Old/New Testament
Historia de una rebelión
20 A fines de julio, seis años después de que el rey Joaquín fuera capturado, algunos de los consejeros de Israel vinieron a mí para solicitar instrucciones del Señor, y se sentaron delante de mí aguardando la respuesta. 2 Entonces el Señor me dio este mensaje:
3 «Hombre mortal, di a los consejeros de Israel: El Señor Dios dice: “¿Cómo se atreven a venir a solicitar mi ayuda? ¡Les aseguro que no les diré nada!”.
4 »Júzgalos tú, hombre mortal, condénalos, cuéntales todas las maldades que esta nación ha cometido desde los tiempos de sus antepasados hasta ahora. 5-6 Comunícales que el Señor Dios dice: “Cuando yo escogí a Israel y me revelé a él en Egipto, yo les juré a él y a sus descendientes que los sacaba de Egipto y los llevaba a una tierra que yo había preparado para ellos; una buena tierra con tanta abundancia que se decía que de ella fluía leche y miel; la mejor de las tierras en cualquier parte”.
7 »Luego yo les dije: “Eliminen todos los ídolos a los que ahí se les rinde homenaje, no se contaminen tampoco con los ídolos de Egipto, pues yo soy el Señor Dios de ustedes”. 8 Pero ellos se pusieron tercos contra mí y no quisieron seguir mis órdenes. No se deshicieron de sus ídolos ni abandonaron los dioses de Egipto. Entonces pensé: “Yo descargaré mi cólera contra ellos mientras aún estén en Egipto”.
9-10 »Pero no lo hice, pues actué para proteger la fama de mi nombre, para que los egipcios no se burlaran del Dios de Israel, diciendo que no podía protegerlos del mal. Así que saqué a mi pueblo fuera de Egipto delante de los propios ojos de los egipcios y los conduje al desierto. 11 Allí yo les di mis instrucciones para que vivieran de acuerdo con ellas, teniendo cuidado en seguirlas con fidelidad. 12 Y les determiné el sábado, un día de descanso cada semana, como un señal entre ellos y yo, para recordarles que soy yo el Señor, quien los aparta en exclusividad para mí, y que ellos verdaderamente son mi pueblo elegido.
13 »Pero Israel se rebeló contra mí, allí en el desierto rechazaron mis instrucciones. No quisieron obedecer mis reglas, aunque el obedecerlas significara vivir con seguridad y por largo tiempo. Y tampoco respetaron los días sábados. Entonces pensé: “Descargaré mi cólera sobre ellos y los haré morir en el desierto”.
14 »Pero de nuevo me contuve para poder proteger la fama de mi nombre, para que las naciones que me vieron sacarlos de Egipto no dijeran que los había destruido porque no los podía cuidar. 15 Pero yo les aseguré en el desierto que no los traería a la tierra que yo les había dado, una tierra tan pródiga que parece que de ella fluyen leche y miel, el sitio más próspero del mundo, 16 porque ellos se burlaron de mis instrucciones, ignoraron mis deseos y echaron al olvido el respetar los sábados. ¡Sus corazones estaban embotados con sus ídolos! 17 Sin embargo, los perdoné, los vi con compasión y no los exterminé en el desierto.
18 »Entonces hablé a sus hijos y les dije: “No sigan las pisadas de sus padres, no echen a perder su relación conmigo por rendir homenaje a sus ídolos, 19 pues yo soy el Señor, Dios de ustedes. Sigan mis instrucciones, cumplan con nuestro convenio, 20 recuerden que los sábados deben estar dedicados a mí, pues ellos son una señal del convenio entre nosotros, para ayudarlos a recordar que yo soy el Señor su Dios”.
21 »Pero sus hijos también se rebelaron contra mí. Ellos rechazaron mis instrucciones, los mandamientos que, de ser obedecidos, aseguran para ustedes una vida larga y próspera. Pero no, se comportaron los sábados como cualquier otro día. Así, pues, dije: “¡Ahora por fin descargaré mi cólera sobre ustedes en el desierto!”.
