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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Números 9-11

La Pascua

El SEÑOR habló a Moisés en el desierto del Sinaí en el primer mes del segundo año después de salir de Egipto. Él dijo: «Los israelitas deben celebrar la Pascua en la fecha determinada, que es al atardecer del día 14 de este mes. La celebrarán siguiendo todas sus leyes y normas».

Entonces Moisés les ordenó a los israelitas que celebraran la Pascua y ellos la celebraron el día 14 del primer mes. La celebraron en el desierto del Sinaí al atardecer, cumpliendo todo lo que el SEÑOR le había ordenado a Moisés.

Pero había algunos que estaban impuros por haber tocado un muerto y por eso no podían celebrar la Pascua ese día. Así que fueron a ver a Aarón y a Moisés y le dijeron a Moisés: «Estamos impuros por haber tocado un muerto, ¿por qué se nos impide presentar la ofrenda para el SEÑOR en el momento indicado como lo hacen el resto de los israelitas?»

Moisés les dijo: «Esperen, yo averiguaré lo que el SEÑOR decide sobre ustedes».

El SEÑOR le dijo a Moisés: 10 «Diles a los israelitas: Puede darse el caso de que alguno de ustedes o de sus descendientes esté impuro por haber tocado un muerto o por estar de viaje fuera del país. En ese caso, pueden celebrar la Pascua del SEÑOR 11 el día 14 del segundo mes, al atardecer. Deben comer el cordero de Pascua con pan sin levadura y hierbas amargas. 12 No deben dejar nada para la mañana siguiente, ni romper ninguno de los huesos del cordero. Cuando celebren la Pascua, lo harán respetando toda su reglamentación. 13 Por otra parte, puede darse el caso de que alguien esté puro y no se encuentre de viaje, pero se niegue a celebrar la Pascua. Ese será separado de la comunidad porque no ofreció la ofrenda del SEÑOR en el momento indicado y recibirá el castigo por su pecado.

14 »Si un inmigrante vive entre ustedes y desea celebrar la Pascua del SEÑOR, podrá hacerlo, pero deberá seguir las leyes de la Pascua con todas sus normas. Las normas serán iguales tanto para los ciudadanos como para los inmigrantes».

La nube y el fuego

(Éx 40:34-38)

15 El día en que se instaló la Carpa Sagrada, la nube cubrió la Carpa Sagrada, o sea la carpa del Testimonio. Desde el atardecer se empezaba a ver algo como una especie de fuego que duraba hasta el amanecer. 16 Siempre era así, durante el día la nube cubría la carpa; durante la noche se veía como fuego. 17 Cuando la nube que cubría la carpa se levantaba, entonces los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban. 18 A la señal del SEÑOR los israelitas se ponían en marcha y a la señal del SEÑOR acampaban. Ellos acampaban todo el tiempo que la nube estuviera sobre la Carpa Sagrada. 19 Aunque la nube se detuviera sobre la Carpa Sagrada por varios días, los israelitas obedecían el mandato del SEÑOR y no se movían de ahí. 20 Igual sucedía cuando la nube estaba sobre la Carpa Sagrada sólo unos pocos días; a una señal del SEÑOR ellos acampaban y a una señal del SEÑOR se ponían en marcha. 21 A veces la nube estaba sobre la carpa sólo desde el atardecer hasta el amanecer y se movía en la mañana, entonces ellos se ponían en marcha. Fuera de día o de noche, cuando la nube se levantaba, ellos se ponían en marcha. 22 Aunque la nube permaneciera sobre la Carpa Sagrada un día, un mes o un año, los israelitas acampaban y no se movían de ahí, pero cuando la nube se movía, ellos se movían también. 23 A una señal del SEÑOR ellos acampaban y a una señal del SEÑOR se ponían en marcha, obedeciendo las órdenes del SEÑOR, las cuales el SEÑOR daba a través de Moisés.

Las trompetas de plata

10 El SEÑOR le dijo a Moisés: «Haz dos trompetas de plata martillada y úsalas para convocar a la comunidad y para avisarle a los campamentos cuándo ponerse en marcha. Cuando se toquen ambas trompetas, toda la comunidad se reunirá ante ti a la entrada de la carpa del encuentro. Pero si sólo suena una trompeta, entonces se reunirán contigo únicamente los jefes más importantes de Israel.

