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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Samuel 21-22

Venganza de los gabaonitas

21 Durante el reinado de David, hubo escasez de alimentos por tres años. David oró al SEÑOR, y el SEÑOR le contestó: «Saúl y su familia asesina[a] son la causa de esta escasez de alimentos por haber matado a los gabaonitas». Los gabaonitas no eran israelitas, sino amorreos, y los israelitas habían prometido no hacerles daño,[b] pero Saúl trató de matarlos debido a los celos que tenía del pueblo de Israel y Judá. El rey David reunió a los gabaonitas y les preguntó:

—¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo puedo reparar el daño del pecado de Israel para que ustedes bendigan al pueblo del SEÑOR?

Los gabaonitas le contestaron:

—No hay suficiente oro ni plata para que la familia de Saúl pague por lo que hizo. Pero nosotros no tenemos el derecho de matar a nadie en Israel.

David dijo:

—¿Entonces, qué puedo hacer por ustedes?

Los gabaonitas respondieron:

—Saúl hizo planes contra nosotros. Trató de destruir a nuestra gente que vivía en la tierra de Israel. Entréganos siete de los hijos de Saúl, el elegido del SEÑOR, para que los ejecutemos ante el SEÑOR en el monte Guibeá de Saúl.[c]

El rey dijo:

—Se los entregaré.

Pero el rey protegió al hijo de Jonatán, Mefiboset. Jonatán era hijo de Saúl, pero como David le había hecho una promesa a Jonatán[d] con el SEÑOR como testigo, el rey no los dejó hacerle ningún daño a Mefiboset[e]. David les entregó a Armoní y Mefiboset hijos de Saúl y su esposa Rizpa, hija de Aja. Saúl también tenía una hija llamada Merab, quien estaba casada con Adriel hijo de Barzilay, el mejolatita. Así que David tomó a los cinco hijos de Merab y Adriel, y les entregó estos siete hombres a los gabaonitas, quienes los llevaron al monte y los ejecutaron ante el SEÑOR. Así murieron al mismo tiempo los siete durante el principio de la cosecha de cebada.

10 Entonces Rizpa hija de Ayá tomó una tela de luto y la puso sobre la roca[f]. Allí se quedó la tela desde que empezó la cosecha hasta que llegaron las lluvias. Rizpa vigilaba los cuerpos día y noche. De día, no dejaba que se acercaran las aves de rapiña y de noche no dejaba que se acercaran los animales salvajes. 11 Entonces la gente le dijo a David lo que estaba haciendo la concubina de Saúl. 12 Entonces David recogió los restos de Saúl y Jonatán que estaban en Jabés de Galaad. Los hombres de Jabés de Galaad habían tomado los restos de Saúl y Jonatán cuando los mataron en Guilboa. Los filisteos habían colgado sus cuerpos en una pared en Betsán[g], pero los hombres de Jabés de Galaad habían ido ahí y se los robaron.

13 David recogió los restos de Saúl y Jonatán que estaban en Jabés Galaad junto con los cuerpos de los siete hombres que estaban colgados. 14 Sepultaron los restos de Saúl y su hijo Jonatán en el área de Benjamín y los sepultaron en uno de los túneles en la tumba de Quis, papá de Saúl. Dios escuchó las oraciones del pueblo en esa tierra porque hacían todo lo que el rey les ordenaba.

Guerra con los filisteos

(1 Cr 20:4-8)

15 Los filisteos atacaron a Israel, así que David y sus hombres salieron a pelear contra ellos, pero David se sintió muy cansado y débil. 16 Entonces Isbibenob, uno de los soldados consagrados al dios Rafá, pensó matar a David. Tenía una espada nueva y su lanza pesaba más de 3 kilos.[h] 17 Pero Abisay hijo de Sarvia le salvó la vida a David y mató al filisteo. Entonces los hombres de David le rogaron: «De ahora en adelante ¡qué su Majestad nunca vaya con nosotros en batalla, no sea que Israel pierda su mejor líder!»