22 »Sin embargo, de nuevo yo retuve mi castigo planeado contra ellos para proteger la fama de mi nombre entre las naciones que habían visto mi poder al sacarlos de Egipto. 23-24 Pero hice un solemne juramento contra ellos mientras estaban en el desierto, de que los esparciría, haciéndolos marchar a los lugares más alejados de la tierra porque ellos no obedecieron mis instrucciones sino que las despreciaron y tuvieron en nada los sábados y amaron los ídolos de sus padres. 25 Les permití adoptar costumbres y leyes que no tenían valor. Al dejarse guiar por ellas no podrían lograr una vida larga y próspera, como era mi deseo. 26 Esperando que ellos retrocederían con horror, y sabrían que sólo yo soy el Señor, les permití contaminarse con los mismos dones que yo les había dado. ¡Hasta llegaron a quemar a sus primogénitos como ofrendas a sus dioses!
27-28 »Hombre mortal, comunícales que el Señor dice: “Sus antepasados continuaron blasfemando y traicionándome cuando yo los traje a la tierra que yo les había prometido, pues ofrecieron a sus ídolos homenajes y perfumes agradable en cada colina alta y debajo de cada árbol. Provocaron mi cólera al ofrecer sus sacrificios rituales a esos ‘dioses’. ¡Trajeron sus perfumes e incienso y derramaron sus bebidas especiales en honor a ellos! 29 Yo les dije: ‘¿Qué es ese lugar de sacrificio a donde van?’. Y por eso le llaman ‘El lugar de sacrificio’; así es como obtuvo su nombre”.
Juicio y restauración
30 »El Señor Dios quiere saber si ustedes se van a contaminar tal como lo hicieron sus antepasados, si seguirán ofreciendo homenajes a sus ídolos. 31 Pues cuando ofrecen regalos a ellos y entregan a sus pequeños para ser quemados, como lo hacen aún hoy, ¿creen ustedes que pondré atención a sus oraciones?, ¿creen que los ayudaré, oh israelitas? “¡Tengan por seguro”, dice el Señor Dios, “que no les daré ningún mensaje, aunque han acudido a mí para preguntar! 32 Lo que tienen en mente no llegará a cumplirse: ser como las naciones a su alrededor, sirviendo a dioses de madera y piedra. 33 ¡Yo reinaré sobre ustedes con gran autoridad y rigidez, así como con gran ira y poder! 34 Con poderío y furia los sacaré de las tierras donde están dispersados, 35-36 y los traeré al desierto donde serán juzgados por mí. Los juzgaré allí, y me libraré de los testarudos, tal como lo hice en el desierto después de sacarlos de Egipto. 37 Los contaré cuidadosamente y sólo permitiré que regrese un pequeño grupo. 38 Y a los otros, los testarudos y todos aquellos que cometen maldades en contra de mis instrucciones, los expulsaré de entre ustedes. Ellos no entrarán en Israel, pero los recogeré de los países donde están exiliados. Y cuando eso suceda sabrán que yo soy el Señor”.
39 »Oh Israel, el Señor Dios dice: “Si ustedes insisten en rendir homenaje a sus ídolos, adelante, ¡pero entonces no me traigan regalos a mí también! ¡Tal falta de respeto y consideración hacia mí debe cesar de inmediato! 40 ¡Porque en Jerusalén, en mi monte escogido, dice el Señor, todo Israel estará consagrado y dedicado a mí solamente! Allí yo los aceptaré, y demandaré sus ofrendas y sus más espléndidos dones. 41 Ustedes serán para mí como una ofrenda de perfume suave cuando los traiga de vuelta del exilio, y las naciones notarán el gran cambio de sus corazones al ver el cambio de sus conductas. 42 Entonces cuando los haya traído de regreso a la tierra que prometí a sus antepasados sabrán que yo soy el Señor. 43 Entonces se acordarán de sus maldades y se avergonzarán y sentirán remordimientos a causa de todo el mal que han hecho. 44 ¡Y cuando yo haya honrado mi nombre haciéndoles toda clase de bien a pesar de su maldad, entonces, oh Israel, ustedes sabrán que yo soy el Señor!”».
Profecía contra el sur
45 Luego me vino este mensaje del Señor:
46 «Hombre mortal, mira hacia Jerusalén, y habla contra ella y los bosques del sur. 47 Profetiza y di: “Oye el mensaje del Señor. ¡Yo te incendiaré, oh bosque, y todos los árboles perecerán, los verdes y los secos por igual! Las terribles llamas no se apagarán y chamuscarán el mundo entero. 48 Y todo el mundo verá que yo, el Señor, los he encendido. No serán apagadas las voraces llamas”».
