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Old/New Testament

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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Números 32-34

Ocupación de Transjordania y últimas disposiciones (32—36)

El asentamiento en Transjordania

32 Los rubenitas y los gaditas poseían ganado en gran cantidad. Viendo que la tierra de Jazer y de Galaad era una región apropiada para el ganado, los gaditas y los rubenitas vinieron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad, y les dijeron:

— Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón —territorio que el Señor ha conquistado para la comunidad de Israel— es un territorio apropiado para el ganado, y tus siervos tienen ganado. Nos harían un favor si nos das esta tierra en posesión y no nos haces cruzar el Jordán.

Moisés respondió a los gaditas y a los rubenitas:

— ¿Van a ir sus hermanos a la guerra mientras ustedes se quedan aquí? ¿Por qué desaniman a los israelitas para que no crucen a la tierra que el Señor les ha dado? Eso es precisamente lo que hicieron sus padres, cuando los envié desde Cadés Barnea para que explorasen la tierra: después de llegar hasta el valle de Escol y de hacer un reconocimiento de la tierra, desalentaron a los israelitas para que no entrasen a la tierra que el Señor les había dado. 10 Fue entonces cuando el Señor estalló en cólera y juró: 11 Los mayores de veinte años que salieron de Egipto no verán la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob, porque no permanecieron leales a mí; 12 ninguno la verá, excepto Caleb, hijo de Jefuné el cenezeo, y Josué, hijo de Nun, que permanecieron leales al Señor. 13 La cólera del Señor estalló contra Israel y durante cuarenta años los hizo andar errantes por el desierto, hasta que desapareció toda la generación que había provocado el enojo del Señor. 14 Y ahora ustedes, estirpe de pecadores, siguen las huellas de sus padres, incrementando aún más la cólera del Señor contra Israel. 15 Si se apartan del Señor, volverá a hacerlos andar errantes por el desierto, y acarrearán una gran calamidad a todo este pueblo.

16 Entonces ellos se acercaron a Moisés y le dijeron:

— Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado y ciudades para nuestros niños. 17 Pero iremos bien pertrechados como tropas de choque delante de los israelitas, hasta que los hayamos establecido en el territorio que tienen destinado; mientras tanto nuestros niños permanecerán en las ciudades fortificadas, a buen recaudo de los habitantes de esta tierra. 18 No retornaremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas posea su heredad. 19 Y renunciamos a tener con ellos heredad en el territorio al otro lado del Jordán, por cuanto hemos recibido ya nuestra heredad al oriente del Jordán.

20 Entonces Moisés les respondió:

— Si lo hacen así, si van a la batalla como tropas de choque siguiendo la indicación del Señor, 21 y cada combatiente de entre ustedes cruza el Jordán siguiendo la indicación del Señor, sin regresar hasta que el Señor haya expulsado a sus enemigos ante sí, 22 cuando la tierra haya sido sometida en presencia del Señor y vuelvan a su territorio, quedarán libres de culpa ante el Señor y ante Israel, y el Señor les concederá esta tierra en posesión. 23 Pero si no lo hacen así, pecarán contra el Señor y cargarán con las consecuencias de su pecado. 24 Así que edifiquen ciudades para sus niños y majadas para sus ovejas, pero hagan lo que han prometido.

25 Los gaditas y los rubenitas respondieron a Moisés:

— Haremos como mi señor manda. 26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todos nuestros animales se quedarán en las ciudades de Galaad; 27 pero, según lo ha dispuesto mi señor, todos los que entre nosotros, tus siervos, sean aptos para la guerra, entrarán en combate, siguiendo la indicación del Señor.

28 Entonces Moisés dio estas instrucciones al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de clan de las tribus israelitas. 29 Les dijo al respecto Moisés:

— Si los gaditas y rubenitas, debidamente pertrechados, cruzan con ustedes el Jordán, dispuestos a presentar batalla, siguiendo las indicaciones del Señor, una vez que el país les quede sometido, les darán la tierra de Galaad en posesión. 30 Pero si no cruzan con ustedes [el Jordán] debidamente pertrechados, entonces recibirán su heredad junto con ustedes en el país de Canaán.