»Los sonidos cortos de las trompetas serán la señal para ponerse en marcha. Al toque de los primeros sonidos cortos, los campamentos del oriente se pondrán en marcha. Cuando se toquen sonidos cortos por segunda vez, los campamentos del sur se pondrán en marcha. Los sonidos cortos serán la señal para ponerse en marcha. Pero cuando se quiera convocar a toda la comunidad, el sonido será diferente: se tocarán sonidos largos, no se tocarán sonidos cortos. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, serán los encargados de tocar las trompetas. Esta será una ley que siempre obedecerán todos ustedes y también las generaciones por venir.

»Cuando estén en su tierra y el enemigo los ataque, ustedes tendrán que salir a pelear. En esas ocasiones toquen las trompetas y griten fuerte, así yo, el SEÑOR su Dios, les prestaré atención y los salvaré de sus enemigos. 10 Las trompetas también deberán tocarse en ocasiones de alegría, como en los días de fiesta y en sus fiestas de Luna Nueva. También se tocarán cuando ofrezcan sus ofrendas que deben quemarse completamente y sus ofrendas para festejar. Así yo me acordaré de ustedes[a] porque yo soy el SEÑOR su Dios».

Los israelitas viajan del Sinaí a Parán

11 El día 20 del segundo mes del segundo año la nube se levantó de la carpa del pacto. 12 Entonces el pueblo de Israel comenzó su viaje desde el desierto del Sinaí hasta el desierto de Parán que fue donde la nube se detuvo. 13 Así que ellos se pusieron en marcha por primera vez a la señal del SEÑOR a través de Moisés. 14 La unidad militar del campamento de los descendientes de Judá se movió primero, por tropas. Naasón hijo de Aminadab estaba al mando de esta unidad militar, 15 Natanael hijo de Zuar estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Isacar, 16 y Eliab hijo de Helón estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Zabulón. 17 Luego, desarmaron la Carpa Sagrada y los guersonitas y meraritas que eran los encargados de transportarla se pusieron en marcha después.

18 Luego, la unidad militar del campamento de Rubén se puso en marcha por tropas. Elisur hijo de Sedeúr estaba al mando de esta unidad militar. 19 Selumiel hijo de Zurisaday estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Simeón 20 y Eliasaf hijo de Deuel estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Gad. 21 Luego, los coatitas, que cargaban las cosas sagradas, se pusieron en marcha. Cuando ellos llegaban al nuevo campamento, encontraban la Carpa Sagrada ya instalada.

22 Luego la unidad militar del campamento de Efraín se puso en marcha por tropas. Elisama hijo de Amiud estaba al mando de esta unidad militar. 23 Gamaliel hijo de Pedasur estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Manasés, 24 y Abidán hijo de Gedeoni estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Benjamín.

25 Luego la unidad militar del campamento de Dan se puso en marcha por tropas. Esta unidad militar estaba a la retaguardia de todos los campamentos. Ajiezer hijo de Amisadai estaba a cargo de esta unidad militar. 26 Paguiel hijo de Ocrán estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Aser, 27 y Ajirá hijo de Enán estaba al mando de la unidad militar de la tribu de Neftalí. 28 Este era el orden de avanzada de los israelitas por unidades militares cuando se ponían en marcha.

29 En una ocasión, Moisés le dijo a su suegro Hobab, hijo de Deuel el madianita:

—Nos vamos al lugar que el SEÑOR dijo que nos daría. Ven con nosotros y te trataremos con generosidad porque el SEÑOR ha prometido ser generoso con los israelitas.

30 Pero Hobab le dijo:

—Yo no voy con ustedes, mejor me voy a mi tierra a donde está mi familia.

31 Entonces Moisés le dijo:

—Por favor, no nos dejes porque tú sabes dónde podemos acampar en el desierto y nos servirás de guía. 32 Si vienes con nosotros, compartiremos contigo todo lo bueno que el SEÑOR nos dé.[b]

33 Entonces ellos se fueron de la montaña del SEÑOR y viajaron por tres días. El cofre del pacto del SEÑOR viajó frente a ellos esos tres días. Iban en busca de un sitio para acampar. 34 Desde que dejaron su campamento la nube del SEÑOR estaba sobre ellos durante el día. 35 Cada vez que se iba a poner en marcha el Cofre Sagrado, Moisés decía:

«¡Levántate, SEÑOR!
    Que se dispersen tus enemigos
    y huyan de ti los que te odian».