49 Entonces yo dije: «¡Oh Señor, ellos dicen de mí: “Él sólo habla en enigmas”!».
La espada justiciera
21 Luego me vino este mensaje del Señor:
2 «Hombre mortal, pon tu rostro hacia Jerusalén y profetiza contra Israel y contra sus santuarios. 3 Pues el Señor dice: “¡Yo estoy contra ti, Israel, te atacaré con mucha fuerza y destruiré a tu gente con violentos tajos de espada, buenos y malos por igual serán eliminados! 4 No perdonaré ni a los justos. Limpiaré toda la tierra desde el sur hasta tus fronteras en el norte. 5 Todo el mundo sabrá que soy yo el Señor. ¡Yo estoy decidido a continuar el castigo hasta que logre acabar con tanta perversidad! ¡No pararé hasta haber logrado mi propósito!”.
6 »Hombre mortal, suspira y gime de dolor en tu amarga angustia, que tu cuerpo se agite por los sollozos; ellos se impactarán por tanto dolor. 7 Cuando te pregunten por qué sufres tanto, diles: “A causa de la espantosa noticia que Dios me ha dado. ¡Cuando se cumpla, aun el corazón del más plantado se derretirá de pavor y perderá toda su fuerza! ¡Todo ánimo se vendrá a los suelos, las rodillas más fuertes temblarán y se volverán endebles como el agua!”. Y el Señor Dios dice: “¡Tu condena ya viene, Israel, mi castigo por tu maldad e infidelidad está por llegar!”».
8 Luego de nuevo me vino otro mensaje de parte del Señor:
9 «Hombre mortal, diles esto: “¡Se está afilando y puliendo una espada para ejecutar una terrible matanza! 10 ¿Ahora se reirán? La espada está lista para ser entregada al verdugo. ¡Su peor falta ha sido haber despreciado el cetro de mi hijo, burlándose de él como si fuera cualquier palo de escoba! 11 Ahora tiemblen porque la espada afilada está ya en manos del verdugo.
12 »”Hombre mortal, llora y golpea contra tu muslo en señal de desesperación, pues esa espada matará a mi pueblo y a todos sus jefes. Todos morirán por igual. 13 Los pondrá a todos a prueba, y ¿qué suerte tendrán?, pregunta el Señor. ¡Y es que el verdugo no respetará ni a los miembros de la familia real!
14 »”Profetiza de esta manera: Bate las palmas vigorosamente, luego toma una espada y blándela dos y tres veces, para simbolizar la gran matanza que les espera. 15 Que sus corazones palpiten acelerados de terror, pues la amenaza de muerte está presente en cada hogar, a todos lados llega la matanza, la espada sigue afilada como una navaja y todavía dispuesta para degollar. 16 ¡Oh espada, corta a la derecha y corta a la izquierda, adondequiera que te vuelvas! 17 Y yo aplaudiré al ritmo de la matanza, dice el Señor, y así calmaré mi gran cólera”».
18 Luego me vino este mensaje. El Señor dijo:
19-20 «Hombre mortal, haz un mapa y sobre él traza dos rutas que simbolizarán los caminos que seguirá el rey de Babilonia; una se dirigirá a Jerusalén y la otra a Rabá de los amonitas. Y coloca una señal en la bifurcación del camino de Babilonia. 21 Esta bifurcación se debe a que el rey de Babilonia está detenido en una bifurcación, indeciso en cuanto si atacar a Jerusalén o a Rabá. Él llamará a sus magos para usar adivinación; ellos arrojarán suertes agitando flechas de su aljaba; sacrificarán a los ídolos e inspeccionarán el hígado de su sacrificio, usando todas esas costumbres paganas de adivinación. 22 ¡Y decidirán dirigirse hacia Jerusalén! Con arietes arremeterán contra las puertas y en medio de gritos de guerra construirán torres para sitiarla y terraplenes para escalar la muralla hasta llegar a su parte más alta y luego penetrar al interior de la ciudad y conquistarla. 23 Jerusalén no entenderá esta traición, ¿cómo podían los adivinadores cometer este terrible error? ¡Pues Babilonia es el aliado de Judá y ha jurado defender a Jerusalén! Pero el rey de Babilonia pensará sólo en las veces que ellos se rebelaron contra él. Atacará y los derrotará.
