Cabul, 28 Abdón,[a] Rehob, Hamón y Caná tan lejos como Gran Sidón. 29 Luego el límite giraba en dirección a Ramá y a la fortaleza de Tiro, donde daba un giro hacia Hosa y llegaba al mar Mediterráneo.[b] El territorio también incluía Majaleb, Aczib, 30 Uma, Afec y Rehob; en total eran veintidós ciudades con sus aldeas vecinas.

31 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Aser para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

La tierra entregada a la tribu de Neftalí

32 La sexta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Neftalí.

33 Su límite iba desde Helef, desde el roble de Saananim, y se extendía por Adami-neceb y Jabneel tan lejos como Lacum, y terminaba en el río Jordán. 34 El límite occidental pasaba Aznot-tabor, luego Hucoc y tocaba la frontera con Zabulón al sur; la frontera con Aser al occidente; y el río Jordán[c] al oriente. 35 Las ciudades fortificadas que se incluían en ese territorio eran: Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret, 36 Adama, Ramá, Hazor, 37 Cedes, Edrei, En-hazor, 38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes; en total eran diecinueve ciudades con sus aldeas vecinas.

39 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Neftalí para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

La tierra entregada a la tribu de Dan

40 La séptima asignación se entregó a los clanes de la tribu de Dan.

41 La tierra asignada para que fuera su hogar incluía las siguientes ciudades: Zora, Estaol, Ir-semes, 42 Saalabín, Ajalón, Jetla, 43 Elón, Timna, Ecrón, 44 Elteque, Gibetón, Baalat, 45 Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón, 46 Mejarcón, Racón y el territorio situado al otro lado de Jope.

47 Pero los de la tribu de Dan tuvieron dificultades para tomar posesión de su tierra,[d] así que atacaron la ciudad de Lais.[e] La tomaron, masacraron a todos sus habitantes y se establecieron allí. Entonces cambiaron el nombre de la ciudad y le pusieron Dan en honor a su antepasado.

48 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Dan para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

La tierra entregada a Josué

49 Una vez que toda la tierra quedó dividida entre las tribus, los israelitas le dieron una porción a Josué. 50 Pues el Señor había dicho que Josué podía tener la ciudad que quisiera. Entonces él eligió Timnat-sera en la zona montañosa de Efraín. Reconstruyó la ciudad y vivió allí.

51 Esos son los territorios que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las tribus les asignaron a las tribus de Israel como porciones de tierra mediante un sorteo sagrado en presencia del Señor a la entrada del tabernáculo,[f] en Silo. Así se dio por terminada la división de la tierra.

Ciudades de refugio

20 El Señor le dijo a Josué: «Ahora diles a los israelitas que designen ciudades de refugio, tal como le indiqué a Moisés. Cualquier persona que mate a otra por accidente y sin intención podrá huir a una de esas ciudades; serán lugares para refugiarse de parientes que busquen venganza por la muerte de un familiar.

»Al llegar a una de esas ciudades, el que causó la muerte se presentará ante los ancianos en la puerta de la ciudad y les expondrá su caso. Ellos deberán permitirle la entrada a la ciudad y darle un lugar para vivir entre sus habitantes. Si los parientes de la víctima llegan para vengar la muerte, los líderes no les entregarán al acusado. Pues el acusado mató al otro sin intención y sin enemistad previa. Pero tendrá que quedarse en esa ciudad y ser juzgado por la asamblea local, la cual dará el veredicto. Y seguirá viviendo allí hasta que muera el sumo sacerdote que estaba ejerciendo su cargo cuando ocurrió el accidente. Solo entonces será libre para regresar a su hogar en la ciudad de donde huyó».