31 Los gaditas y los rubenitas respondieron:

— Haremos lo que el Señor ha dicho a tus siervos. 32 Nosotros pasaremos al país de Canaán debidamente pertrechados, siguiendo las indicaciones del Señor, si de esta manera podemos mantener nuestra posesión hereditaria a este lado del Jordán.

33 Así pues, Moisés asignó a los gaditas, a los rubenitas y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sejón, rey amorreo, y el reino de Og, rey de Basán, todo el país con sus ciudades y los territorios de las ciudades de alrededor. 34 Los gaditas reedificaron Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot Sofán, Jazer, Jogboá, 36 Bet Nimrá y Bet Arán, como ciudades fortificadas o como majadas para ovejas. 37 Los rubenitas reedificaron Jesbón, Elalé, Quiriatáin, 38 Nebo, Baal Meón —algunos de estos nombres han cambiado— y Sibmá; y pusieron nombre a las ciudades que construyeron. 39 Los maquiritas, descendientes de Manasés, fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron de allí a los amorreos; 40 Moisés, por su parte, dio Galaad a los maquiritas, descendientes de Manasés, quienes se establecieron allí. 41 Jaír, descendiente de Manasés, se apoderó de sus aldeas, a las que llamó Aldeas de Jaír. 42 Asimismo Nobaj se apoderó de Kenat y sus aldeas, a las que puso su propio nombre de Nobaj.

Marcha de Israel por el desierto

33 Estas son las etapas que recorrieron los israelitas guiados por Moisés y Aarón, cuando salieron del país de Egipto por escuadrones. Por mandato del Señor, Moisés consignó por escrito los puntos de partida de sus itinerarios. Y estos son los itinerarios de su marcha de acuerdo a sus puntos de partida.

Salieron de Ramsés el día quince del primer mes. Al día siguiente de la Pascua los israelitas salieron desafiantes, a la vista de todo Egipto. Los egipcios, mientras tanto, enterraban a sus primogénitos a quienes el Señor había abatido, ejecutando así la sentencia contra sus dioses.

Partieron los israelitas de Ramsés y acamparon en Sucot. Partieron de Sucot y acamparon en Etán, que está al borde del desierto. Partieron de Etán y, torciendo hacia Pi Ajirot que está frente a Baal Sefón, acamparon delante de Migdol. Partieron de Pi Ajirot y, cruzando el mar rumbo al desierto, anduvieron tres días de camino por el desierto de Etán y acamparon finalmente en Mará. Partieron de Mará y llegaron a Elín; había en Elín doce manantiales y setenta palmeras, así que acamparon allí. 10 Partieron de Elín y acamparon junto al mar de las Cañas. 11 Partieron del mar de las Cañas y acamparon en el desierto de Sin. 12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá. 13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús. 14 Partieron de Alús y acamparon en Refidín, donde el pueblo no tuvo agua para beber. 15 Partieron de Refidín y acamparon en el desierto de Sinaí. 16 Partieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot-Hatavá. 17 Partieron de Kibrot-Hatavá y acamparon en Jaserot. 18 Partieron de Jaserot y acamparon en Ritmá. 19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimón Peres. 20 Partieron de Rimón Peres y acamparon en Libná. 21 Partieron de Libná y acamparon en Risá. 22 Partieron de Risá y acamparon en Queletá. 23 Partieron de Queletá y acamparon en el monte Séfer. 24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá. 25 Partieron de Jaradá y acamparon en Macelot. 26 Partieron de Macelot y acamparon en Tajat. 27 Partieron de Tajat y acamparon en Taraj. 28 Partieron de Taraj y acamparon en Mitcá. 29 Partieron de Mitcá y acamparon en Jasmoná. 30 Partieron de Jasmoná y acamparon en Moserot. 31 Partieron de Moserot y acamparon en Bené Jacán. 32 Partieron de Bené Jacán y acamparon en el monte Guidgad. 33 Partieron del monte Guidgad y acamparon en Jotbatá. 34 Partieron de Jotbatá y acamparon en Abroná. 35 Partieron de Abroná y acamparon en Esionguéber. 36 Partieron de Esionguéber y acamparon en el desierto de Sin, es decir, en Cadés. 37 Partieron de Cadés y acamparon en el monte Hor, en la frontera de Edom.

