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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Crónicas 13-14

Abías, rey de Judá

(1 R 15:1-7)

13 Abías comenzó a reinar en Judá en el año 18 del reinado de Jeroboán. Gobernó tres años en Jerusalén. Su mamá era Micaías, hija de Uriel de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y Jeroboán. Abías enfrentó a Jeroboán con una fuerza armada de 400 000 soldados, y Jeroboán desplegó un ejército de 800 000 soldados.

Abías se ubicó en el monte Zemarayin, que está en la región montañosa de Efraín, y gritó:

«¡Escúchenme, Jeroboán y todo Israel! ¿No saben ustedes que el SEÑOR Dios de Israel les dio a David y a sus hijos la autoridad para reinar sobre Israel para siempre mediante un pacto de sal[a]? Sin embargo, Jeroboán hijo de Nabat, que era servidor de Salomón hijo de David, se rebeló contra él. Él, junto con otros hombres ociosos y perversos, se impuso contra Roboán hijo de Salomón, quien por ser un joven inexperto no pudo hacerles frente.

»Ahora ustedes se han propuesto resistir la autoridad del SEÑOR, la cual está en manos de los descendientes de David. Se han envalentonado por ser muchos y porque tienen los becerros de oro que Jeroboán les puso como dioses. ¿Acaso no expulsaron a los sacerdotes del SEÑOR, a los descendientes de Aarón y a los levitas? ¿Acaso no nombraron a sus propios sacerdotes como hacen los pueblos paganos? ¿No es verdad que consagran como sacerdote de los que no son dioses a cualquiera que tenga para pagar el precio de un becerro y siete carneros?

10 »Pero nosotros, en cambio, no hemos abandonado al SEÑOR, porque él es nuestro Dios. Los sacerdotes que sirven ante el SEÑOR son descendientes de Aarón y los que hacen el trabajo del templo son levitas. 11 Ellos ofrecen al SEÑOR, cada mañana y cada tarde, los sacrificios que deben quemarse completamente y el incienso. Además, cada tarde colocan sobre la mesa limpia las hileras de pan consagrado y encienden las lámparas del candelabro de oro. Es que nosotros mantenemos el culto al SEÑOR nuestro Dios, y en cambio ustedes lo han rechazado. 12 Fíjense que al frente de nosotros están Dios y sus sacerdotes. Las trompetas están listas para dar la orden de ataque contra ustedes. Así que, israelitas, ¡No peleen contra el SEÑOR, Dios de sus antepasados, porque no tendrán éxito!»

13 Entre tanto, Jeroboán preparó una emboscada y dio un rodeo con parte de su fuerza para atacarlos tanto de frente como por la retaguardia. 14 Cuando los de Judá vieron hacia atrás, se dieron cuenta de ello, pero era demasiado tarde, estaban rodeados. Entonces clamaron al SEÑOR y los sacerdotes tocaron las trompetas. 15 Cuando los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios mismo atacó a Jeroboán y a todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Israel se retiró, y Dios le dio la victoria a Judá. 17 Abías contraatacó con su ejército y los derrotó. Les ocasionó muchas bajas a las fuerzas de Israel, pues mató 500 000 soldados selectos de Israel. 18 Así que en esa ocasión los israelitas fueron derrotados, y los de Judá ganaron porque dependieron del SEÑOR, Dios de sus antepasados.

19 Abías persiguió a Jeroboán y le quitó en esa batalla las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín con sus respectivas aldeas. 20 Durante el reinado de Abías, Jeroboán ya no pudo recuperar su poderío y, finalmente, el SEÑOR lo hirió gravemente y murió. 21 Por su parte, Abías se hizo cada vez más fuerte. Él tuvo 14 esposas, 22 hijos y 16 hijas. 22 El resto de la historia de Abías, su vida y sus obras, está escrito en el comentario que hizo el profeta Idó.

Asá, rey de Judá

(1 R 15:8-12)

14 Cuando Abías murió, lo sepultaron en el lugar donde estaban sepultados sus antepasados en la Ciudad de David. Su hijo Asá reinó en su lugar y el país disfrutó de paz durante diez años.

Asá hizo lo que el SEÑOR su Dios consideraba bueno. Quitó los altares de culto extraño y los santuarios sobre las colinas. Despedazó las piedras sagradas y cortó en pedazos los postes de Aserá. Le ordenó a Judá que siguiera al SEÑOR, Dios de sus antepasados, y que hiciera lo que decían sus leyes y mandamientos. Obligó a todas las ciudades de Judá a quitar los santuarios sobre las colinas y los lugares donde quemaban incienso. Hubo paz durante su reinado. Asá aprovechó que el país estaba en paz y no hubo guerra en aquellos años, porque el SEÑOR le dio descanso y construyó en Judá ciudades fortificadas. Le dijo a Judá: «Fortifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, pongámosles torres, puertas y barras mientras tengamos oportunidad, porque hemos estado siguiendo al SEÑOR nuestro Dios y él nos dio paz en todas nuestras fronteras». Así que emprendieron la obra y la llevaron a feliz término.