18 Después hubo otra batalla con los filisteos en Gob. Sibecay el jusatita mató a Saf, otro de los soldados consagrados al dios Rafá.[i] 19 De nuevo hubo otra batalla en Gob contra los filisteos. Eljanán hijo de Yaré Oreguín de Belén mató a Goliat el guitita[j]. Su lanza era tan grande como el rodillo de un telar. 20 Hubo otra batalla en Gat. Había allí otro soldado consagrado al dios Rafá que tenía 24 dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. 21 Este hombre se puso a desafiar a los israelitas y a burlarse de ellos, por lo cual Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató. 22 David y sus hombres mataron a esos cuatro soldados consagrados al dios Rafá de Gat.

Canto de alabanza de David

(Sal 18)

22 [k] David cantó al SEÑOR esta canción cuando el SEÑOR lo libró de Saúl y todos sus enemigos.

«El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador.
    Dios es mi refugio, él me protege;
es mi escudo, me salva con su poder.
    Él es mi escondite más alto,
mi protector y Salvador.
    ¡Tú me salvas de la violencia!
¡El SEÑOR es digno de alabanza!
    Le pedí ayuda, y me rescató de mis enemigos.

»Me encerraron olas gigantes
    y sentí miedo ante la temible corriente.
El lugar de los muertos[l] me enredó en sus cuerdas,
    tendía ante mí trampas mortales.
En mi angustia clamé al SEÑOR,
    y pedí ayuda a mi Dios.
Desde su templo, él escuchó mis lamentos,
    y oyó mis gritos pidiendo auxilio.

»Entonces la tierra tembló y se tambaleó,
    las bases de los cielos se estremecieron;
la tierra tembló y retumbó
    porque Dios estaba furioso.
Salía humo de su nariz[m]
    y llamas de su boca;
    lanzaba carbones encendidos.

10 »Dios abrió el cielo
    y bajó sobre una nube negra.
11 Bajó cabalgando sobre los querubines del cielo;
    se deslizaba con el viento.
12 Estaba oculto en nubes, espesas y oscuras,
    que lo cubrían totalmente.
13 Entonces la gloria resplandeciente de Dios brilló en las nubes
    arrojando granizo y emitiendo fuertes rayos.

14 »La voz del SEÑOR retumbó en el cielo,
    el Altísimo se hizo oír y hubo rayos y granizo.
15 Dios lanzó sus flechas[n] y dispersó al enemigo.
    Lanzó muchos rayos y todos salieron espantados.
16 SEÑOR, tú alzaste la voz para hacerte escuchar
    y sopló un viento fuerte[o]
que dejó el fondo del mar a la vista.
    Las bases de la tierra quedaron al descubierto.

17 »Luego extendió la mano y me rescató.
    Me sacó de las aguas turbulentas.
18 Me salvó de mis poderosos enemigos,
    de los que me odiaban,
    pues eran más fuertes que yo.
19 Cuando yo estaba en dificultades
    y mis enemigos me atacaban,
    el SEÑOR me dio su apoyo y protección.
20 Él me rescató porque me ama;
    me llevó a un lugar seguro.

21 »El SEÑOR me recompensó como merecía porque actué con justicia.
    Él me recompensó porque no he obrado con maldad.
22 Me he preocupado por vivir como el SEÑOR quiere que lo haga.
    Por eso no he hecho nada que pueda separarme de Dios.
23 Siempre tengo en cuenta sus enseñanzas
    y nunca me aparto de sus leyes.
24 He sido siempre honesto con él
    y me he mantenido apartado del mal.
25 Por eso, el SEÑOR me recompensará en la medida que yo actúe con justicia.
    Lo hará en tanto yo no haga el mal.

26 »Dios es fiel con los que le son fieles;
    sincero con los que le son sinceros.
27 Eres bueno y puro con la gente que es buena y pura;
    pero le sales adelante a la gente tramposa.
28 Tú salvas a la gente humilde
    y humillas a los más soberbios.
29 SEÑOR, tú iluminas mi sendero;
    eres mi luz en la oscuridad, SEÑOR.
30 Dios mío, con tu ayuda podré correr con los soldados.
    Con tu ayuda asaltaré las murallas de mis enemigos.