36 Pero cuando el cofre se detenía, Moisés decía:

«¡Regresa[c], SEÑOR,
    a las incontables multitudes de Israel!»

El pueblo sigue quejándose

11 Un día los israelitas comenzaron a quejarse a oídos del SEÑOR de los problemas por los que estaban pasando. El SEÑOR los escuchó y se enojó tanto que envió un fuego que incendió los alrededores del campamento. La gente pidió a gritos ayuda a Moisés, él oró al SEÑOR por ellos y el fuego se apagó. Entonces ellos llamaron ese lugar Taberá[d] porque un fuego del SEÑOR se prendió entre ellos.

Entre los israelitas había gente de toda condición que se había mezclado con ellos y sólo pensaba en comer. Los israelitas se dejaron llevar por ellos y se pusieron a llorar y a decir: «¡Quién nos diera carne para comer! Cómo extrañamos el pescado que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. Ahora estamos cansados de comer siempre lo mismo, todo lo que hay es este maná». El maná era como semillas de cilantro y parecía resina de árbol. La gente salía a recolectarlo y después lo molían o lo machacaban con piedras. Luego lo cocinaban en una olla o hacían panes con él. Su sabor era como el del pan que se amasa con aceite. Al caer el rocío por la noche, también caía el maná sobre el campamento.

10 Moisés escuchó llorar a los israelitas y a sus familias, cada uno a la entrada de su carpa. El SEÑOR se enojó mucho. Moisés también se enojó 11 y le dijo al SEÑOR:

—¿Por qué me tratas tan mal a mí que soy tu siervo? ¿Qué tienes en mi contra para poner sobre mí la responsabilidad de este pueblo? 12 ¿Es que yo soy la mamá de toda esta gente? ¿Fui yo quien los dio a luz para que tú me digas: “Llévalos en tus brazos, como hace un padre adoptivo”, a la tierra que tú les prometiste a sus antepasados? 13 ¿Dónde conseguiré carne para darle a toda esta gente cuando vengan llorando ante mí y me digan: “¡Danos carne para comer!”? 14 Yo solo no soy capaz de cuidar a todo este pueblo; eso es mucho para mí. 15 Si me vas a tratar de esta manera, te ruego que me quites la vida, pues así me libraré de tanto problema.

16 El SEÑOR le dijo a Moisés:

—Reúneme a 70 ancianos de Israel, pero asegúrate que sean jefes del pueblo. Llévalos a la carpa del encuentro y que esperen allí contigo. 17 Yo bajaré a hablar contigo y tomaré parte del Espíritu[e] que está en ti y lo pondré en ellos. Así ellos compartirán contigo la carga que este pueblo representa para ti, de tal forma que no tengas que hacerte cargo de ellos tú solo. 18 Después dile al pueblo: “Purifíquense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes han llorado ante el SEÑOR y han dicho: ¡Quién nos diera carne para comer! Estábamos mejor en Egipto. El SEÑOR les va a dar carne y ustedes van a comer carne. 19 No comerán carne sólo un día, o dos, o cinco, o diez o veinte días, 20 sino que comerán carne por todo un mes hasta que se les salga por la nariz y les provoque náuseas. Eso les sucederá por haber rechazado al SEÑOR que está en medio de ustedes, y por haber llorado ante él diciendo: ¿Por qué tuvimos que irnos de Egipto?”

21 Entonces Moisés respondió:

—Estoy en medio de un ejército de 600 000 hombres y tú dices: “Yo les daré a comer carne por todo un mes”. 22 Si se degollaran todos los rebaños y manadas, ¿habría suficiente para darles de comer a todos ellos? Y si pescáramos todos los peces del mar, ¿les alcanzaría?

23 El SEÑOR le dijo a Moisés:

—¿Es que acaso el poder del SEÑOR tiene límites? Ahora verás si lo que he dicho sucede o no.

24 Entonces Moisés salió y le dijo a la gente lo que el SEÑOR había dicho. Reunió a 70 hombres de los ancianos de Israel e hizo que se colocaran alrededor de la carpa. 25 Luego el SEÑOR bajó en la nube y le habló a Moisés; tomó una parte del Espíritu que estaba en Moisés y lo puso en los 70 ancianos. Cuando el Espíritu descansó en ellos comenzaron a profetizar; pero esto no volvió a repetirse.