Entonces se designaron las siguientes ciudades de refugio: Cedes de Galilea, en la zona montañosa de Neftalí; Siquem, en la zona montañosa de Efraín; y Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá. Al oriente del río Jordán, frente a Jericó, se designaron las siguientes ciudades: Beser, en la llanura desértica de la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, en el territorio de la tribu de Gad; y Golán, en Basán, en la tierra de la tribu de Manasés. Esas ciudades quedaron apartadas para todos los israelitas y también para los extranjeros que vivían entre ellos. Cualquier persona que matara a otra por accidente podía refugiarse en una de esas ciudades; de esa manera, evitaba que le quitaran la vida por venganza antes de ser juzgada frente a la asamblea local.

Las ciudades entregadas a los levitas

21 Entonces los líderes de la tribu de Leví fueron a consultar un asunto con el sacerdote Eleazar, con Josué, hijo de Nun, y con los líderes de las otras tribus de Israel. Se presentaron ante ellos en Silo, en la tierra de Canaán y dijeron: «El Señor le ordenó a Moisés que nos diera ciudades donde vivir y pastizales para nuestros animales». Así que, por orden del Señor, el pueblo de Israel—de sus propias porciones de tierra—les dio a los levitas las siguientes ciudades con pastizales:

A los descendientes de Aarón—que eran miembros del clan coatita dentro de la tribu de Leví—se les entregaron trece ciudades que, en un principio, habían sido asignadas a las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín. A las otras familias del clan coatita se les entregaron diez ciudades de las tribus de Efraín y de Dan, y de la media tribu de Manasés.

Al clan de Gersón se le entregaron trece ciudades de las tribus de Isacar, de Aser y de Neftalí, y de la media tribu de Manasés que estaba en Basán.

Al clan de Merari se le entregaron doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón.

Así que los israelitas obedecieron la orden que el Señor le había dado a Moisés y les asignaron a los levitas esas ciudades con pastizales por medio de un sorteo sagrado.

Los israelitas les dieron las siguientes ciudades de las tribus de Judá y de Simeón 10 a los descendientes de Aarón—que eran miembros del clan coatita dentro de la tribu de Leví—, porque ellos fueron los primeros en salir sorteados. 11 Recibieron Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá, junto con los pastizales que la rodeaban. (Arba era un antepasado de Anac). 12 Pero los campos abiertos en las afueras de la ciudad y de las aldeas vecinas se le dieron como posesión a Caleb, hijo de Jefone.

13 Las siguientes ciudades con sus pastizales se les entregaron a los descendientes del sacerdote Aarón: Hebrón (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Libna, 14 Jatir, Estemoa, 15 Holón, Debir, 16 Aín, Juta y Bet-semes; nueve ciudades de parte de esas dos tribus.

17 De la tribu de Benjamín, se les dieron a los sacerdotes las siguientes ciudades junto con sus pastizales: Gabaón, Geba, 18 Anatot y Almón, cuatro ciudades. 19 Así que, a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, se les dieron un total de trece ciudades con sus pastizales.

20 Al resto del clan coatita de la tribu de Leví se le asignaron las siguientes ciudades con sus pastizales de la tribu de Efraín: 21 Siquem, en la zona montañosa de Efraín (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Gezer, 22 Kibsaim y Bet-horón, cuatro ciudades.

23 De la tribu de Dan, se les asignaron a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Elteque, Gibetón, 24 Ajalón y Gat-rimón, cuatro ciudades.

25 La media tribu de Manasés les entregó a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Taanac y Gat-rimón, dos ciudades. 26 Así que, al resto del clan coatita se le asignaron un total de diez ciudades con sus pastizales.

27 Los descendientes de Gersón, otro clan dentro la tribu de Leví, recibieron de parte de la media tribu de Manasés las siguientes ciudades con sus pastizales: Golán, en Basán (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente) y Beestera, dos ciudades.

28 De la tribu de Isacar, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Quisión, Daberat, 29 Jarmut y En-ganim, cuatro ciudades.

30 De la tribu de Aser, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Miseal, Abdón, 31 Helcat y Rehob, cuatro ciudades.