38 Aarón, el sacerdote, subió por orden del Señor al monte Hor y allí murió a los cuarenta años de la salida de los israelitas del país de Egipto, en el primer día del quinto mes. 39 Aarón tenía ciento veintitrés años de edad cuando murió en el monte Hor. 40 Y el rey cananeo de Arad, que habitaba en el Négueb, en el país de Canaán, tuvo noticia de la llegada de los israelitas.

41 Partieron los israelitas del monte Hor y acamparon en Salmoná. 42 Partieron de Salmoná y acamparon en Punón. 43 Partieron de Punón y acamparon en Obot. 44 Partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarín, en la frontera de Moab. 45 Partieron de Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad. 46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatáin. 47 Partieron de Almón Diblatáin y acamparon en los montes de Abarín, frente a Nebo. 48 Partieron de los montes de Abarín y acamparon en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet Jesimot hasta Abel Sitín, en las estepas de Moab.

Reparto de la tierra

50 Y el Señor se dirigió a Moisés en las estepas de Moab junto al Jordán, a la altura de Jericó, y le dijo:

51 — Manda esto al pueblo de Israel: Cuando crucen el Jordán y entren en el país de Canaán, 52 expulsarán a todos los habitantes del país, destruirán todos sus ídolos de piedra y todas sus imágenes fundidas, demoliendo todos sus lugares de culto. 53 Y tomarán posesión de la tierra y habitarán en ella, pues yo se la he asignado a ustedes en propiedad. 54 Repartirán la tierra por sorteo entre sus clanes: a los clanes más numerosos les darán una porción mayor; a los menos numerosos, una porción menor. Cada uno tendrá la propiedad que le toque en suerte y harán el reparto entre ustedes por clanes patriarcales. 55 Pero si no expulsan a los habitantes del país, aquellos a quienes les permitan quedarse, serán como aguijones en sus ojos y espinas en sus costados, y los hostigarán en la tierra en que van a residir. 56 Y yo los trataré a ustedes como tenía pensado tratarlos a ellos.

Fronteras de la tierra prometida

34 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Da estas normas a los israelitas: cuando entren en el país de Canaán, estas serán las fronteras de la tierra que les tocará como heredad:

La frontera sur se extenderá desde el desierto de Sin hasta el límite con Edom, arrancando del extremo sur del Mar Muerto hacia el oriente. Luego la frontera torcerá hacia el sur hasta la cuesta de Acrabín y continuará hasta Sin; se extenderá hasta el sur de Cadés Barnea, pasando por Jasar Adar y continuando hasta Asmón. Desde Asmón la frontera torcerá hacia el torrente de Egipto y terminará en el mar.

Por frontera oeste tendrán la costa del mar Grande; este te servirá de frontera occidental.

La frontera norte será esta: desde el mar Grande trazarán una línea hasta el monte Hor; y desde el monte Hor trazarán otra línea que, pasando por Lebó Jamat, se prolongue hasta Zedad. La frontera seguirá hasta Zifrón y terminará en Jasar Enán. Esta será la frontera norte.

10 Para la frontera este trazarán una línea desde Jasar Enán hasta Sefán. 11 Desde Sefán la frontera bajará a Ribla, al lado este de Ain; desde allí la frontera descenderá y llegará hasta la ribera oriental del lago de Kinéret. 12 La frontera descenderá luego a lo largo del Jordán y terminará en el Mar Muerto. Esta será su tierra con sus respectivas fronteras circundantes.