31 »El camino de Dios es perfecto;
    las promesas del SEÑOR han sido probadas.
    Él protege a quienes buscan su ayuda y protección.
32 El SEÑOR es el único Dios.
    Nuestro Dios es la única roca.
33 Él es quien me fortalece
    y perfecciona mi camino.
34 Él me ayuda a correr tan rápido como una gacela
    y me mantiene firme aun en los lugares más altos.
35 Él me prepara para la guerra.
    Les da fuerza a mis brazos para que puedan lanzar dardos poderosos.
36 Dios mío, me has dado el escudo de tu salvación,
    y me has ayudado a prosperar.
37 Tú me ayudas a correr más rápido
    y les das fuerzas a mis piernas.

38 »Así puedo perseguir y destruir a mis enemigos;
    no descansaré hasta derrotarlos.
39 Acabaré con ellos.
    Los derrotaré de modo que ellos nunca puedan levantarse de nuevo;
    todos ellos estarán bajo mis pies.
40 Dios mío, tú me das fuerzas en la batalla;
    haces que aquellos que me persiguen tengan que rendirse ante mí.
41 Tú me ayudas a derrotar a mis enemigos
    y a derribar a los que me odian.
42 Ellos buscaron ayuda, pero nadie fue en su auxilio.
    También llamaron al SEÑOR, pero él no les respondió.
43 Dispersé a mis enemigos como el polvo de la tierra.
    Los pisoteé como al barro en las calles.

44 »Tú me salvaste de conflictos militares,
    me pusiste a cargo de naciones.
Gente que yo no conocí antes,
    ahora me sirve.
45 Esos que no me conocían
    tratarán de halagarme.
46 Tendrán temor de mí.
    Saldrán de sus escondites temblando de miedo.

47 »¡El SEÑOR vive! ¡Bendita sea mi roca!
    Alabado sea Dios mi Salvador.
48 Dios castiga a mis enemigos
    y los pone bajo mi control.
49 Él me salva de mi enemigo,
    me ayuda a vencer a los que me atacan.
    Me salva del cruel enemigo.
50 Por eso alabo al SEÑOR
    y adoro su nombre en todas partes.
51 Él le da la victoria a David, su rey elegido.
    A él y a sus descendientes
    les muestra siempre toda su bondad».

Lucas 18:24-43

24 Al verlo tan triste Jesús dijo:

—¡Qué difícil es para los ricos entrar al reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de Dios.

26 La gente que lo escuchó preguntó:

—Entonces, ¿quién podrá salvarse?

27 Jesús dijo:

—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.

28 Pedro le dijo:

—Como puedes ver, nosotros hemos dejado lo que teníamos para seguirte.

29 Entonces Jesús les dijo:

—Les digo la verdad: todo el que dejó su casa, su esposa, hermanos, padres o hijos por el reino de Dios, 30 recibirá mucho más de lo que dejó. Recibirá mucho más en esta vida, y recibirá vida eterna en el mundo que está por venir.

Jesús habla de nuevo sobre su muerte

(Mt 20:17-19; Mr 10:32-34)

31 Jesús tomó aparte a los doce y les dijo: «Escuchen, vamos a ir a Jerusalén y se cumplirá lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del hombre. 32 Su gente lo rechazará y lo entregará a los que no son judíos, quienes se burlarán de él, lo insultarán y lo escupirán. 33 Lo azotarán y lo matarán, pero al tercer día resucitará». 34 Los seguidores no entendieron lo que Jesús estaba diciendo. El verdadero significado estaba oculto para ellos y no entendían de qué estaba hablando.

Jesús sana a un ciego

(Mt 20:29-34; Mr 10:46-52)

35 Cuando Jesús ya estaba cerca de Jericó, un ciego estaba pidiendo limosna al lado del camino. 36 Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. 37 Le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí. 38 Entonces el ciego gritó:

—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

39 La gente que estaba al frente del grupo, lo regañaba y le decía que se callara, pero él gritaba aun más:

—¡Hijo de David, ten compasión de mí!

40 Jesús se detuvo y ordenó que le trajeran al ciego. Cuando estaba cerca, Jesús le preguntó:

41 —¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego dijo:

—Señor, quiero recobrar la vista.

42 Entonces Jesús le dijo:

—Recobra la vista, tu fe te ha sanado.

43 Al instante el hombre recobró la vista y siguió a Jesús, alabando a Dios. Y al ver esto toda la gente, también alababa a Dios.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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