32 De la tribu de Neftalí, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Cedes, en Galilea (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Hamot-dor y Cartán, tres ciudades. 33 Así que, al clan de Gersón se le asignaron un total de trece ciudades con sus pastizales.

34 Al resto de los levitas—al clan de Merari—se le dieron, de parte de la tribu de Zabulón, las siguientes ciudades con sus pastizales: Jocneam, Carta, 35 Dimna y Naalal, cuatro ciudades.

36 De la tribu de Rubén, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Beser, Jahaza,[g] 37 Cademot y Mefaat, cuatro ciudades.

38 De la tribu de Gad, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Ramot, en Galaad (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Mahanaim, 39 Hesbón y Jazer, cuatro ciudades. 40 Así que, al clan de Merari se le asignaron un total de doce ciudades.

41 En su totalidad, a los levitas se les entregaron cuarenta y ocho ciudades con pastizales dentro del territorio israelita. 42 Cada una de esas ciudades tenía pastizales a su alrededor.

43 Así que el Señor le entregó a Israel toda la tierra que había jurado darles a sus antepasados, y los israelitas la tomaron para sí y se establecieron en ella. 44 Y el Señor les dio descanso en todo el territorio, tal como se lo había prometido solemnemente a los antepasados de ellos. Ningún enemigo pudo hacerles frente, porque el Señor los ayudó a conquistar a todos sus enemigos. 45 Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad.

Lucas 2:25-52

Profecía de Simeón

25 En ese tiempo, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era justo y devoto, y esperaba con anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él 26 y le había revelado que no moriría sin antes ver al Mesías del Señor. 27 Ese día, el Espíritu lo guio al templo. De manera que, cuando María y José llegaron para presentar al bebé Jesús ante el Señor como exigía la ley, 28 Simeón estaba allí. Tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios diciendo:

29 «Señor Soberano, permite ahora que tu siervo muera en paz,
    como prometiste.
30 He visto tu salvación,
31     la que preparaste para toda la gente.
32 Él es una luz para revelar a Dios a las naciones,
    ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!».

33 Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que se decía de él. 34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, y también el ascenso de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán. 35 Como resultado, saldrán a la luz los pensamientos más profundos de muchos corazones, y una espada atravesará tu propia alma».

Profecía de Ana

36 En el templo también estaba Ana, una profetisa muy anciana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Su esposo había muerto cuando solo llevaban siete años de casados. 37 Después ella vivió como viuda hasta la edad de ochenta y cuatro años.[a] Nunca salía del templo, sino que permanecía allí de día y de noche adorando a Dios en ayuno y oración. 38 Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén.

39 Una vez que los padres de Jesús cumplieron con todas las exigencias de la ley del Señor, regresaron a su casa en Nazaret de Galilea. 40 Allí el niño crecía sano y fuerte. Estaba lleno de sabiduría, y el favor de Dios estaba sobre él.

Jesús habla con los maestros

41 Cada año, los padres de Jesús iban a Jerusalén para el festival de la Pascua. 42 Cuando Jesús tenía doce años, asistieron al festival como siempre. 43 Una vez terminada la celebración, emprendieron el regreso a Nazaret, pero Jesús se quedó en Jerusalén. Al principio, sus padres no se dieron cuenta, 44 porque creyeron que estaba entre los otros viajeros; pero cuando se hizo de noche y no aparecía, comenzaron a buscarlo entre sus parientes y amigos.

45 Como no pudieron encontrarlo, regresaron a Jerusalén para buscarlo allí. 46 Tres días después, por fin lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Todos los que lo oían quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.

48 Sus padres no sabían qué pensar.

—Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?—le dijo su madre—. Tu padre y yo hemos estado desesperados buscándote por todas partes.

49 —¿Pero por qué tuvieron que buscarme?—les preguntó—. ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?[b]

50 Pero ellos no entendieron lo que les quiso decir.

51 Luego regresó con sus padres a Nazaret, y vivió en obediencia a ellos. Y su madre guardó todas esas cosas en el corazón.

52 Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente.

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