Asá tuvo un ejército de 300 000 soldados de Judá, armados con escudos y lanzas, y 280 000 soldados de Benjamín, armados con escudos pequeños y arcos. Todos ellos eran soldados valientes.

Zera el etíope marchó contra ellos con un ejército de 1 000 000 de hombres y 300 carros, llegando hasta Maresá. 10 Asá le salió al encuentro con su ejército y se dispuso para la batalla en el valle de Sefata en Maresá. 11 Asá le pidió así ayuda al SEÑOR su Dios: «SEÑOR, para ti no importa si somos muchos o somos pocos cuando decides ayudarnos. Por tanto, ayúdanos, SEÑOR, Dios nuestro, porque confiamos en ti y en tu nombre vamos contra este ejército numeroso. Tú, SEÑOR, eres nuestro Dios, no permitas que ningún ser humano te oponga resistencia».

12 El SEÑOR derrotó a los etíopes delante de Asá y de Judá, y los etíopes huyeron, 13 pero Asá y el ejército los persiguieron hasta Guerar y murieron tantos que no pudieron reorganizar su ejército, el cual quedó totalmente destruido ante el SEÑOR y su ejército. Los de Judá se llevaron un botín grande y valioso, 14 saquearon las ciudades cerca de Guerar. El terror del SEÑOR se apoderó de ellas y los de Judá se llevaron mucho botín de aquellas ciudades. 15 También atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas y camellos. Después de eso regresaron a Jerusalén.

Juan 12:1-26

Una mujer echa perfume sobre Jesús

(Mt 26:6-13; Mr 14:3-9)

12 Seis días antes de la Pascua Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, el hombre que Jesús había resucitado de la muerte. Allí le prepararon una comida y Marta servía. Lázaro era uno de los hombres que estaban con él a la mesa. Luego María tomó casi medio litro de perfume en aceite muy caro, hecho de nardo puro. Derramó el aceite en los pies de Jesús y los secó con su cabello. La casa se llenó con el olor del perfume en aceite.

Judas Iscariote, uno de los seguidores de Jesús, el que después lo traicionaría, dijo:

—¿Por qué no se vendió ese perfume que vale tanto como el salario de un año[a], y se les dio el dinero a los pobres?

Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón. Él tenía a su cargo la bolsa del dinero y se robaba lo que había adentro. Entonces Jesús dijo:

—No la molestes. Deja que haga esto como preparación para el día de mi entierro. Pues siempre tendrán a los pobres con ustedes,[b] pero no siempre me tendrán a mí.

El plan en contra de Lázaro

La gran multitud de judíos supo que Jesús estaba en Betania, y fueron a ver a Jesús y también a Lázaro, al que Jesús había resucitado. 10 Entonces los jefes de los sacerdotes hicieron planes para matar también a Lázaro, 11 pues por causa de Lázaro muchos judíos los dejaban y estaban creyendo en Jesús.

Jesús entra a Jerusalén

(Mt 21:1-11; Mr 11:1-11; Lc 19:28-40)

12 Al día siguiente, la gran multitud que había venido a la fiesta oyó que Jesús iba a venir a Jerusalén. 13 (A)Tomaron ramas de los árboles y salieron a recibirlo, gritando:

—¡Viva el Salvador![c]
    ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel![d]

14 Jesús encontró un burro y se montó en él, como está escrito:

15 (B)«No temas gente de Sion[e].
    Mira, viene tu rey montado en un burro».[f]

16 Al principio sus seguidores no entendían nada de esto, pero cuando Jesús fue llevado de vuelta a su esplendor en el cielo, cayeron en cuenta de que esto estaba escrito acerca de él y que ellos lo habían hecho para él.

17 Había mucha gente cuando Jesús le dijo a Lázaro que saliera del sepulcro y lo resucitó de la muerte. Ellos les contaban a los demás lo que había pasado. 18 Por eso la multitud salió a recibirlo. Había escuchado que Jesús era el que había hecho la señal milagrosa. 19 Entonces los fariseos se decían entre sí: «Miren, ¡todo el mundo lo sigue! Así y todo, no hay nada que hacer».

Jesús habla sobre su muerte

20 Algunos de los que tenían la costumbre de ir a adorar en la fiesta de la Pascua eran griegos. 21 Ellos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron:

—Señor, queremos ver a Jesús.

Felipe vino a contarle eso a Andrés, y 22 los dos fueron y se lo dijeron a Jesús. 23 Él les contestó:

—Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre reciba honor. 24 Te digo la verdad: si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, sigue siendo el mismo grano. Pero si cae en la tierra y muere, produce muchos granos. 25 El que ama su vida, la perderá, pero el que no se aferre a su vida en este mundo, la salvará. Tendrá vida para siempre. 26 El que quiera servirme, que me siga. Donde yo esté, allí también estará mi siervo. Al que me sirva, el Padre lo honrará.

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