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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
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Salmos 23-25

Salmo de David.

23 JEHOVÁ es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará yacer:

Junto á aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma;

Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,

No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo:

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores:

Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida:

Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Salmo de David.

24 DE Jehová es la tierra y su plenitud;

El mundo, y los que en él habitan.

Porque él la fundó sobre los mares,

Y afirmóla sobre los ríos.

¿Quién subirá al monte de Jehová?

¿Y quién estará en el lugar de su santidad?

El limpio de manos, y puro de corazón:

El que no ha elevado su alma á la vanidad,

Ni jurado con engaño.

Él recibirá bendición de Jehová,

Y justicia del Dios de salud.

Tal es la generación de los que le buscan,

De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. (Selah.)

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.

¿Quién es este Rey de gloria?

Jehová el fuerte y valiente,

Jehová el poderoso en batalla.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,

Y alzaos vosotras, puertas eternas,

Y entrará el Rey de gloria.

10 ¿Quién es este Rey de gloria?

Jehová de los ejércitos,

Él es el Rey de la gloria. (Selah.)

Salmo de David.

25 A TI, oh Jehová, levantaré mi alma.

Dios mío, en ti confío;

No sea yo avergonzado,

No se alegren de mí mis enemigos.

Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será confundido:

Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;

Enséñame tus sendas.

Encamíname en tu verdad, y enséñame;

Porque tú eres el Dios de mi salud:

En ti he esperado todo el día.

Acuérdate, oh Jehová, de tus conmiseraciones y de tus misericordias,

Que son perpetuas.

De los pecados de mi mocedad, y de mis rebeliones, no te acuerdes;

Conforme á tu misericordia acuérdate de mí,

Por tu bondad, oh Jehová.

Bueno y recto es Jehová:

Por tanto él enseñará á los pecadores el camino.

Encaminará á los humildes por el juicio,

Y enseñará á los mansos su carrera.

10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,

Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,

Perdonarás también mi pecado; porque es grande.

12 ¿Quién es el hombre que teme á Jehová?

Él le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Su alma reposará en el bien,

Y su simiente heredará la tierra.

14 El secreto de Jehová es para los que le temen;

Y á ellos hará conocer su alianza.

15 Mis ojos están siempre hacia Jehová;

Porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame, y ten misericordia de mí;

Porque estoy solo y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado:

Sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mi trabajo:

Y perdona todos mis pecados.

19 Mira mis enemigos, que se han multiplicado,

Y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma, y líbrame:

No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

21 Integridad y rectitud me guarden;

Porque en ti he esperado.

22 Redime, oh Dios, á Israel

De todas sus angustias.

Hechos 21:18-40

18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros á Jacobo, y todos los ancianos se juntaron;

19 A los cuales, como los hubo saludado, contó por menudo lo que Dios había hecho entre los Gentiles por su ministerio.

20 Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:

21 Mas fueron informados acerca de ti, que enseñas á apartarse de Moisés á todos los Judíos que están entre los Gentiles, diciéndoles que no han de circuncidar á los hijos, ni andar según la costumbre.

22 ¿Qué hay pues? La multitud se reunirá de cierto: porque oirán que has venido.

23 Haz pues esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen voto sobre sí:

24 Tomando á éstos contigo, purifícate con ellos, y gasta con ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.

25 Empero cuanto á los que de los Gentiles han creído, nosotros hemos escrito haberse acordado que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo que fue sacrificado á los ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación.

26 Entonces Pablo tomó consigo aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, hasta ser ofrecida ofrenda por cada uno de ellos.

27 Y cuando estaban para acabarse los siete días, unos Judíos de Asia, como le vieron en el templo, alborotaron todo el pueblo y le echaron mano,

28 Dando voces: Varones Israelitas, ayudad: Este es el hombre que por todas partes enseña á todos contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y además de esto ha metido Gentiles en el templo, y ha contaminado este lugar santo.

29 Porque antes habían visto con él en la ciudad á Trófimo, Efesio, al cual pensaban que Pablo había metido en el templo.

30 Así que, toda la ciudad se alborotó, y agolpóse el pueblo; y tomando á Pablo, hiciéronle salir fuera del templo, y luego las puertas fueron cerradas.

31 Y procurando ellos matarle, fué dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalem estaba alborotada;

32 El cual tomando luego soldados y centuriones, corrió á ellos. Y ellos como vieron al tribuno y á los soldados, cesaron de herir á Pablo.

33 Entonces llegando el tribuno, le prendió, y le mandó atar con dos cadenas; y preguntó quién era, y qué había hecho.

34 Y entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra: y como no podía entender nada de cierto á causa del alboroto, le mandó llevar á la fortaleza.

35 Y como llegó á las gradas, aconteció que fué llevado de los soldados á causa de la violencia del pueblo;

36 Porque multitud de pueblo venía detrás, gritando: Mátale.

37 Y como comenzaron á meter á Pablo en la fortaleza, dice al tribuno: ¿Me será lícito hablarte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?

38 ¿No eres tú aquel Egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?

39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre Judío, ciudadano de Tarso, ciudad no obscura de Cilicia: empero ruégote que me permitas que hable al pueblo.

40 Y como él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho grande silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:

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