24 »El Señor dice: “Una y otra vez su culpabilidad clama contra ustedes, pues sus maldades se cometen abierta y desvergonzadamente en todo tiempo y lugar. Nadie puede olvidarse de ellas aunque quisiera. Dondequiera que ustedes van, todo lo que hacen, todo está lleno de maldad, y por ello ahora ha llegado la hora del castigo”.
25 »¡Oh rey Sedequías, malvado príncipe de Israel, ha llegado el día del ajuste de cuentas! 26 Quita la corona de tu cabeza, dice el Señor Dios. El orden antiguo cambia: ¡ahora los pobres son exaltados y los ricos humillados! 27 Yo trastornaré y arruinaré este reino, para que aun el nuevo orden que surja no tenga éxito, hasta que venga el Hombre que tiene derecho a él. Y se lo daré a él.
28 »Hombre mortal, profetiza también contra los amonitas, pues ellos se burlaron de mi pueblo cuando más sufrían. Diles esto: “Contra ustedes también se ha desenvainado mi espada reluciente; está afilada y pulida y relampaguea. 29 Sus adivinos y falsos profetas les han dicho mentiras respecto a seguridad y éxito: que sus dioses los salvarán del rey de Babilonia. Así han causado su muerte junto con todos los demás impíos, pues cuando el día final de juicio venga ustedes también serán heridos de muerte.
30 »”¿Devolveré mi espada a su vaina antes de ocuparme de ustedes? ¡No, yo los destruiré en su propia tierra donde nacieron! 31 Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción. 32 Serán como pasto del fuego; su sangre será derramada en su propia tierra y serán absolutamente borrados, de tal manera que en poco tiempo no habrá nadie que se acuerde de que alguna vez existieron. Yo, el Señor, lo digo”».
Advertencia a los ricos opresores
5 Ahora escuchen, ustedes los ricos: ¡Lloren y griten por todas las desgracias que van a sufrir! 2 Sus riquezas están podridas y sus ropas están comidas por la polilla. 3 Su oro y su plata están oxidados. Y ese óxido será un testigo contra ustedes y les consumirá el cuerpo como un fuego. Han estado juntando riquezas a pesar de que estos son los últimos tiempos. 4 Ustedes no pagaron el salario a los obreros que les trabajaron sus campos, y ese hecho grita contra ustedes. El grito de protesta de esos trabajadores lo ha escuchado el Señor Todopoderoso. 5 Ustedes han vivido en este mundo con gran lujo y placer desenfrenado. Lo que han hecho es engordar para el día de la matanza. 6 Han acusado y matado al inocente sin que él pudiera defenderse.
Paciencia en los sufrimientos
7 Por eso, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. Sean como el agricultor que espera a que la tierra dé su precioso fruto y aguarda con paciencia las temporadas de lluvia. 8 Así también ustedes, manténganse firmes y esperen con paciencia la venida del Señor, que ya está cerca.
9 Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean juzgados, pues el juez ya está a la puerta. 10 Hermanos, tomen como ejemplo a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Ellos sufrieron y fueron pacientes. 11 En verdad, consideramos dichosos a los que se mantuvieron firmes. Ustedes han oído hablar de cómo Job se mantuvo firme y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso.
12 Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Cuando digan «sí», que sea sí; y cuando digan «no», que sea no. De esta manera no serán condenados.
La oración de fe
13 Si alguno de ustedes está angustiado, que ore. Si alguno está alegre, que cante alabanzas. 14 Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. 15 La oración que hagan con fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, él lo perdonará.
16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. 17 Elías era un hombre con debilidades como nosotros, pero oró con fervor para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. 18 Después, volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra dio sus cosechas.
19 Hermanos, si alguno de ustedes se aleja de la verdad, y otro lo hace volver a ella, 20 recuerden que quien hace volver a un pecador a la verdad, lo salvará de la muerte y hace que se le perdonen muchísimos pecados.
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