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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Salmos 31-32

Al Vencedor: Salmo de David.

En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia.

Inclina a mí tu oído, líbrame presto; seme por roca de fortaleza, por casa fuerte para salvarme.

Porque tú eres mi roca y mi castillo; y por tu Nombre me guiarás, y me encaminarás.

Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.

En tu mano encomendaré mi espíritu; me rescatarás, oh SEÑOR, Dios de verdad.

Aborrecí a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en el SEÑOR he esperado.

Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;

y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.

¶ Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, que estoy en angustia; se han carcomido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas.

10 Porque se ha acabado mi vida con dolor, y mis años con suspiro; se ha enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

11 De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí.

12 He sido olvidado del todo como un muerto; he venido a ser como un vaso perdido.

13 Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban para prenderme el alma.

14 Mas yo en ti confié, oh SEÑOR; yo dije: Dios mío eres tú.

15 En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.

16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu esclavo; sálvame por tu misericordia.

17 SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el Seol.

18 Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio.

19 ¶ ¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

20 Los esconderás en el escondedero de tu rostro de las arrogancias del hombre; los esconderás en el tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.

21 Bendito el SEÑOR, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.

22 Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.

23 Amad al SEÑOR todos vosotros sus misericordiosos; a los fieles guarda el SEÑOR, y paga abundantemente al que obra con soberbia.

24 Esforzaos y esfuércese vuestro corazón todos los que esperáis en el SEÑOR.

De David: Masquil.

Bienaventurado el perdonado de rebelión, el encubierto de pecado.

Bienaventurado el hombre a quien no contará el SEÑOR la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.

Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Selah.)

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones al SEÑOR; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. (Selah.)

Por esto orará a ti todo misericordioso en el tiempo de poder hallarte; ciertamente en la inundación de las muchas aguas no llegarán éstas a él.

¶ Tú eres mi escondedero; de la angustia me guardarás; con clamores de libertad me rodearás. (Selah.)

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que andarás; sobre ti fijaré mis ojos.

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento; con cabestro y con freno su boca ha de ser sujetada, porque si no, no llegan a ti.

10 Muchos dolores para el impío; mas el que espera en el SEÑOR, lo cercará la misericordia.

11 Alegraos en el SEÑOR, y gozaos, justos; y cantad todos vosotros los rectos de corazón.

Hechos 23:16-35

16 Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fue, y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.

17 Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dice: Lleva a este joven al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.

18 El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajera ante ti este joven, que tiene algo que hablarte.

19 Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?

20 Y él dijo: Los judíos han concertado rogarte que mañana saques a Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.

21 Mas tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto bajo maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.

22 Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijera que le había dado aviso de esto.

23 Y llamados dos centuriones, les mandó que apercibieran doscientos soldados, que fueran hasta Cesarea, y setenta de a caballo con los doscientos lanceros, que lo acompañaran desde la hora tercera de la noche.

24 Y que aparejaran cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevaran a salvo a Félix, el gobernador.

25 Escribió una carta en estos términos:

26 Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.

27 A este varón, tomado de los judíos, y que lo comenzaban a matar, libré yo sobreviniendo con una compañía de soldados, entendiendo que era romano.

28 Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos;

29 y hallé que le acusaban de cuestiones de la ley de ellos, y que ningún crimen tenía digno de muerte o de prisión.

30 Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los judíos, en la misma hora le he enviado a ti, y he denunciado también a los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.

31 Y los soldados, tomando a Pablo como les era mandado, le llevaron de noche a Antípatris.

32 Y al día siguiente, dejando a los de a caballo que fueran con él, se volvieron a la fortaleza.

33 Y como llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador presentaron también a Pablo delante de él.

34 Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y entendiendo que de Cilicia,

35 te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardaran en el pretorio de Herodes.

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