13 Moisés dio entonces a los israelitas las siguientes instrucciones:

— Esta es la tierra que recibirán por sorteo como porción hereditaria y que el Señor ha mandado que se dé a las nueve tribus y media. 14 Porque las tribus de Rubén y de Gad, junto con la media tribu de Manasés, ya han recibido su porción, según sus respectivas casas patriarcales. 15 Esas dos tribus y media recibieron ya su porción a este lado del Jordán, a la altura de Jericó, al oriente.

Los encargados del reparto

16 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

17 — Estos son los nombres de quienes harán el reparto de la tierra: Eleazar, el sacerdote, y Josué, hijo de Nun, 18 a quienes acompañarán en el reparto de la tierra un jefe de cada tribu. 19 Estos son sus respectivos nombres: De la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefuné. 20 De la tribu de los descendientes de Simeón, Semuel, hijo de Amihud. 21 De la tribu de Benjamín, Elidad, hijo de Quislón. 22 De la tribu de los descendientes de Dan, el jefe Buquí, hijo de Joglí. 23 Por parte de los hijos de José: de la tribu de los descendientes de Manasés, el jefe Janiel, hijo de Efod; 24 y de la tribu de los descendientes de Efraín, el jefe Kemuel, hijo de Siftán. 25 De la tribu de los descendientes de Zabulón, el jefe Elisafán, hijo de Parnac. 26 De la tribu de los descendientes de Isacar, el jefe Paltiel, hijo de Azán. 27 De la tribu de los descendientes de Aser, el jefe Ajihud, hijo de Selomí. 28 Y de la tribu de los descendientes de Neftalí, el jefe Pedael, hijo de Amihud.

29 A estos designó el Señor para que repartieran entre los israelitas el país de Canaán.

Marcos 9:30-50

Jesús anuncia por segunda vez su muerte y su resurrección (Mt 17,22-23; Lc 9,43b-45)

30 Se fueron de allí y pasaron por Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera, 31 porque estaba dedicado a instruir a sus discípulos. Les explicaba que el Hijo del hombre iba a ser entregado a hombres que lo matarían, y que al tercer día resucitaría. 32 Pero ellos no entendían nada de esto. Y tampoco se atrevían a preguntarle.

El más importante en el Reino (Mt 18,1-5; Lc 9,46-48)

33 Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, Jesús les preguntó:

— ¿Qué discutían ustedes por el camino?

34 Ellos callaban, porque por el camino habían venido discutiendo acerca de quién de ellos sería el más importante. 35 Jesús entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

— Si alguno quiere ser el primero, colóquese en último lugar y hágase servidor de todos.

36 Luego puso un niño en medio de ellos y, tomándolo en brazos, les dijo:

37 — El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no sólo me recibe a mí, sino al que me ha enviado.

Quien no está contra nosotros, está a nuestro favor (Lc 9,49-50)

38 Juan le dijo:

— Maestro, hemos visto a uno que estaba expulsando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de los nuestros.

39 Jesús contestó:

— No se lo prohiban, porque nadie puede hacer milagros en mi nombre y al mismo tiempo hablar mal de mí. 40 El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. 41 Y el que les dé a ustedes a beber un vaso de agua porque son del Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa.

Los que inducen al pecado (Mt 18,6-9)

42 A quien sea causa de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello. 43 Si tu mano va a ser causa de que caigas en pecado, córtatela. Porque más te vale entrar manco en la vida eterna que con tus dos manos ir a parar a la gehena, al fuego que nunca se apaga, [44 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue]. 45 Y si tu pie va a ser causa de que caigas en pecado, córtatelo. Porque más te vale entrar cojo en la vida eterna que con tus dos pies ser arrojado a la gehena, [46 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue]. 47 Y si tu ojo va a ser causa de que caigas en pecado, arrójalo lejos de ti. Porque más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que con tus dos ojos ser arrojado a la gehena, 48 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue. 49 Todo ha de ser salado al fuego. 50 La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? ¡Tengan sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros!

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España