Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Proverbios 8-9

Invitación de la sabiduría

¡La sabiduría está llamando!
¡Gritando está la experiencia!
Se para a la orilla del camino
o a la mitad de la calle,
para que todos puedan verla.
Se para junto a los portones,
a la entrada de la ciudad,
y grita a voz en cuello:

«Gente de todo el mundo,
¡a ustedes estoy llamando!
Jovencitos ignorantes,
muchachitos inexpertos,
¡piensen bien lo que hacen!
Préstenme atención,
pues voy a decirles algo importante;
7-8 no me gusta la mentira
ni tampoco la hipocresía,
siempre digo la verdad.
La gente que sabe entender
reconoce que mis palabras
son justas y verdaderas.
10 No busquen las riquezas,
mejor busquen mis enseñanzas
y adquieran mis conocimientos,
11 pues son más valiosos
que el oro y la plata.
¡Los más ricos tesoros
no se comparan conmigo!

12 »Yo soy la sabiduría,
y mi compañera es la experiencia;
siempre pienso antes de actuar.
13 Los que obedecen a Dios
aborrecen la maldad.
Yo aborrezco a la gente
que es orgullosa y presumida,
que nunca dice la verdad
ni vive como es debido.
14 Yo tengo en mi poder
el consejo y el buen juicio,
el valor y el entendimiento.
15-16 Yo hago que actúen con justicia
reyes, príncipes y gobernantes.
17 Yo amo a los que me aman,
y me dejo encontrar
por todos los que me buscan.
18 Mis compañeras son
la riqueza, el honor,
la abundancia y la justicia.
19 Lo que tengo para ofrecer
vale más que el oro y la plata.
20 Siempre actúo con justicia,
21 y lleno de riquezas
a todos los que me aman.

22-23 »Dios fue quien me creó.
Me formó desde el principio,
desde antes de crear el mundo.
Aún no había creado nada
cuando me hizo nacer a mí.
24 Nací cuando aún no había
mares ni manantiales.
25-26 Nací mucho antes
de que Dios hiciera
los cerros y las montañas,
la tierra y sus paisajes.
27 Yo vi cuando Dios puso
el cielo azul sobre los mares;
28 cuando puso las nubes en el cielo
y cerró las fuentes del gran mar,
29-30 cuando les ordenó a las aguas
no salirse de sus límites.

»Cuando Dios afirmó la tierra,
yo estaba allí, a su lado,
como su consejera.
Mi dicha de todos los días
era siempre gozar de su presencia.
31 El mundo creado por Dios
me llenaba de alegría;
¡la humanidad creada por Dios
me llenaba de felicidad!

32 »Querido jovencito,
¡escúchame bien!
Dios te bendecirá
si sigues mis consejos.
33 Acepta mis enseñanzas;
no las rechaces.
¡Piensa con la cabeza!
34 Si todos los días
vienes a mi casa
y escuchas mis enseñanzas,
Dios te bendecirá.
35 Los que me encuentran,
encuentran también la vida
y reciben bendiciones de Dios;
36 pero los que me ofenden
ponen su vida en peligro;
odiarme es amar la muerte».

La sabiduría y la ignorancia

La sabiduría hizo una casa
y le puso siete columnas labradas.
Hizo además una fiesta,
en la que ofreció el mejor vino.
Una vez puesta la mesa,
mandó mensajeras
a la parte alta de la ciudad,
para que desde allí gritaran:

«Jovencitos sin experiencia,
ya que les falta entendimiento,
vengan conmigo.
Vengan a gozar de mi banquete;
beban del vino que he preparado.
Si realmente quieren vivir,
déjense de tonterías
y actúen con inteligencia.

»Si corriges a los burlones,
sólo ganarás que te insulten;
si reprendes a los malvados,
sólo te ganarás su desprecio.
No reprendas a los burlones,
o acabarán por odiarte;
mejor reprende a los sabios,
y acabarán por amarte.
Educa al sabio,
y aumentará su sabiduría;
enséñale algo al justo,
y aumentará su saber.

10 »Todo el que quiera ser sabio
que comience por obedecer a Dios;
conocer al Dios santo
es dar muestras de inteligencia.
11 Yo, la sabiduría,
te daré muchos años de vida.
12 Si eres sabio,
tú eres quien sale ganando;
pero si eres malcriado,
sufrirás las consecuencias».

13 La ignorancia es escandalosa,
tonta y sinvergüenza.
14 Cuando está en su casa,
se sienta a la entrada misma;
cuando está en la ciudad,
se sienta donde todos la vean,
15 y llama a los distraídos
que pasan por el camino:

16 «Jovencitos inexpertos,
faltos de entendimiento,
¡vengan conmigo!
17 ¡No hay nada más sabroso
que beber agua robada!
¡No hay pan que sepa tan dulce
como el que se come a escondidas!»
18 Pero estos tontos no saben
que esa casa es un cementerio;
¡no saben que sus invitados
ahora están en el fondo de la tumba!

2 Corintios 3

Una nueva forma de relacionarnos con Dios

No decimos todo esto para hablar bien de nosotros mismos. Tampoco necesitamos presentarles cartas que hablen bien de nosotros, ni les pedimos que ustedes las escriban para que se las presentemos a otros. Algunos sí las necesitan, pero nosotros no. 2-3 Todos pueden ver claramente el bien que Cristo ha hecho en la vida de ustedes. Para que la gente hable bien de nosotros, sólo tiene que fijarse en ustedes. Porque ustedes son como una carta que habla en favor nuestro. Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos. No la escribió en piedra, ni con tinta, sino que la escribió con el Espíritu del Dios vivo. Y esa carta está a la vista de todos los que la quieran leer.

Por medio de Cristo, Dios nos asegura que todo eso es cierto. Pero nosotros no somos capaces de hacer algo por nosotros mismos; es Dios quien nos da la capacidad de hacerlo. Ahora Dios nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena a muerte al pecador, pero el Espíritu de Dios da vida.

7-9 Dios escribió la ley en tablas de piedra, y se la entregó a Moisés. Aquel momento fue tan grandioso, que la cara de Moisés resplandecía. Y el resplandor era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, ese brillo pronto iba a desaparecer.

Si la entrega de esa ley fue tan grandiosa, el anuncio de la salvación será más grandioso todavía. Porque esa ley dice que merecemos morir por nuestros pecados. Pero gracias a lo que el Espíritu Santo hizo en nosotros, Dios nos declara inocentes. 10 ¡Y eso es mucho más grandioso que lo que hace la ley! 11 Y si fue gloriosa la ley que iba a desaparecer, mucho más gloriosa es la buena noticia que anuncia la salvación eterna.

12 Tan seguros estamos de todo esto, que no nos da miedo hablar. 13 No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran que el brillo de su cara se iba apagando. 14-15 Ellos nunca entendieron esto. Por eso hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, no lo entienden. Es como si su entendimiento estuviera cubierto con un velo. Sólo Cristo puede ayudarlos a entender.

16 Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento! 17-18 Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.