26 Dos de los ancianos se quedaron en el campamento. Uno de ellos se llamaba Eldad y el otro Medad. El Espíritu descansó sobre ellos que eran de los ancianos escogidos, aunque no habían ido a la carpa con los demás. Entonces empezaron a profetizar en el campamento. 27 Un joven corrió y le dijo a Moisés:

—¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!

28 Josué hijo de Nun, que era ayudante de Moisés desde su juventud,[f] le dijo a Moisés:

—¡Moisés, señor, prohíbeles hacer eso!

29 Pero Moisés le dijo a Josué:

—¿Estás celoso por mí? Cuánto quisiera yo que todo el pueblo del SEÑOR profetizara, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu en ellos.

30 Luego Moisés y los ancianos de Israel volvieron al campamento.

Cumplimiento de la promesa del Señor

31 El SEÑOR hizo soplar un viento que trajo del mar bandadas de codornices que cayeron alrededor del campamento. Había codornices en una extensión de hasta un día de camino alrededor del campamento y a una altura de hasta casi un metro del suelo. 32 La gente se levantó y recogió codornices todo el día, toda la noche y todo el día siguiente. El que menos recogió, recogió dos toneladas y distribuyeron las codornices por todo el campamento.

33 No habían todavía comenzado a masticar la carne cuando el SEÑOR se enojó con ellos y les envió el SEÑOR una terrible enfermedad. 34 Entonces ellos llamaron ese sitio Tumbas de la glotonería[g] porque allí enterraron a la gente que no pensaba sino en comer.

35 Del sitio Tumbas de la glotonería el pueblo viajó hasta Jazerot y ahí se quedó.

Marcos 5:1-20

Jesús expulsa unos demonios

(Mt 8:28-34; Lc 8:26-39)

Jesús y sus seguidores llegaron a la otra orilla del lago, a la región de los gerasenos[a]. Apenas salió Jesús de la barca, llegó a recibirlo un hombre que tenía un espíritu maligno. Venía de las tumbas, donde vivía. Ni siquiera con cadenas lo podían sujetar. Varias veces le habían encadenado las manos y le habían puesto hierros en los pies, pero el hombre rompía las cadenas y destrozaba los hierros. Nadie podía controlarlo. Vagaba por las colinas y las cuevas de día y de noche, siempre gritando y cortándose con piedras.

Cuando el hombre vio a Jesús a lo lejos, fue a él corriendo, se postró ante él y gritando muy fuerte le dijo:

—¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? En el nombre de Dios, te suplico que no me atormentes.

El hombre gritaba así porque Jesús le había dicho: «¡Espíritu maligno, sal de ese hombre!»

Después Jesús le preguntó:

—¿Cuál es tu nombre?

Él contestó:

—Mi nombre es Legión[b] porque somos muchos.

10 Le rogaba repetidas veces a Jesús que no lo mandara fuera de esa región. 11 Como en un cerro cerca de allí había muchos cerdos comiendo, 12 los espíritus le suplicaban:

—¡Mándanos a esos cerdos y déjanos entrar en ellos!

13 Jesús les permitió hacerlo, y los espíritus malignos salieron del hombre y entraron en los cerdos, que eran como 2000. Los cerdos corrieron pendiente abajo por el barranco, cayeron en el lago y se ahogaron.

14 Los encargados de cuidar los cerdos salieron huyendo a contar en el pueblo y en el campo lo que había pasado. Entonces vinieron a ver qué había sucedido. 15 Se acercaron a Jesús y vieron al hombre que había tenido los demonios, sentado, vestido y en su sano juicio. La gente se asustó. Sabían que ese hombre había tenido una legión de espíritus malignos. 16 Pero los que vieron lo sucedido les explicaron a los demás cómo había sido sanado el hombre que tenía demonios y lo que había pasado con los cerdos. 17 Entonces la gente comenzó a pedirle a Jesús que se fuera de esa región.

18 Cuando Jesús estaba por partir en la barca, el hombre que había tenido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarlo. 19 Pero Jesús no se lo permitió y le dijo:

—Ve a tu casa y cuéntale a tu gente lo que el Señor ha hecho por ti, y cómo te ha tenido compasión.

20 Así que el hombre se fue a la región de Decápolis a contarles a todos lo mucho que Jesús había hecho por él. Toda la gente estaba muy asombrada.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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